Viernes 26 Abril 2024
Sonia Bongiovanni de Our Voice: ”Hoy empieza una lucha, hoy seguimos luchando”
Por Jean Georges Almendras-5 de enero del 2021

El notición de la no extradición de Julian Assange a los Estados Unidos nos hizo temblar de emoción en la redacción de Antimafia Duemila, en Italia, donde me encuentro trabajando a diario desde mediados del pasado mes de diciembre. La resolución de la jueza británica Vanessa Baraitser hizo que todos, literalmente, nos expresásemos con júbilo, hasta con aplausos. Emocionados, por ver que finalmente ese hombre martirizado por la brutal conspiración en su contra finalmente podría hallar respiro al saber que su traslado al territorio norteamericano había sido negado (neutralizado). Pero solo neutralizado, por cuestiones estrechamente relacionadas con su salud psíquica y física, porque el proceso judicial en su contra sigue su curso, al menos así ha sido anunciado públicamente. Y ese aspecto (nada menor por cierto) es lo que nos hizo poner un paréntesis en nuestra euforia, razonando con los pies sobre la tierra. Esa tierra que se torna implacable, especialmente cuando del poder se trata. Ese poder del país del Norte en el que frecuentemente se cuecen habas, a fuego lento o a sangre y plomo, según quien sea la víctima de turno. A Julian Assange le tocó en suerte, hace ya diez años, ser adoquinado primero por la persecución, luego por la difamación, y finalmente por la prisión, bajo diferentes modalidades, acusado por el gobierno norteamericano de revelar verdades que incomodaron al sistema (“a la seguridad nacional”, etc, etc) en sus diferentes niveles, dejando en evidencia que los yanquis (por enésima vez) cometieron delitos de lesa humanidad, fuera de sus fronteras. Este lunes 4 de enero que pasó, Assange, en un cubículo de 2 x 2, recibió la noticia de que no sería extraditado, y que en el horizonte se le dibujaría una prisión domiciliaria, en tanto el proceso seguirìa su implacable curso.

Sus tormentos entrarìan ahora en una fase nueva. La fase posterior a la tempestad del encierro. La fase posterior a un tiempo apocalíptico. Una magistrada humanitaria y sensible fue la punta de un iceberg de un nuevo tiempo, pero en las profundidades del maciso blanco las maldades del imperio yanki permanecen incólumes. Maldades no solo dirigidas a él personalmente, sino además al periodismo libre mundial, porque el ataque a Julian Assange fue esencialmente un muy emblemático atentado a la libre expresión, en la figura del luchador ejemplar que es para el mundo entero, y que no se ha rendido, y aún más, que sigue con las manos en el arado, para seguir trabajando por la libertad.

Seguramente en breve sobrevendrá el feliz momento de ser retirado de la prisión en la que se encuentra, y quizás, hasta sobrevendrá inevitablemente el pago de una fianza, como indispensable medio para materializarse a su favor, una prisión domiciliaria, con la atención médica correspondiente y el muy reparador reencuentro con sus seres queridos. Pero el azote orquestado por los demonios gringos desatados sobre su persona y su trabajo, dirán presente con rigor inevitabile, pero dentro de un contexto, claramente inédito.

La jueza Baraitser, en este muy controvertido juego de intereses, con su resolución histórica (porque creo que es la primera vez que desde Inglaterra se niega una extradición a EE.UU. de un imputado de tales características) barajó los naipes de forma tal que ahora Joe Biden (quien  se instalará en la Casa Blanca el próximo 20 de enero) tendrá entre manos la posibilidad de que ese “juicio caliente” a Julian Assange esté lejos de  realizarse en tierras norteamericanas, aunque en paralelo el proceso siga adelante mediante toda suerte de apelaciones, e idas y venidas de neto corte jurídico, pero con el Atlántico de por medio.

Pero la la malicia del Tio Sam no ha sido ni extinguida ni congelada, a lo sumo ha sido alterada en su derrotero normal, siendo el único beneficiario en términos humanos, Julian Assange.

No descartamos que a otros niveles, distantes de la opinión pública, seguramente deben haber habido contactos para frenar la extradición. Assange tiene una familia, que nunca lo ha abandonado. Assange tiene un padre activista, que lo apoya incondicionalmente. Assange tiene además, multitudes de jóvenes que lo siguen.

Las emociones de los cientos y cientos de jóvenes activistas en favor de Assange, entre los que se encuentran los integrantes de Our Voice, y nosotros mismos como periodistas libres, sacan a la luz pública el sentimento de libertad, por el que luchamos unidos, sin fronteras. Emociones que hacen (y harán) a un lado, los efectos non santos, alrededor de esta no extradición que no hace otra cosa que impulsarnos a mantener la lucha, y a no aislar a Julian Assange, cuya vida física y mental ha sido malograda con alevosía. Con la alevosía propia de un imperio que se ha ganado todos los lauros por su inmoralidad y por su criminalidad, extendida por el planeta con impunidad admirable. La impunidad que ha permitido que Assange estuviese atormentado por años por el solo hecho de hablar públicamente: con la verdad. 

Con celeridad increíble la magistrada británica evitando la extradición de Assange, seguramente desató tempestades en niveles que no tenemos acceso, pero al mismo tiempo esto hizo que no pocos especialistas en política internacional interpretaran estos acontecimientos como un triunfo para la democracia y para la libertad de expresión. Coincidimos.

Pero convengamos que las aguas no están calmas. El oleaje ha disminuído, pero el mar de fondo persiste. Amenazante.

Con las manos en el arado, dentro de esta lucha, recabamos opiniones de luchadores por la causa Assange. La voz militante de cada uno marco a fuego que la lucha debe intensificarse y debe mutiplicarse; debe avivarse, sin dejar espacio a la duda o a la modorra, porque aunque veamos a Julian Assange fuera de la celda, todavía se avisora en el horizonte el detestable tentáculo de la criminalidad estadounidense, que seguramente ahora mismo debe estar planificando estrategias y manipulaciones para descargar trodo el nefasto peso de su poder, sobre un hombre amante de la transparencia en la tarea de informar. Un nefasto peso de su poder, que también se descargará sobre la libertad de expresión, de más aquí y de más allá.

Sonia Bongiovanni, directora y fundadora del movimiento Our Voice dijo enfáticamente: “Para nosotros lo que pasó hoy es una victoria. La no extradición de Assange a Estados Unidos es algo que nos emocionó muchísimo. No nos esperábamos esta respuesta de parte de la justicia inglesa. Es una victoria para este hombre que fue encarcelado injustamente por haber dicho simplemente la verdad al mundo, por haber desvelado secretos, crímenes de guerra de Estados Unidos, del poder capitalista mundial. Es una gran emoción, es una lucha que hoy ganan todos los que gritaron por este hombre y por la libertad de expresión. Assange es un símbolo para la libertad. No está todo terminado, no nos rendimos con lo que pasó hoy. La liberación es lo mínimo que puede hacer la justicia para este periodista, pero hoy empieza una lucha, hoy seguimos luchando, gritando como movimiento y como población para que no solo se libere ni se libere solo por su estado físico, psicológico, sino que se explique el por qué de la condena con la que se acusó a Assange y también, como dijimos antes en una entrevista, a todos los políticos, las figuras políticas, las figuras institucionales que van a hablar de esta victoria, que no se ensucien la boca de palabras para Assange, si no van a seguir esta lucha, si no van a seguir llevando adelante esta lucha para él, no solo para su liberación sino para explicar por qué la condena, y condenar las injusticias que recibió este hombre”.

Matías Guffanti, corodinador de Our Voice en América Latina, fue igualmente categórico: “La no extradición de Assange es la demostración de que podemos luchar por la justicia, por la verdad, y que es posible cambiar la historia de esta humanidad. Para nosotros esto es una victoria a nivel mundial, a nivel internacional, que nos demuestra que tenemos que seguir luchando, que nos demuestra que tenemos que pelear cada vez con más fuerza, cada vez con más energía en todo lo que estamos haciendo a nivel cultural y sobre todo a nivel político en cuanto a la justicia de los países de este mundo. Es una victoria por la verdad, por la información, por la vida de una persona como Assange, la cual fue totalmente agredida psicológicamente, violentamente, por la cárcel de Inglaterra, y que quería ser llevado a Estados Unidos absolutamente para la muerte de este personaje, violando sus derechos humanos internacionales y nacionales de nuestros países. No tenemos que permitir que esto suceda. Vamos a seguir luchando, vamos a seguir peleando. Tomaremos este caso como símbolo, defendiendo la información y defendiendo una lucha real por la justicia”.

Por su parte, el director de Antimafia Duemila, Giorgio Bongiovanni, subrayó el significado de la resolución de la jueza, en términos muy contundentes: “Para mí ha sido un éxito extraordinario. Creo que en es la primera o segunda vez en los últimos 30 o 40 años, que una corte anglosajona, británica, emite sentencia a favor de un imputado, acusado de crímenes federales, de traición, de desvelar secretos de Estado, etc. Creo que la jueza, mujer -no por casualidad es la época de la mujer- está revalorando con su humanidad, emoción y profesionalidad, los derechos humanos de todos, hombres y mujeres. Inteligentemente ella entendió que una sentencia así tan fuerte de extradición y luego de condena, prácticamente a la muerte civil de Assange, y sería en contra de la libertad de prensa. Un resultado extraordinario, finalmente hay un juez, como decimos en Italia “hay un juez en Berlín que hace justicia”. Quiero decir también que los jóvenes de Our Voice y de todas las asociaciones mundiales políticas revolucionarias, de los jóvenes que piden libertad y justicia, han ganado esta batalla con la sociedad civil, con los abogados de Assange. Pero no se ha ganado políticamente. Es decir no fue un partido, ni un movimiento político: fue el movimiento de los jóvenes y de los defensores de los derechos humanos que ganaron esta batalla. Ojalá en la apelación sigamos ganando la libertad de Assange, esperamos que sí”.

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*Foto de portada: www.thewallstreetjournal.com