Jueves 16 Mayo 2024

Ya van un poco más de 17 días. Día tras otro, se vive un virulento bombardeo israelí sobre una población civil palestina, indefensa, vulnerable íntegramente, sobreviviendo errante y desplazada -cerca de un millón y medio de seres humanos- en la Franja de Gaza. Muerte, heridos, y destrucción de viviendas. Viviendas, hospitales repletos de pacientes de todas las edades, niños en su mayoría, e iglesias con refugiados desesperados, que ven con horror, como se derrumban los edificios sobre ellos, dejando un saldo de muerte y heridos, indescriptible, basta ver las imágenes que se divulgan por todo el mundo. Imágenes que no constituyen daños colaterales (como algunos inescrupulosos van diciendo por ahí), sino más bien, crímenes de guerra. Como los crímenes de guerra que también han cometido, el pasado 7 de octubre, los extremistas de Hamas que irrumpieron en territorios ocupados por israelíes, causando igualmente muerte y el terror de civiles a su merced. Extremistas (de dudosa procedencia y bandera), que, aclararlo, no hacen parte del pueblo palestino, hoy masacrado furiosamente por el poderío militar del Estado de Israel, mismo a espaldas del pueblo judío, que seguramente no es consciente de la gravedad de la respuesta que está dando su primer ministro Netanytahú.

Y en medio de ese aquelarre causado por el hombre fuerte de Israel, embebido de odio al pueblo palestino, debemos destacar, y honrar, a los profesionales de la medicina, con vocación de servicio -estamos hablando en la Franja de Gaza, vale la pena recalcarlo- que no bajan los brazos para ser héroes cotidianos. Hablo de los paramédicos de los hospitales y de las ambulancias, que no conocen horas de descanso, para aliviar los sufrimientos de los miles de pacientes que atienden. Esas atenciones en ocasiones realizadas en condiciones precarias, en medio de los desgarradores gritos de los heridos, en su gran mayoría niños. Niños y bebés de pocos días, sufriendo terribles dolores en el físico, padeciendo traumas emocionales inenarrables, miedo, y desesperanza. Paramédicos que sienten impotencia de ver ante sus ojos, cómo en cuestión de segundos, muchas vidas de familias enteras cambian. Paramédicos, enfermeras, cirujanos y voluntarios que segundo a segundo no hacen más que recibir heridos llegando apiñados en ambulancias procedentes de diferentes lugares, muchas veces para salvarles la vida y muchas veces para verlos morir en sus brazos, ya sea por la gravedad de sus heridas, por la falta de recursos para prestarles la debida asistencia o sencillamente porque los socorros llegaron tardíamente y es la muerte la que triunfa y causa estragos, en medio de indescriptibles lamentos y llantos.

Todas estas imágenes recorren el mundo, catapultándonos a la más dura exigencia que se puede plantear al Estado de Israel, desde donde nos encontramos y desde diferentes países, de Europa y de Latinoamérica. Exigencias dirigidas a que se detenga un ataque terrestre, a que se admita el ingreso de ayuda humanitaria a la franja de Gaza, y a que se detenga un genocidio en curso, voraz y criminal .

Según datos aportados, de fuentes ubicadas en la Franja de Gaza, han sido asesinados cerca de 2.005 niños palestinos y la agresión de la ocupación israelí ya ha ocasionado la friolera de más de 5.000 muertos, alcanzando a 18.000 los heridos, desde el inicio de este infierno.

Tal es el panorama último, respecto a Gaza, pero en cuanto a Cisjordania, en las últimas horas se han contabilizado unas 95 personas asesinadas, y un poco más de 1.828 heridos. Sin contar, que hay numerosos hospitales fuera de servicio, debido a los bombardeos y a la falta de luz eléctrica y de agua, y hay medio centenar de ambulancias que, tras ser atacadas por las fuerzas israelíes, han quedado inutilizadas.

Pero hay más para decir, en lo que concierne al periodismo libre y de alternativa que trabaja dentro mismo de la Franja de Gaza. Hay informaciones de periodistas asesinados, un total de 19 según versión de los boletines palestinos, aunque desde el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), serían 22 los colegas que perdieron la vida: 18 palestinos, tres israelíes y un libanés. Trascendió además que unos ocho reporteros resultaron heridos, y que otros tres se encuentran desaparecidos o detenidos. Un vocero de CPJ dijo enfáticamente: “Los periodistas de Gaza se enfrentan a riesgos especialmente altos cuando tratan de cubrir el conflicto, ante el asalto terrestre de las tropas israelíes y sus devastadores ataques aéreos".

Uno de los mayores problemas que deben afrontar los médicos socorristas en los hospitales de la franja de Gaza es la falta de combustible, lo que significa que, si se terminan las reservas, la asistencia médica colapsara, inevitablemente.

Desde Amnistía Internacional ha documentado ataques ilegítimos israelíes, incluidos ataques indiscriminados, que han causado gran número de víctimas civiles y deben investigarse como crímenes de guerra. Expertos de la ONU instan a los abogados militares israelíes a rechazar la autorización para posibles crímenes de guerra en Gaza: "Los abogados deben negarse a dar autorización legal para acciones que violan el derecho internacional (...) Todos los abogados que asesoran al ejército israelí tienen el deber profesional de negar autorización legal para actos criminales.”

Colonos arrancaron 40 olivos de las tierras de la ciudad de Kafr al-Dik, al oeste de Salfit. Y varios colonos irrumpieron en las tierras del pueblo de Awarta y procedieron a robar sus olivos. Y decenas de colonos irrumpieron en los patios de la Mezquita Al-Aqsa hoy, realizaron recorridos provocativos y rituales talmúdicos en sus patios, bajo la protección de la policía de ocupación israelí.

Todo allá en la Franja de Gaza, es destrucción masiva; son múltiples de crímenes de guerra, cometidos por las fuerzas militares del Estado de Israel, visibles al mundo bajo diferentes modalidades.

Todo es una barbarie.

Foto: Naciones Unidas / Barrio Tal al-Hawa en Gaza