Sábado 27 Abril 2024
georges almendrasPor Jean Georges Almendras-30 de noviembre de 2020

Con un marcado e inequívoco acento de un incondicional apoyando la causa del pueblo palestino, Eduardo Galeano escribía hace algunos años que para “justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos”.

Sus palabras irritaron a algunas cabezas pero merecieron el reconocimiento de muchas más. La pluma mordaz del escritor uruguayo abogaba por el pueblo que desde 1948 vive condenado a humillación perpetua.

“No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006”, continuaba diciendo Galeano. Dichos proféticos, porque lo que pasa hoy en tierra palestina, es eso precisamente.

Ahora mismo, que escribimos, puede estar pasando que balas de los miembros de las fuerzas de ocupación estén segando vidas, mutilando brazos, sacando ojos o encerrando personas en prisiones donde se amontonan almas, cuyo único pecado fue y es, rebelarse, resistirse o enfrentar a los uniformados que son los sicarios de un imperio. El imperio del terror que ignora leyes internacionales, acuerdos, convenios, derechos y libertades.

“Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho. Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros”, decía también Galeano, como un mantra que después se siguió oyendo de muchas  bocas más, hasta nuestros días.

En el Foro “Derribando Muros” en el que Galeano seguramente no habría sido un ausente (de haber seguido físicamente entre nosotros) sino más bien un “sentipensante” más presente que nunca, redoblando su fuerte acento activista y militante, expresamos que el tema Palestina “es una cuenta pendiente de la humanidad, porque como  humanidad del 2020 somos todos testigos de una situación verdaderamente degradante para la comunidad israelí que está en el poder. No el pueblo israelí propiamente, sino quienes están en el poder: la doctrina sionista, la política sionista, que es la que en definitiva tiene la sartén por el mango desde el año 1948 hasta hoy, que estamos realizando y participando de este evento. Y este evento, lamentablemente –por cuanto es altamente positivo- visibiliza que una comunidad internacional es descomunalmente indiferente”.

Indiferente a episodios (uno más de tantos) como el que relató Jamil El Sadi en un tramo de su tarea de moderador del Foro, refiriéndose a su primo Raed, baleado por militares israelíes el 19 de octubre de 2019.

“Mi primo fue asesinado por dos soldados israelíes. Raed fue al check-point, donde están las puertas de tránsito entre Israel y Palestina. Un lugar que está fuertemente militarizado. Esto fue por una tradición familiar, de recolección de aceitunas. Raed estaba recolectando aceitunas para llevarle a su abuela. En el check-point, él le deja las aceitunas a su prima, que vive del lado israelí junto con su abuela. Ellas vivían allí cuando los colonos usurparon la zona, por tal motivo son consideradas ciudadanas árabes-israelíes. Cuando Raed se alejaba del check-point, dos militares le gritaron en hebreo. Raed no entendió, ya era de noche, quizás estaría asustado. Cuando se dio vuelta le dieron varios tiros. La crueldad es que lo dejaron morir desangrado por horas. Esto está filmado. El padre de Raed gritaba ante la escena, pero no podía acercarse porque tendría el mismo destino. Cuando todo terminó, horas más tarde, le pusieron una bolsa de residuos encima del cuerpo de Raed, para cubrirlo. Hasta ahora no le devolvieron el cuerpo a mi familia. Israel no permite que las familias de sus víctimas realicen un funeral digno. El pueblo palestino no tiene dignidad, no les son respetados los derechos humanos, ni en vida, ni en muerte”.

Eduardo Galeano habría escrito sobre Raed; Vittorio Arrigoni, también lo habría acompañado con un texto, seguramente sumando además un acto de resistencia en tierra palestina.

Ya no están esos dos grandes luchadores, pero estamos nosotros, que aunque no les alcanzamos en grandeza, procuraremos igualarlos, para que entre todos podamos lograr una Palestina libre, no sin antes derribar muros, destrozar impunidades, recuperar tierras y derechos, y entre otras cosas, llevar a las cárceles a los criminales que asesinan esperanzas y vidas palestinas.

Tal como asesinaron a Raed, de ocho tiros.

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*Foto de Portada: Our Voice: Jamil y Karin El Sadi, visitando Palestina, junto a su primo Raed, en una de sus últimas fotos antes de ser asesinado por los sicarios del Estado de Israel (Raed está en la parte inferior, a la izquierda)