Viernes 17 Mayo 2024

Su familia anunció una demanda por conspiración

Muchas veces somos testigos de un franco engaño, que está en pleno cumplimiento. Los procesos civilizatorios sufren retrocesos o avanzan hacia el abismo, lejos del entendimiento mutuo, y van en recta dirección hacia el fracaso. Cuando la violencia, la opresión y el engaño parecen ser la única ley, surgen de vez en cuando reivindicadores del proceso pacificador, que como el agua que horada la roca, atraviesa lo demagógico y masivo del discurso imperante, que prospera y genera miedo en los actores asquerosamente poderosos que llenos de cólera solo pueden reaccionar de una forma: con violencia. 

La patria de George Floyd, de Tyre Nichols, de Mary Jackson o Rosa Parks, no habran escuchado o entendido de brechas raciales, o sí lo hicieron, pero ejercieron un efecto positivo imperceptible que prospera en el tiempo y se aloja en la conciencia de todos; en ambos casos fueron testigos a la fuerza, y víctimas de la incomprensión.

“Malcolm X sigue siendo vital para comprender el racismo, el poder y la justicia en Estados Unidos”, advirtió la reconocida luchadora social Ángela Davis. Es que hace escasos días se cumplieron 58 años del asesinato de uno de los líderes más grandes en materia de derechos de los pueblos afrodescendientes.

Hoy en día su familia sigue siendo un faro de luz para reivindicar tanto su lucha, como un fuerte pedido de justicia por un crimen que aún no fue esclarecido. Dos de sus hijas, Ilyasah Shabazz (que tenía dos años cuando su padre fue asesinado) y Qubilah Shabazz, anunciaron una demanda en contra de la policía de Nueva York, el FBI y la CIA, por una presunta conspiración para asesinar a su padre. Y se dio en el marco del aniversario de su asesinato que fue perpetrado en 1965.

“Por años nuestra familia ha buscado que la verdad de su asesinato salga a la luz. Y nos gustaría que nuestro padre reciba la justicia que merece”, expresó Shabazz.

La familia de El-Hajj Malik El-Shabazz, también conocido como Malcolm Little, hizo su anuncio en el Shabazz Center, en compañía de su abogado. En esa ocasión afirmaron que las agencias actuaron de manera coordinada para asesinar al luchador social, ocultando "a sabiendas y fraudulentamente" información y evidencia exculpatoria de los acusados por el asesinato, agregando que presentarán una demanda por 100 millones de dólares.

Tres hombres fueran arrestados y condenados por el atentado de ese 21 de febrero, en el Audubon Ballroom de Harlem, hoy convertido en un centro cultural y memorial del líder.

Malcolm X estaba a punto de dar un discurso cuando estos perpetradores le dispararon 21 veces, delante de su esposa embarazada e hijos. En aquel momento, el referente del pueblo negro tenía tan solo 39 años.

En una lenta reconstrucción para encontrar el común origen de los hechos, en noviembre de 2021, la justicia declaró como inocentes a los únicos tres imputados hasta el momento, luego de estar recluidos en la cárcel por muchos años. La Fiscalía, con escasos argumentos, no tuvo que poner en primera plana de sospechosos al FBI y la Policía de Nueva York por obstaculizar la investigación no aportando evidencia.

Hace dos años, en febrero de 2021, las hijas de Malcolm X, mencionaron que habían recibido una confesión póstuma de un agente de policía que involucraba directamente al FBI y la policía de New York con el asesinato de su padre, y solicitaron reabrir el caso.

Esa resonante confesión pertenecía a un policía encubierto, conocido como Raymond Wood, y reveló que la Policía y el FBI coordinaron acciones para “socavar” los organismos que luchaban por los derechos civiles, con la clara intención de infiltrarse dentro de ellos para fomentar acciones delictivas de sus integrantes y así llevar adelante acciones contra ellos de manera “justificada”.

Hoy en día, el lento e inexorable camino del odio, sigue su curso, y no solo se mantiene en las calles entre policías y afrodescendientes desarmados.  A principios de año, la administración del gobernador de Florida, Ron DeSantis negó la posibilidad de cursar clases de estudios afroestadounidenses en las escuelas secundarias del estado. 

La historia, la memoria y la educación, siguen aún siendo el último bastión de la resistencia del proceso racial. Cuidarlos, sembrarlos y multiplicarlos es tarea de todos, porque nos empodera, nos fortalece y nos proporciona un marco referencial sobre el cual podemos potenciar nuestra colectividad. Tan complicado como hacerlo masivo, pero tan simple, poderoso, simbólico y referencial como cambiar un apellido por una letra, adjudicándole a la X el verdadero apellido africano que Malcolm nunca pudo conocer.

Más allá de que fue el precursor de la reparación histórica, por los siglos de esclavización y privación de derechos de las Comunidades Negras, más allá de que, este líder con su historia política, sus discursos y sus prácticas sirvieron de guía para otras lideresas y líderes en una gestación de movimientos que fueron determinantes en la lucha de los afroamericanos durante varias décadas.

Malcolm X, al que en un momento llegaron a considerar la antítesis de Martin Luther King, surcando una eterna y extenuante persecución contra el separatismo negro, expresó simple y contundentemente: “El Dr. King quiere lo mismo que yo. Libertad”.

Foto: Biografías y vidas