El 1ero de agosto del 2017, en la ruta 40 a 60 km de Esquel -en la provincia de Chubut- se realizó una actividad recordando el fatídico hecho ocurrido hace 4 años: la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. En artículos anteriores(*) de mi colega, el redactor Andrés Volpe, se conocen los pormenores (y en profundidad acertadísima) del caso; un burdo y descarado caso de terrorismo de Estado, en la Argentina, en democracia.
Frente al lugar donde está ubicada la Pu Lof en resistencia de Cushamen, en la fría pampa junto al río Chubut, se convocó ya desde el 31 de julio, a realizar actividades recordando a Santiago Maldonado “El Brujo”. Él, hace cuatro años, estaba en ese lugar, y no por casualidad, sino, porque formaba parte de una conciencia política. Y fiel a esta conciencia, tuvo el impulso de apoyar la recuperación del territorio en ese lugar tan al sur de la argentina, en el marco de un reclamo por la libertad del Lon Facundo Jones Huala. Y lo hizo, impulsado por los ideales de libertad, dentro de un sistema capitalista opresivo, en el cual se encontraba inmerso.
Al atardecer, y al bajar las temperaturas, en el ambiente, el calor de la lucha lentamente fue encendiendo los ojos de quienes llegaban al lugar, a pesar de los fuertes controles impuestos en la ruta, en puntos estratégicos. Para las fuerzas de seguridad, la fisonomía de un mapuche, significaba la expulsión de la zona o como mínimo un exhaustivo control de documentación personal o del vehículo. Era el sistema que impuso la policía xenófoba de Chubut, fiel a su estilo represor y autoritario orientado por el ministro de seguridad Federico Masoni, quien cuenta en su haber con intervenciones de carácter represivo en varios puntos de la provincia.
Rápidamente la leña se fue acumulando frente al mural que se encuentra allí, donde el rostro de Santiago se encuentra plasmado y sus ojos observan la ruta 40. Encendido el fuego, también se encendieron los recuerdos, de ese trágico día, de hace cuatro años.
Pero este encuentro no era solo para rememorar el pasado sino para afianzar un presente de lucha y resistencia, ya que el sistema opresor continúa destruyendo a cada segundo los sueños de miles de personas y solo unos pocos son capaces de levantarse contra él.
Miles de vivencias se fueron relatando. Una en particular no la puedo mantener en el silencio, la debo compartir: “El día que se encuentra el cuerpo de Santiago nosotros lo protegíamos porque los milicos se lo querían llevar, sabíamos que lo habían plantado, nunca antes encontramos nada en ese lugar, pero mientras lo protegíamos al cuerpo, cientos de golondrinas pasaban sobre él, era algo hermoso entre tanto caos en el lugar y seguían pasando una y otra vez …En el caos había paz en ese momento”. No terminaba todo con la aparición del cuerpo, sino que comenzaba algo más fuerte.
Pasaron las horas y cuando la noche llego a su fin, el amanecer interrumpió las proyecciones de videos y las charlas, era momento de resistir.
Las decenas de personas que estaban en este tan alejado punto del sur argentino casi al unísono comenzaron a dirigirse al lugar donde la comunidad había hecho el corte de ruta en el 2017, donde Santiago Maldonado estuvo presente antes de su desaparición forzada por parte de las fuerzas de seguridad del Estado Argentino. Desaparición forzada seguida de muerte.
Todos los presentes, participando de la movilización, comenzaron a detener el tránsito de vehículos e informar y concientizar a los conductores de lo que allí había ocurrido.
En medio de todo ese despliegue, un vocero mapuche nos argumentaba lo siguiente: “Por la memoria combativa del Weñuy Santiago Maldonado Yem, avivando el fuego de la memoria te recordamos en nuestra lucha como en 2017 te desaparecieron y asesinaron, hoy ese mismo Estado nos sigue invisibilizando llamándonos pseudo mapuche, por defendernos o accionar como pensamos. A 4 años, Bennetton, el aparato político y los gendarmes asesinos se creen impunes, pero nosotros sabemos quiénes son y lo que hicieron”.
“Por todos nuestros muertos debemos reaccionar ante la opresión y ser consecuentes de la lucha. Fuera mineras, petroleras, hidroeléctricas, empresas como Minin CO S.A. del departamento de Pilcaniyeu y Cataries del Wall Mapu”.
“Newentuainmun Lof Pailloko, Lof Cayunao, Lof Carrilaf y todas las comunidades en Resistencia, libertad al Lonko Facundo Jones Huala y a todos los presos políticos mapuche”.
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Así, en horas de la tarde fueron pasando vehículos y luego de ser informados seguían su marcha.
Santiago Maldonado no estaba en ese lugar por casualidad, fue a resistir, a acompañar una lucha que lleva cientos de años, porque los pueblos originarios están oprimidos desde siempre, por el Winka represor.
Luciano Bennetton, el gran terrateniente, tiene sangre en sus manos. Sangre de Santiago y las de otros más. Sangre que fue derramada en ese lugar desde el 2015, por la intervención del Estado represor y cómplice, que se encuentra guiado por intereses económicos y no por el bienestar social.
De alguna forma, todos somos culpables de la desaparición forzada de Santiago y de su muerte, porque no tuvimos el coraje de acompañar una causa justa como la que llevaba adelante Facundo Jones Huala, (Lonko de la Pu Lof en resistencia de Cushamen).
Las desapariciones en democracia y las luchas justas, nos deben abrir los ojos, para que entendamos de qué lado del alambre debemos estar.
Este 1ero. de agosto, presentes en ese lugar, creo que, en nuestra intimidad militante, recordándolo y homenajeándolo a Santiago, todos y cada uno lo pensamos y hasta en voz muy baja, lo pronunciamos.
“Brujo, estás”.
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*Foto de portada y foto 2: José Guzmán
*Foto 3: antimafiadosmil.com
*Video y fotos de galería: José Guzmán