Sábado 18 Mayo 2024
En Uruguay, el colectivo ‘Memoria en Libertad’ presentó una muestra removedora

“Vivimos una vida que forzosamente no era la que estábamos predestinados a vivir”

En el mes de la memoria, arte, cultura y la denuncia de Our Voice acompañaron la exposición

Por Victoria Camboni-29 de mayo de 2022

Victoria, es un nombre con historia. Historia de militancias, historia de sueños e ideales, historia de dolores y asilos, historia de identidades perdidas. Pero también, de hijas recuperadas.

“La mayoría de las hijas nos llamamos Victoria, porque nuestros papás decían que la victoria estaba a la vuelta de la esquina”, contaba Victoria Montenegro, la hija de Hilda Ramona Torres, que permanece desaparecida desde el 13 de febrero de 1976, pocos días después de su nacimiento, y de Roque Montenegro, cuyo cuerpo fue hallado flotando en las costas de Colonia, en Uruguay.

Un cuerpo de los tantos que se les escapó a la coordinación de militares uruguayos y argentinos, por errores de cálculo, en los primeros vuelos de la muerte.

Mientras que los restos de Montenegro permanecieron enterrados como NN en el cementerio de Colonia, durante años, bajo la versión oficial de que eran coreanos caídos de los barcos, Victoria crecía en una familia de apropiadores. Y así fue durante años, hasta que, a los 25 años, comenzó a recuperar su identidad.

Gabriel Méndez, fue concebido en clandestinidad, y nació durante la detención clandestina de sus padres, por parte de los militares. “Quedé preso con mi madre en Blandengues, durante dos años, dos años y medio”, relata el músico a Antimafia Dos Mil. Luego de ser liberada su madre, y su padre a los pocos años, se exiliaron en Francia. “Estuvimos desde el 75, 76, hasta el 88 que volvimos”, recuerda.

Gabriel nació el 20 de noviembre de 1972, y es hijo de Héctor Méndez y de María Eugenia Correa, ambos militantes del MLN-T.

“Infancia en dictadura. Esta es mi historia, ¿y la tuya?” es una muestra artística, que expone y relata historias como estas, de niñas, niños y adolescentes que fueron víctimas directas de la represión de aquellos años y que hoy, nucleados en el colectivo uruguayo ‘Memoria en libertad’, se movilizan para transmitir memoria, generar conciencia y buscar reparación del daño que recibieron por parte del Estado.

Infancia en dictadura 2 600 x 400

Se trata de una exposición que viene recorriendo el país desde hace algunos años. Durante el mes de mayo, el mes de la memoria, se presentó en el Subte de Montevideo, sito en la plaza del Entrevero, sobre la avenida 18 de Julio, donde permaneció desde el 6 al 27 de mayo. En las instalaciones de una librería que allí se encontraba, se observaba una pared repleta de imágenes de época, de esos niños y esas niñas, que vivían, hasta la represión y secuestros directos que padecieron, con la inocencia propia de su edad.

“Recién me acabo de ver en una foto”, nos cuenta Gabriel, y agrega que conoció “pila de gente que también nació así”, en cautiverio, igual que él. Y por esa misma razón, porque él era muy chico cuando pasó todo, no lo recuerda. “A mí, haber nacido en cautiverio no es algo que tenga presente. Si, el tema del exilio”. Y comparte sus sensaciones: “Es como que vivimos una vida que forzosamente no era la que estábamos predestinados a vivir, y la vivimos igual”. “Hoy por hoy, mis hijos hablan francés, y van al liceo francés, específicamente por lo que pasó hace casi 50 años”.

La exposición estuvo atravesada por muestras artísticas. Se dieron conversatorios, muestras audiovisuales, lectura de poesía y relatos, música en vivo, y el cierre, el último viernes de mayo, con la intervención del Movimiento Cultural Internacional Our Voice, que llevó su instalación artística “Comando Mute”, la misma que presentó una semana antes, durante la Marcha del Silencio.

Gracias a la invitación de Victoria Sequeira, integrante y vocera de Memoria en Libertad, el colectivo juvenil se hizo presente en la tarde del cierre, y con su puesta en escena cada vez más sorprendente y profesional, acompañó estas últimas horas de reflexión pública y colectiva, en pleno centro de Montevideo. Fátima Amaral, directora del Movimiento en Latinoamérica, expresó algunas palabras para quienes estaban allí.

“Es una causa principal, que tomamos día a día. Es una lucha comprometida con la construcción de una memoria viva, de una memoria activa”. “Quisimos acompañar esta muestra con una intervención artística que de alguna forma es un contrarrelato a ese relato histórico y formal de lo que fue el antes, el durante y el después”. “Es un contrarrelato porque habla de las responsabilidades civiles, de la casta militar, pero también de la casta política, de la casta empresarial, que son responsables y culpables de las atrocidades y del terrorismo de Estado. Porque lo que venían a imponer era un sistema, un modelo económico, político y social, y para eso necesitaban un brazo armado, y ahí estuvo la casta militar presente, para que, a través del miedo, la desaparición, la violencia, la desaparición, el saqueo, la violación, venir a combatir a esa lucha, esa resistencia que había en el pueblo uruguayo, pero también en la región, porque era una lucha internacionalista, que era solidaria”.

“Vinieron a romper eso para la imposición de este nuevo modelo, que al día de hoy continúa y está perpetuado. Esto sigue pasando porque los cómplices y los responsables de la dictadura de ayer son los cómplices y los responsables de la impunidad de hoy”.

“Hoy nos mantenemos en un mismo sistema, con las mismas personas a la cabeza, y eso es lo que venimos a denunciar y acompañar en este espacio en esta intervención artística”.

“Invitamos a que sigamos construyendo juntes una memoria que sea viva, que sea activa, pero que sobre todo sea una memoria colectiva y militante”.

En la sala de exposición, colocados en vitrinas, se podía apreciar algunos juguetes, que ellas y ellos rememoran como parte de su historia, como retazos de esa memoria que busca ser dignificada y que ha sido tantas veces despreciada, olvidada, no reconocida. A lo largo de una pared, un pizarrón sostenía breves relatos de algunos de estos hombres y mujeres de hoy, niñas y niños ayer, que recordaban algunos momentos o historias del tiempo más tierno de sus vidas, cuando se encontraban con que arrebataron a sus padres, con que no estaban con ellos, con que esos pequeños juguetes allí expuestos, condensaban todas esas vivencias.

Gabriel Méndez, es consciente de que su vida está totalmente influenciada por su experiencia y la de sus padres. “Siempre estoy cerca de estas cosas”, comenta, “está bueno encontrarse con gente que está en la misma que vos, que vivió eso”.

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Pero el desencaje que permanece adentro, aunque vive “una vida tranquilísima”, lo hace sentir “que esta no fue la vida que yo debí haber vivido”.

“Es como que mi vida fue una cosa, que a lo mejor no era la que yo tendría que haber vivido”.

Las huellas de la represión permanecen siempre. Es contranatura pretender silenciar tantas vivencias terribles que marcaron tantas historias, y, por ende, la historia de un país. Por eso, es indispensable fortalecer la lucha para que estas causas no sean más invisibilizadas, que reciban la justicia que corresponde, y que la memoria, permanezca siempre, en libertad.

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*Foto de portada y foto 2: Antimafia Dos Mil