Después del decretazo y en medio de los cacerolazos, un poco de paranoia no viene mal. Algunos dirán que exagero, que es una sobreactuación, que tales conjuras no existen, pero… ¿si existen? ¿Acaso no estamos hoy en medio de un golpe de Estado? Y cuando uno ve que el Presidente va a La Bombonera a votar a quien, siendo candidato, desertó del comicio, cuando la AFI y los demás servicios sabían que sería silbado e insultado; que seguidamente voló a Bahía Blanca sin tener consigo siquiera un mísero bocadillo para responder a las inquietudes de los periodistas y ciudadanos de una ciudad devastada por el peor vendaval en lo que va del siglo, no cabe si no pensar que el Presidente está siendo empujado al precipicio por quienes lo aconsejan o aconsejan a su Jefe, su hermana y adláter.
No sé quién está detrás de “La revolución cultural”, pero comparto con él o ella la sospecha que tiene acerca de los próximos pasos de nuestros enemigos mortales. Es más, por momentos sospecho que puede haberse quedado corto: vean mi apostilla luego del texto:
“El que observa el reverso de la trama no mira la escena: se pregunta por qué demonios hay una cámara ahí. Esa es la clave. ¿Para qué fotografiar y filmar al presidente mirando unas pantallas de monitoreo de la calle? ¿No puede hacerlo discretamente? Es más: ¿Por qué difunde el propio gobierno esas imágenes, ¿cuál es el fin de exponer eso frente a la vista de la opinión pública? No es novedad que un presidente vigile la calle cuando hay una manifestación, todos los presidentes siguen esos eventos con atención. La novedad es que se los vea haciendo eso, nunca se los ve. Ahí está, cuando Ud. se hizo esas preguntas ya dio el primer paso hacia la resolución en el reverso de la trama de lo que se presenta como un misterio. No es ningún misterio, es sencillo: Milei está actuando, está representando un personaje y dicho personaje es el del forro al que otros usan y luego descartan*. Lo van a dejar sentado ahí hasta que haga el reseteo de la Argentina en sus finanzas e imponga las reformas antipáticas con las que ningún dirigente quiere quedarse pegado. Y cuando termine de hacer eso ponen una multitud -pero una multitud en serio, no ocho troscos- en las calles y lo fletan. Milei quedó hoy al borde de ser fletado, que es donde sus titiriteros quieren que esté. Cuando pase el que sigue las reformas ya estarán hechas y las finanzas estarán saneadas. Con el hambre del pueblo, claro, pero estará todo hecho al fin. Y el que sigue no tendrá que hacer cosas antipáticas. El que sigue será un héroe al que nadie se atreverá a presentar oposición durante los primeros años de su régimen. El que sigue es el hegemón. En el régimen del hegemón vendrá naturalmente el estatuto legal del coloniaje, que es el objetivo de todo esto. Es un calco de Menem después de la catástrofe alfonsinista. La imagen de Milei monitoreando la calle ya quedó instalada y se utilizará cuando llegue la hora de fletarlo. Es la imagen que querían de Fernando de la Rúa en 2001 y no supieron producir en ese momento. Pero esta vez no se les escapó. La vaca está atada”.
Al ponerse visiblemente al frente de la represión a una manifestación pacífica de mediano porte por parte de la Policía Federal y la Gendarmería Nacional, el presidente copió la escena con la que en su momento el presidente ucraniano Volodimír Zelenski hizo registrar para hacer ver que tenía el control de la guerra con Rusia, al que ya había imitado al copiarle la vestimenta (un uniforme como los del ejército estadounidense) al ir a Bahía Blanca. ¿Nadie le advirtió cuan ridículo es poner a los trotsquistas argentinos en el lugar de las tropas rusas? ¿Nadie le advirtió que Zelensky es un cómico que perdió la guerra? ¿que una parte importante, acaso decisiva, del establishment de Washington, estudia como deshacerse de él?
Respecto al texto arriba transcripto, la realidad puede ser mucho peor. Voy a comprar a la pollería de Fabián, que, aunque no conoce el texto, es muy perspicaz. Le digo que me parece posible que a Milei el poder real se lo saque de encima una vez que termine de hacer la tarea sucia, que lo declare inhábil, insano. Fabián me dice que soy muy optimista, porque si fuera así, el peronismo estaría a un paso de volver al gobierno, y que eso no va a pasar. Que teme que a Milei lo maten, le peguen un corchazo y le echen la culpa al peronismo y la izquierda; de modo que asuma Villarroel, ese Videla con polleras, y gobierne con determinado consenso, como el que inicialmente tuvo Videla, y una vez reemplazado el incinerado Caputo por algún émulo de Martínez de Hoz, impulse una política como la de la dictadura, aunque sin secuestrar y desaparecer personas, al menos inicialmente.
Lo que en principio está claro es que el objetivo de Milei es destruir el Estado desde su cima, dejando a la Argentina inerme ante la voracidad sin límites de las grandes transnacionales que saquearán de nuestros recursos naturales.
(*) Gentileza de Juan José Salinas
Foto: Pájaro Rojo