Por Jean Georges Almendras-9 de febrero de 2021

Nos resulta demencial, porque no se nos ocurre otro calificativo. Y me trae a la memoria que reprimir velorios de militantes sindicalistas, parlamentarios, estudiantes o guerrilleros, en tiempos de las dictaduras del Plan Cóndor, era moneda corriente en países como Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, y seguramente Chile. Era una demostración del terrorismo de Estado, en todo el sentido de la palabra. La idea era no dejar que los opositores al régimen militar entierren a sus muertos en paz. La idea era mortificarlos, atropellarlos, avasallarlos en el mismísimo momento en que los sufrimientos se hacen carne, y retuercen el alma, de impotencia y de rabia. La idea era marcar la presencia del dictador.

En aquellos dìas del Plan Cóndor, en tierra chilena, el dictador era Augusto Pinochet, de quien se podía esperar cualquier cosa.

Hoy el dictador de turno, en democracia, se llama Sebastián Piñera y de él también se puede esperar cualquier cosa. Por eso mismo, Piñera es responsabile de reprimir cobardemente a personas que despiden a un ser querido. Una represión demencial. Demencial con mayúsculas.

Piñera es responsable de este y de otros actos anti-democráticos por naturaleza. Actos de terrorismo como los de dejar que sus fuerzas de “seguridad” arrojen a un manifestante desde un puente al río, o dejar que los represores vacíen ojos a escopetazos, o dejar que sus carabineros materializen todo tipo de excesos de fuerza, contra manifestantes en las calles de Santiago o contra comunidades mapuches con el resultado de muertes, o dejar que sus “matones” de turno, baleen a quemarropa a un malabarista callejero descompensado emocionalmente, o –como en las últimas horas- dejar que la represión siembre terrores, gaseandose brutalmente una pacífica concentración ciudadana de artistas, mujeres, ancianos, y niños.

Las calles aledañas al velorio estaban saturadas de personas. La represión no desaprovechó el momento. Con el pretexto de proteger ciudadanos, en medio de una pandemia, dijo presente y avanzó cobardemente y criminalmente, sobre indefensas almas.

Los más osados ciudadanos, de una democracia en descomposición, arrojaron piedras y palos a los carros denominados “zorrillos” desde donde se lanzan los gases. El pánico abrazó a niños y mujeres. Las asfixias sobrevinieron de forma espantosa. El terror se instaló, una vez más sobre una población indefensa.

¿No es demencial todo esto? Es muy demencial.

Sebastián Piñera, deberías salir del Palacio de La Moneda (abandonar tu trono) por la alcantarilla más próxima, si todavía tienes un vestigio de decoro.

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*Foto de portada: www.thetimesespanol.com

*Foto 2: www.telesur.com