Jueves 9 Mayo 2024

“De Bolivia me fui hace rato”

“Yo no mandé ninguna amenaza a ningún periodista

“La verdad, sí hablo, la política de Bolivia se va a la mierda”

Si algo nos faltaba a los periodistas regionales a la hora de encarar el tema Sebastián Marset, el narco uruguayo que sigue estando prófugo de la justicia boliviana, era recibir -por redes sociales- un video de casi diez minutos haciendo aclaraciones  -en pura clandestinidad, por cierto- sobre su clan familiar, sobre la amenazas a periodistas, diciendo que nos las hizo él, sino “alguno haciendo estupideces”, sobre una serie de situaciones relativas a sus actividades ilícitas, y lo que es más mediático, quizás, sobre la idoneidad de la policía boliviana, calificándola de incompetente, por decirlo de alguna manera (pero sus apreciaciones personales sobre las autoridades boliviana, son por demás gráficas, significativas y sugestivas, porque tienen un componente corruptivo, de denuncia de irregularidades) y por si fuera poco sobre su derrotero, porque en el epílogo de su “video abierto a la opinión pública” dice sin pelos en la lengua “pero les cuento que estoy lejos”. ¿Dónde? ¿Y cómo y por dónde llegó a donde está? Sigue siendo un enigma. Y es otra página de toda esta historia criminal. Entre tanto, sus palabras, seguramente buscan ponerlo en mejor posición, y a su familia también, insertando mentiras, no es extrañar, con verdades, que tampoco es de extrañar. Mentiras y verdades juntas, que siempre hacen un cóctel explosivo, por donde se lo mire.

Se trata de un testimonio, quizás para muchos insólito, pero no es tan así, porque en la historia de la criminalidad, siempre quienes estuvieron prófugos buscaron la forma de interactuar con la opinión pública, y hasta con sus perseguidores, con los recursos a su alcance (si habré visto y vivido esto, en 30 años de crónica de periodismo policial, en el Uruguay)  a través del periodismo, o como en este caso, tecnologías mediante, liberándolo a las redes sociales, o algún medio en particular como punto de partida para una divulgación masiva. Huelga recordar, salvando muchas distancias -lo aclaro, antes que nada- lo hecho años atrás por el exguerrillero tupamaro uruguayo Amodio Pérez, quien estado “en paradero desconocido” por más de 40 años, un día dijo presente a través de cartas y correos mail que envió a medios de prensa uruguayos, despertando olas y tsunamis en la vieja guardia tupamara, y en la opinión pública: su cometido era preciso, aclarar a todos, y a los uruguayos especialmente, entre otras cosas, que el no era un traidor tal como se lo había concebido desde la cúpula del MLN, que en ese preciso momento se encontraba en el gobierno. Amodio Pérez, tenía razones convincentes para hacer esa comunicación y emerger del anonimato, recordemos que su figura hacía parte de un caso de tenor político, no era un delincuente de la talla de Marset. Pero, y aquí están los puntos en común: ambos querían dar un mensaje público. Creíble o no, esa ya es otra historia, porque, además, en el caso de Pérez, éste regresó al país, dio una conferencia de prensa, fue detenido, procesado y escribió varios, libros. Un contexto bastante diferente, entiéndase bien. Pero dar un mensaje -reivindicador o de denuncia, o de aclaración histórica- era el objetivo de Pérez, y ese es el objetivo de Marset, gústenos o no, bajo diferentes circunstancias, claro está.

Y esto es un hecho palpable, al menos tomando en cuenta que el video sea verdadero (que no sea un doble -al mejor estilo de Luis Miguel- permítaseme el comparativo y la humorada). Ergo, los dichos de Marset, no están fuera de contexto. Sus palabras parecen tener fuerza, parecen demostrar coherencia, pero especialmente visibilizan, una muy profunda necesidad de poner ciertas cosas en claro (y no me refiero directamente a su interna familiar, que por otra parte es loable que busque ponerlos a distancia de su persona, sin que ello signifique que sus dichos no sean ajustadas a la verdad) y expresamente dan la sensación que procura advertir a la opinión pública, que las autoridades bolivianas en su proceder, como funcionarios públicos de un Estado,  no se ajustan a Derecho y a los marcos legales de transparencia. Obvio, todo esto habrá de ser probado oportunamente, si cuadra. Marset hace puntualizaciones que no nos resultan asombrosas, porque si se trata de creer a los voceros del gobierno, siempre es algo para mirar con cautela, sencillamente porque no es ninguna novedad -al menos para el periodismo especializado en mafias- que poder criminal, poder político y poder policial, están muchas veces -abrazadas en una misma causa, la de ser parte muy activa-encubiertos, por otra parte- del sistema criminal integrado. Evidencias por la región y por el mundo de esa suerte de connubios sobran. Entonces, los dichos de Marset no son para tomarlos a la ligera, porque pueden tener su fundamentación, dada la coyuntura en la que él y su familia se encuentran. La pregunta inmediata es el por qué, Marset los revela sin tapujos en un video público.

Hasta pueden ser unas expresiones en tono de denuncia. Aclaremos que no por el hecho de que Marset sea un delincuente buscado internacionalmente se le tenga que restar veracidad a sus expresiones. Es un tramo del mensaje que nos sugiere leerlo (o escucharlo) muy atentamente, porque habla de una eventual interacción entre el narcotráfico y elementos desviados de las fuerzas de seguridad. Recuerde el lector que días atrás, en otro video, Marset afirmó que un oficial de la policía -dio nombre y apellido- por una platita que recibió le advirtió que había un operativo en su búsqueda, razón por la cual pudo huir del establecimiento allanado. A Marset.

Podrá el lector (o quien escucha) hallarse de frente y mano con realidades que quizás no suponía. Realidades que hay que digerir, con discernimiento. Y si la denuncia es así, de neta y de convincente, y de contundente -con pruebas sólidas a presentar más adelante, por cierto- será tenor de la justicia y de la fiscalía de Bolivia, dirimir este juego de cartas, donde la verdad y la mentira, parecen estar están tomadas de la mano. Está muy claro, cuando Marset dice que, si él hablara, el gobierno boliviano estaría en graves problemas (“se iría a la mierda”). Y agrego, que días atrás, el 6 de agosto, fecha patria boliviana, el presidente de Bolivia, Arce, fue encarado por algunos ciudadanos en la fiesta pública, que el gobierno boliviano era un “narcogobierno”, preguntándole además ¿dónde estaba Marset?. 

Sin perjuicio, Sebastián Marset sigue clandestino, sigue a la disparadora. ¿Tiene cartas bajo la manga, que incluso quizás le garanticen su integridad física, y la de los integrantes de su familia? ¿Sabe, en el buen romance, que esas cartas las tiene que tener preparadas porque literalmente su vida está en juego, y porque el desmadre en el que se vio sumergido fue y es un hecho? Y por último ¿Será verdad que está ya bastante lejos del territorio boliviano, o será una cortina de humo? Razones tendrá Marset para haberlo dicho.

Se desprende del cierre de su extenso mensaje, que reproducimos textualmente, y sin filtros -tras ser difundido por noticieros de televisión bolivianos, redes sociales, y medios de comunicación del Uruguay y de la región- que la verdad solo la tiene en estos precisos momentos, él, Sebastian Marset, su esposa y familiares que lo acompañan, y quienes lo ayudaron a huir, y quienes lo están apañando dándole las coberturas adecuadas para vivir en clandestinidad, preferentemente en logística. No olvidemos que estamos hablando de un narco (no de un ladrón de gallinas), de un personaje ligado sólidamente a círculos de poder criminal y del narcotráfico transnacional (abrazado igualmente a círculos de poder legal, funcionales a lo ilícito) en el que se manejan abundantes recursos financieros, que son la sal ya la pimienta de los platos que se cocinan, o si se quiere, son el mejor combustible para seguir coexistiendo y retroalimentándose, tanto sea estando prófugo, o instalado en la sociedad, con identidad falsa, con documentación falsa, con infraestructura encubierta y por sobre todo, con vínculos a todos los niveles de un país, que (aún sin saberlo) está carcomido, y corroído por la delincuencia, desatando negociados, lavando dinero, transportando cocaína por toneladas, causando muertes, como la del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en Colombia, o la del presidenciable Fernando Villavicencio, en el Ecuador, o como la de nuestro periodista -de nuestra redacción Antimafia- Pablo Medina, en el Paraguay. Y la nómina de ejemplos, de víctimas de las mafias del narcotráfico en Latinoamérica y allende el Atlántico, se los aseguro, es extensa.

“Buenas tardes a todos.

Primero que nada, quiero explicar que mi hermano Diego Marcet nació en Brasil por lo tanto tiene su documento brasilero 100% legal, sus padres son uruguayos por lo que también tienen su nacionalidad de dicho país y su documento 100% original. Vivió un pequeño tiempo en Paraguay donde legalmente obtuvo también su documento y 100% original. También vivió en Bolivia con lo cual también cuenta con un documento de residencia boliviana que supongo que deben de saber que también es 100% legal. Y en vez del ministro estar perdiendo el tiempo mintiendo a toda la población en sus conferencias de prensa podría corroborar en el sistema (de Gesip) que su residencia en Bolivia, que su residencia en Paraguay es 100% original.

De tantos intercambios de información que hacen entre los países, señor ministro, me gustaría que no pierda tiempo como lo hace, por qué no se le ocurre previo a su conferencia de prensa corroborar las informaciones y no quedar tanto como burro frente a su país y al mundo entero que lo ve en las noticias.

Están hablando de mí de un secuestro que no existe, alterados por cielo y tierra porque tengo mucha información y la verdad, sí hablo, la política de Bolivia se va a la mierda, pero a mí no me importa eso.

No se preocupen no voy a hablar, pero les pido encarecidamente que liberen a las personas inocentes que tienen procesadas.

Y el famoso Colla que nombran como segundo al mando. Yo creo que se equivocaron de Colla a este señor si lo vi dos tres veces en mi vida es mucho. Prácticamente no tiene vínculo conmigo no sé ni a qué se dedica. Señor ministro si no quiere terminar preso usted mejor libere a las personas inocentes y olvídese de mí. Si quiere que yo me olvide de ustedes…bueno ya yéndome un poco del tema Bolivia me voy más a Paraguay que mete en la misma bolsa a mi familia para complicarme y que le sea más fácil mi captura, pero mi hermano ni siquiera vivía en Paraguay cuando dicen que cometió el delito de lavado y no sé, lo vinculan a mi hermano, a mi cuñado a mi señor; de mi señora dicen que tenía una empresa, con un capital de no sé cuántos millones, pero tampoco es así. Mi señora tiene unos papeles para crear una empresa y al final de cuentas lo único que hay son unos papeles firmados a nombre de ella. Pero, no hay ni un solo guaraní invertido, porque cuando autorizaron la creación de la empresa ya estábamos fuera del país. También quiero decir que en mi familia no hay personas con antecedentes. Toda mi familia es trabajadora de su vida entera. Así que digo que estaría bueno que se dejen de estar pasando sus fotos en todos lados como si fueran delincuentes Por el simple hecho de ser familiares míos tienen tantos medios de investigación, deben de saber perfectamente que yo ni siquiera hablo con mi familia.

Le aviso también al Señor ministro, que hoy no va a cantar ningún gallo así no se confunde y después le hacen Bullying en todas las redes, pueden comprobar bien fácil la veracidad de lo que estoy diciendo viendo migraciones el día que salimos de Paraguay y qué día autorizan la creación de la empresa. Si respetan las leyes mi señora no debería de tener un activo rojo de interpol, pero parece que las leyes al final son como ustedes quieran. Yo como delincuente que me catalogan, sé que no tengo ni voz ni voto, ni defensa. Ni en defensa de mi familia. Creo que el único país en Sudamérica que se respeta bastante la ley, es Uruguay. Voy a enviar varios videos porque en uno solo se va a hacer un poco difícil. Bueno le informo el señor ministro que solo le temo a Dios que no es necesario hablar de sangre o del peligro de mis hijos pedirme que me entregue. Le cuento que entregarme no es una opción y que me capture la policía boliviana tampoco es opción Soy bastante inteligente para ustedes para no decir que son muy burros que suena, un poco mejor decir que soy más inteligente nomas. Uno no subestima a la policía, pero a la boliviana sí. Ustedes saben que si abro mi boquita se les complica. ¿Secuestro hicieron ahora a la madrugada en un condominio de ciudad jardín…eso también como lo pueden explicar? Tres camionetas sin matricula, hombres armados, ahí tienen el secuestro y relatado por la misma gente que lo vivió. Por mí, si fuera boliviano me gustaría que el ministro de mi país fuera algo más inteligente y más honesto consigo mismo. Digo esto porque cada vez que habla, de la droga, por ejemplo, el señor ministro dice la droga que proviene desde Perú, sabiendo todo el mundo que la mejor materia prima que produce Bolivia es la coca y que el crecimiento del país en los últimos años es producto del dinero que ingresa por narcotráfico. Le aclaro también a toda la población boliviana y de los países que se encuentran en colaboración por mi búsqueda que yo no secuestre a nadie. Que están incriminando a gente inocente para tapar mi fuga y no tener que decir que no han detenido a nadie por el caso León 23, pero es como si no hubieran detenido a nadie realmente porque solo tienen a una cocinera, un casero, dos o tres jugadores de football, unos lavadores de auto, un taxista. En fin, toda gente trabajadora. La verdad es que esa gente no se merece estar en prisión por el mal proceder de la autoridad boliviana. Secuestro es lo que hicieron ustedes el año pasado cuando secuestraron a Luis Fernández Camacho, no sé porque no cuentan eso al mundo, ese secuestro que hicieron.  El único procesado ¿quién es? el secuestrado. Perdón que le haga tan larga, pero es mucho lo que tengo para decir y siempre me va a quedar algo para decir, pero bueno una cosa más, que me estaba olvidando. Yo no mandé ninguna amenaza a ningún periodista. Ese mensaje con una foto con cargadores la mandó algún idiota porque yo no hago esas cosas y las cosas que yo envío van a saber bien porque pongo mi cara en video o van a escuchar mi voz, así que no me hago cargo de esa estupidez que hicieron. Los periodistas hacen su trabajo, no me enojo con ninguno, dicen algunas boludeces a veces, cosas erradas, pero la información al final viene de personas que se cree que hablan la verdad. Les comento también que de Bolivia me fui hace rato así que no me busquen más por ahí, bueno si quieren sigan buscándome, pero les cuento que estoy lejos”.

Foto: captura de video