Mientras escribo estas líneas, una multitud de manifestantes se agolpan frente a la casa del gobernador de Chubut, Mario Arcioni, para exigirle su renuncia. A primeras horas de la mañana, la Legislatura en una sesión extraordinaria, realizada de manera virtual, dio marcha atrás de su propia decisión, con la cual había dado forma al proyecto de explotación minera en la zona de Telsen y Gastre.
Hace una semana, la Legislatura con voto dividido había promulgado un proyecto presentado por Arcioni, para reglamentar la explotación minera a cielo abierto que permitiría la extracción de plata, plomo y cobre. Aquella sesión pretendió pasar inadvertida, pero el pueblo se hizo oír y con justa causa se abalanzó sobre las calles y sobre las instituciones que, en esta ocasión, no los representa.
Arcioni, ahora con el rabo entre las patas, pretende llamar a un plebiscito para tomar contacto con la voluntad del pueblo. Este se podría desarrollar en los próximos 180 días. Mientras tanto la provincia, que vio más de un edificio arder, continúa en las calles cortando rutas, ocupando plazas y demostrando visiblemente su postura respecto a la megaminería. Postura que tiene más de 20 años, postura que había sido asumida durante el plebiscito de mayo del 2003, postura que el propio gobernador había asumido durante la campaña electoral. Postura que el pueblo, ante la traición del gobernador y de los legisladores, tuvo que defender a costa de la sangre, a costa de poner en riesgo la institucionalidad.
“Respeto profundamente a quienes se han manifestado pacíficamente estos días y quiero pedirles de abrir una ventana de tiempo durante la cual nos demos una oportunidad. La oportunidad de pensar cómo damos trabajo a quienes no lo tienen, cómo generamos inversiones para industrializar nuestra producción, con qué recursos mejoramos nuestra educación, nuestra seguridad y nuestra salud”, salió a defenderse Arcioni. Desde distintos círculos se intenta dilatar el tiempo, y dar lugar a que las cosas se enfríen. Mientras la gente pide la derogación de la ley promovida, otros sectores hablan de “suspender” las medidas.
Este Arcioni, no parece ser el mismo que había dicho: “Jamás doy un paso atrás en la vida cuando estoy convencido de lo que hice”. Me pregunto a qué se referiría, si a la decisión respecto de un proyecto económico, o a la decisión de traicionar al pueblo.
Mientras, la decisión de la legislatura por derogar la normativa, por ellos mismos aprobada, fue unánime. En menos de seis días, los legisladores dieron marcha atrás. ¿Sera este tiempo suficiente como para recapacitar sobre los pros y contras del proyecto? ¿O solamente dieron marcha atrás porque tenían miedo de terminar el año como en aquel 2001, cuando la gente golpeaba cacerolas pidiendo “que se vayan todos”?
Lo cierto es que la gente no da marcha atrás. Lo cierto es que quedó evidenciada la ineptitud del gobierno ¿Solo cuando se prendía fuego la provincia se dieron cuenta de cuál era la voluntad del pueblo? ¿Qué sentido tiene un plebiscito ahora? ¿Quiénes asesoran al gobernador? ¿Quiénes, sino él mismo, deberán dejar sus puestos? En Chubut, por el momento gobierna la traición, ¿gobernará también la vergüenza?
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*Foto de portada: limite42.com
*Foto 2: canalabierto.com.ar