Sábado 11 Mayo 2024

Tardío y ambiguo apoyo por ataque y éxodo de la población de Nagorno-Karabaj

Parcial y tibia pronunciación de la cancillería oriental, ante el éxodo de armenios en la región de Nagorno-Karabaj. La acción con cierto grado de indulgencia hacia los ataques azeríes tuvo duras críticas de actores políticos.

“Poco feliz la declaración. Se formulan exhortaciones ‘a las partes’, como si fueran dos bandos en pie de igualdad, cuando lo que hay es un gobierno que amenaza los derechos humanos de una parte de la población; lo único que cabe es exigirle a ese gobierno que respete esos derechos”, disparó el diputado colorado Ope Pasquet. Dicha publicación también había sido compartida por la diputada de Cabildo Abierto Elsa Capillera, entre otros legisladores.

El polémico comunicado de cancillería, difundido En las últimas horas, expresó que “el gobierno uruguayo ha seguido con preocupación el agravamiento de la situación en Nagorno-Karabaj y el desplazamiento de la población de origen armenio, con la que Uruguay siempre ha mantenido lazos de sólida amistad”.

“Uruguay se suma al llamado de múltiples actores de la comunidad internacional para el cese inmediato de la violencia. Es impostergable el diálogo y la adopción de medidas de fomento de la confianza entre el gobierno de Azerbaiyán y los pobladores de origen armenio de Nagorno- Karabaj, que permitan garantizar su salida y retorno al territorio bajo completas condiciones de seguridad”, completaba el pronunciamiento.

El 19 de setiembre, Azerbaiyán acometió una incursión militar de 24 horas contra la comunidad armenia, y tras un alto el fuego negociado al día siguiente, se permitió a los refugiados salir a través del pequeño corredor de Lachín, que conecta dicho territorio con Armenia.

“Estos no podrán volver a respirar allí. En este momento, acabamos de terminar el trabajo”. Estas fueron expresiones del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, según contó este último mandatario en el marco de la 78ª Asamblea General de las Naciones Unidas, la semana pasada. Horas antes, de que las fuerzas armadas azeríes alcanzaran dicha avanzada militar contra la población civil armenia, cuyo saldo arrojó un saldo de 200 personas asesinadas y el doble de heridas, además aún se desconoce el paradero de decenas de personas.

Vale recordar a estas alturas que en 2020 fue el mismo Erdogán que prometió “terminar con la misión que nuestros antepasados han llevado a cabo durante siglos en el Cáucaso”, en clara referencia al genocidio armenio de 1915.

¿Y todo esto tiene un por qué? Lo cierto es que la comunidad armenia se negó a convivir con autoridades que ya habían demostrado tener condiciones de alto corte fascista. La resultante

desemboca en un decreto firmado en tiempo récord que establece que la República de Nagorno- Karabaj va a “dejar de existir” a partir del 1º de enero de 2024.

Mientras tanto las naciones europeas alegan demencia temporal frente a los ribetes genocidas de los azeríes, siempre y cuando lleguen a buen puerto los 8.000 millones de metros cúbicos de gas que ese país suministra al viejo continente por año. Algo más que bienvenido luego de sufrir enormes pérdidas en el suministro ruso por el conflicto con Ucrania.

En otro capítulo de la historia, llegó a la zona, este domingo, una caballeresca misión de la ONU para "evaluar" la situación humanitaria de un enclave desierto. Sus casi 120.000 habitantes ya se encuentran bajo el amparo de la capital armenia, cuyos funcionarios denunciaron que Azerbaiyán lleva a cabo una “limpieza étnica”, ante lo cual Bakú replica que no fuerza a los armenios a marcharse, pero insiste en que los que se queden en Nagorno Karabaj deben acatar la legislación azerbaiyana, con sus derechos y obligaciones.

Entonces este dramático cuadro, termina siendo un bucle infinito que involucra, odios religiosos e intereses sobre los recursos estratégicos, a pesar de que algunos expertos coinciden de que ninguna de las razones anteriores constituye la génesis de la disputa, sino que obedece pura y exclusivamente a una lucha por el poder regional, que puede desembocar en un conflicto igual o mayor al que hoy están transitando Ucrania y Rusia.

Algo factible de entender es que luego de estar 10 meses bloqueados, la comunidad de habitantes que en su mayoría practican la ortodoxia católica, tuvieron que comenzar forzosamente su camino hacia el exilio, otra vez, como hace más de 100 años. Un pueblo que prosperó en esos hermosos paisajes montañosos desde al menos el 200 a.c. y que hoy se ve obligado a romper con su historia, al grito de expresiones como “si se quedan, los vamos a matar en sus propias casas”.

Volviendo hacia Uruguay, también la senadora del Frente Amplio Liliam Kechichian puso lupa sobre el comunicado del gobierno uruguayo, manifestando que lo expresado por la Cancillería “llega muy tarde y se abstiene de condenar la acción azerí contra la población armenia de Artsaj”.

La legisladora perteneciente a dicha comunidad Euro-asiática también se lamentó con “mucha tristeza que Uruguay abandone su tradicional postura en defensa del pueblo armenio”. Por eso, haciéndonos eco de estas apelaciones, nos preguntamos desde esta redacción, ¿cuánto quedó de aquel país que en 1965 tuvo las agallas para ser el precursor de la proclama contra el genocidio de 1915? ¿Cuáles son las motivaciones para no pronunciarse debidamente contra la consecución de ese plan de exterminio?

A ustedes lectores les dejamos las debidas reflexiones.

Foto: gub.uy