Jueves 9 Mayo 2024

Sebastián Marset, su esposa junto a sus hijos menores de edad, y otros integrantes de su familia y allegados a su grupo, siguen prófugos y las aguas en torno suyo aparentan estar calmas, pero la policía boliviana viene pisándole los talones. En paralelo, en el Uruguay, en los últimos días, los coletazos de su mediática carrera criminal, se fueron sintiendo a paso firme: en las afueras de Montevideo, por ejemplo, se detuvo a su suegro, quien no tenía requisitoria, pero fue igualmente indagado por tenencia de armas, aunque más después recuperó su libertad. Su captura, en realidad, se concreta cuando las autoridades estaban buscando al cuñado del narcotraficante, Mauro García Troche (hermano de la esposa de Sebastián, a quien Interpol en Paraguay lo clasificó como requerido internacional en nivel rojo) en una muy confortable chacra de la zona de Empalme Olmos, próxima a la ciudad de Pando, en el departamento de Canelones. Siguiendo la línea de las investigaciones en torno a Sebastián Marset, tras la captura de su suegro, un hombre de 61 años, se confirmó oficialmente que otro cuñado del narco prófugo también estaba siendo buscado por Interpol. Se trata de un hombre de 28 años, Sebastián Alberti Rossi, quien es pareja de la hermana de Masert, Jimena Katerine Marset. Este individuo tiene en su haber ya un episodio de fuga en oportunidad de haber sido procesado por la justicia por un delito de tentativa de homicidio. Recluido en una cárcel del departamento de San José, un buen día -a poco tiempo de haber sido ingresado- se dio a la fuga en ocasión de sacar la basura a uno de los caminos, oportunidad en que ascendió a una moto que se acercó tripulada por otra persona. Hasta ese momento su vínculo con la familia Marset era desconocido para las autoridades carcelarias, siendo que en esa época Sebastián no tenía la notoriedad de la actualidad. Todo esto indica que el núcleo familiar de los Marset tiene prácticamente muy sólidos vínculos con el delito, tanto en el Uruguay como en el extranjero, de ahí que en las últimas horas trascendió la nómina de las personas que en estos precisos momentos están siendo buscadas por Interpol, preferentemente en Bolivia, Paraguay y el Uruguay. Sebastián Marset los tuvo a todos sus seres queridos cerca suyo y ahora todos juntos viven su vida como prófugos, sumándose a ellos, elementos ajenos a la familia, pero que hacen parte del grupo criminal que estaría bajo sospecha de integrar filas del narcotráfico internacional, con todo lo que ello conlleva.

A salto de mata, y de hecho apelando a recursos económicos en su poder, y a toda la estructura de custodias o laderos, como se prefiera llamar, y logística a su disposición, los Marset huyen y se sitúan en puntos estratégicos de Bolivia, quizás con el apoyo de vínculos en diferentes ámbitos, para permanecer anónimos en un país que tiene una muy polifacética topografía, e incontables zonas ideales para esconderse, bien apartados de los centros urbanos. 

¿Los Marset permanecen aún en territorio boliviano o ya están fuera? Todas esas posibilidades las está contemplando la policía y los efectivos de la DEA, más decenas de funcionarios de otras dependencias de seguridad, afectados a su búsqueda. Pero además de una alerta de emergencia en todo el muy amplio suelo boliviano, igualmente se activaron las alarmas en todas las fronteras, solicitándose inclusive la colaboración internacional para impedir que la familia Marset gane territorios vecinos a Bolivia.

No por casualidad, el propio viceministro de Seguridad de Bolivia, Jhonny Aguilera, estuvo hace pocos días en el Uruguay manteniendo un encuentro con su colega Luis Alberto Heber. Explicó al periodismo que su agenda de viaje incluye a Paraguay, Brasil y Argentina “con la intención, en el Uruguay principalmente, de establecer una base biográfica y la posibilidad de que Marset hubiera podido retornar a su país natal o a algún otro lugar en el que se sienta cómodo”.

Prácticamente su visita se concretó poco antes de llevarse a cabo el procedimiento en torno al suegro de Sebastián Marset. Los policías de Interpol y de reparticiones antidrogas rodearon una chacra muy bien acondicionada en la zona Empalme Olmos, en Canelones, con la idea de ubicar y dar captura al cuñado del prófugo en Bolivia, Mauro García Troche, pero en su lugar se detuvo al suegro de Marset, es decir el padre de su esposa. Esta persona, iniciales G.O.G.G. no estaba requerida, y posee antecedentes penales de vieja data, con causas cerradas. Al momento del procedimiento se le constató únicamente tenencia irregular de armas, y no contaba con requisitoria por vinculación con Sebastián, su yerno. Posteriormente fue liberado.

Un jerarca policial que dio conocer este procedimiento, el Inspector Juan Rodríguez, director de Investigaciones Juan Rodríguez, reseñó que, desde marzo del pasado año 2022, son cuatro las personas buscadas y con requisitoria por parte de Paraguay: el propio Sebastián Marset, su esposa Giannina García Troche, su hermano Diego Nicolás Marset Alba y su cuñado Mauro García Troche.

En el diálogo con la prensa tanto él como el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, Inspector Luis Mendoza, informaron que hay otro cuñado de Sebastián prófugo desde 2021. Dijo que estaba identificado como Sebastián Alberti Rossi, que había sido condenado por tentativa de homicidio, pero luego su víctima falleció, por lo que la carátula de la causa se cambió por la de homicidio, debiendo cumplir una pena de cinco años ochos meses. Rossi no tenía en sus planes estar tanto tiempo entre rejas, de ahí que el día 3 de abril del 2021, sacando la basura a la calle, del establecimiento donde se hallaba, burló a su custodia y se dio a la fuga asistido por un motociclista. Desde ese día hasta hoy no se sabe dónde se encuentra. El director Mendoza puntualizó que en aquel momento se ignoraba el vínculo con Marset, puesto que él no era una persona conocida dentro del ambiente del delito, como lo es ahora, y además aclaró, que en la cárcel cumplía tareas de rehabilitación y que de hecho logró su cometido de evasión aprovechando haberse ganado la confianza de quienes lo custodiaban, recibiendo ayuda externa. 

El Clan Marset

Desde el momento mismo que salió a la luz pública que Sebastián Marset estaba sindicado como persona muy importante, dentro del ambiente criminal, relacionado con el clan Insfran de Paraguay y otros grupos criminales brasileños, y cuando la policía y la fiscalía paraguaya (el fiscal Marcelo Pecci, más específicamente) desmantelaron estructuras del narcotráfico internacional, en el operativo denominado A Ultranza, él comenzó a cobrar más fama. Su popularidad y el halo de poderoso criminal lo ratificaba como un muy “pesado” narco, una pieza clave en el traslado de voluminosos cargamentos de cocaína, desde Bolivia hasta la zona del Paraná (por la hidrovía), como puente para su destino final: Europa. Incluso, él mismo, se atribuyó ser el gestor y gerente del Primer Cártel Uruguayo. Una denominación ambiciosa, por cierto, porque cárteles hay en regiones donde exclusivamente se produce cocaína. Pero bueno, quizás tuvo ese proyecto y a su manera, quizás lo consolidó.

Uruguay, hoy por hoy, desafortunadamente, es terreno muy fértil para ser punto de pasaje del narcotráfico transnacional. Uruguay es un país, vulnerable en materia de leyes antilavado y con una policía que no está preparada como institución para enfrentar el delito del narcotráfico a ese nivel. Y en consecuencia, con fuerzas de seguridad si se quiere demasiado incautas, las venalidades y las corrupciones se afianzan; como se afianzan los mecanismos para debilitar controles, scaners portuarios, movimientos de dinero, etc. Todo muy ideal que Uruguay sea la meca de los narcos transnacionales, como lo fue el italiano de la ‘Ndrangheta, que estuvo de anónimo -con nombre cambiado- por más de 15 años, hasta que por un error fue detectado por Interpol vigilado y finalmente capturado en setiembre de 2017, para que luego de un par de años, se diera a la fuga -corrupciones mayúsculas de por medio en la administración Tabaré Vázquez- casi cuando ya estaba por ser extraditado a Italia. Con posterioridad pudo ser ubicado en Brasil, y de allí no huyo. Su destino fue Italia, donde ahora se encuentra, entre rejas. Pero no todo terminó, porque la organización que integra sigue incólume y muy vigente en sus negocios más acá y más allá del Atlántico.

Regresemos s Sebastián Marset. Él cobró fama de ser un hábil hombre de negocios, dentro de la narco criminalidad regional, por tratarse de una persona afable, con perfil de figura líder y de ser muy talentoso a la hora de incursionar en ámbitos del espectáculo, empresarial y futbolístico, tanto en Paraguay como en Bolivia, obviamente con identidades, partidas de nacimiento, certificados de trabajo y pasaportes falsos. Siempre generando empatías, por doquier, en la legalidad y en la ilegalidad. Él, además, por ese su tan polifacético perfil se desempeñaba muy bien, incluso mostrándose en público y haciendo parte de movimientos empresariales y financieros, con una nutrida gama de cómplices a su alrededor, propicios para operaciones de lavado de dinero. Dinero proveniente del narcotráfico, obviamente, y seguramente también de actos de corrupción cometidos en los países donde residía. También se sospecha que hace parte de la estructura criminal que fue ideóloga del asesinato al fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en Colombia, pero no hay firmeza aún para considerarlo como un mandante de ese magnicidio. Pero entendemos que podría saber bastante de la interna de este atentado. 

Marset, en su línea del delito, en uno de sus últimos viajes, antes de ser detectado en Bolivia, puso proa desde Paraguay a Dubai, con la idea de llegar a Turquía. Viajó con su esposa, y con sus hijos y un hermano suyo. Portaba Sebastián un pasaporte que fue detectado como falso, y fue detenido, pero no se le constató una requisitoria internacional. Ese episodio cerca de finales del 2021 lo hizo más famoso aún porque gestiones de su abogado -un reconocido profesional uruguayo, vinculado al mundo del fútbol- ante las autoridades consulares uruguayas, solicitó un pasaporte especial, con su nombre real, para poder salir de Dubai, donde además cumplió privación de libertad por algunos meses. Gestiones van, gestiones vienen, el pasaporte uruguayo le fue concedido en enero de 2022, y así como así, habiendo cumplido la prisión y al no estar buscado por Interpol, Sebastián Marset y familia, dieron un portazo a los Emiratos Árabes y levantaron vuelo de Dubai. Desde esa fecha hasta el momento de ser ubicado en tierras bolivianas no se supo nada más de él. Pero en el Uruguay, que lo vio nacer, saltó por los aires el escándalo que significó otorgarle el pasaporte, porque a esa altura de los acontecimientos, el nombre suyo (ligado a su familia) pasó a formar parte de una requisitoria mundial, por parte de Interpol. Era ya, un narco en fuga.

Las autoridades del gobierno uruguayo, ahora mismo, afrontan, además del impacto público por estar bajo sospecha de formar parte de un eventual connubio con el narcotráfico internacional, debido a la entrega del pasaporte, una próxima comparecencia ante la fiscalía para explicar todos y cada uno de los pasos que se dieron para la entrega del documento. La nota más escabrosa de este episodio que se encuentra en los inicios de la fase de investigación, es que ahora, los que deberán declarar bajo el rango de imputados ante el fiscal que entiende en el caso, no son ni más ni menos que dos ministros del gobierno de Luis Lacalle Pou, es decir, los titulares del Ministerio del Interior, y el titular y sub secretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, más otros jerarcas de rango, de ambas secretarías de Estado. Menudo problema para la administración de Lacalle Pou.

Entre tanto, se supone que Sebastián Marset, sigue en Bolivia, clandestino, con identidad falsa, tanto él como todos los que componen su núcleo familiar. 

Hagamos un somero repaso del Clan: Gianina García Troche, de 30 años de edad, esposa de Sebastián Marset, ambos, son padres de tres hijos pequeños. Esta mujer, acorde con el expediente A Ultranza Py, está sindicada como personaje del mismo nivel operativo que su esposo, dentro de actividades de narcotráfico y lavado de activos; Mauro García Troche, es uno de los cinco hermanos de Gianina. Cumpliría tareas de testaferro y administrador de bienes, siendo además un hombre involucrado en el taller mecánico del Clan. Es una persona de extrema confianza de Marset y junto a su hermana son celosos guardianes de la organización criminal; Diego Nicolás Marset Alba, es el hermano de Sebastián. El seguimiento policial paraguayo lo observó siempre guiando un automóvil Audi en tono blanco, siendo una figura muy comprometida con la organización; Sebastián Alberti Rossi, quien se hubo evadido de una prisión del departamento de San José, en Uruguay, en el 2021, es pareja de una hermana de Sebastián Marset . Por aquellos días era un evadido más, por una causa de homicidio, pero hoy es uno de los soportes más leales de la estructura criminal del Clan Marset; Edgar Enrique Marset Díaz, es el padre de Sebastián, de 52 años. La documentación de Inteligencia paraguaya lo relaciona dentro de la investigación A Ultranza, conectándolo con la Operación Árabe de marzo de 2021, a cargo de la Fiscal Mónica Ferrero. En este operativo se incautaron 600 kilos, desmantelándose una estructura empresarial montada nada más ni nada menos que en el litoral del Uruguay dentro de un contexto de producción agropecuaria; Jimena Marset Cabrera, es hermana de Sebastián Marset (y su pareja es Sebastián Alberti Rossi) no se pudo establecer si tiene vinculo operativo con la organización criminal, solo se sabe que a fines de julio la policía boliviana la identificó como una de las personas que se fugaron con Marset del establecimiento de Santa Cruz de la Sierra.

Fuera del contexto familiar de Marset, siempre acorde a las investigaciones, encontramos a Federico Santoro Vasallo, quien fue investigado por la justicia paraguaya como uno de los empresarios que lavó dinero para el Clan Marset. Se trata de un hombre vinculado a casas de cambio, agencias de viaje, con casas sucursales en Asunción y Ciudad del Este. Hay certeza, en filas policiales paraguayas que tanto él como Sebastián Marset mantuvieron encuentros en Asunción. Además, Santoro, posee antecedentes penales por trata de personas, verificándose que tiene en Ciudad del Este, embarcaciones y autos de alta gama. Un vecino suyo era el empresario paraguayo Mauricio Schvartzman, que fue asesinado en momentos que Sebastián Marset estaba preso en Dubari aguardando obtener un pasaporte especial uruguayo. Se estima que Marset -según escuchas telefónicas en la investigación de A Ultranza- podría ser un firme responsable del crimen del empresario; Rodrigo Fontana Ferreira, alias Loli, está investigado como presunto socio de Marset en no pocos embarques de cocaína a Europa. Es un sujeto con participación en varias operaciones ilícitas, siendo extraditado de Brasil al Uruguay, en setiembre de 2022. Está siendo investigado por las amenazas a la fiscal uruguaya Mónica Ferrero y por el atentado explosivo a la Brigada Antidrogas de Montevideo, en el barrio Prado, en mayo de 2020.

 Jimena Marset Cabrera, es hermana de Sebastián Marset (y su pareja es Sebastián Alberto Rossi) y  no se pudo establecer si tiene vinculo operativo con la organización criminal, solo se sabe que a fines de julio la policía boliviana la identificó como una de las personas que se fugaron con Marset del establecimiento de Santa Cruz de la Sierra.

En la nómina de allegados al Clan Marset, pero que no son familia directa, están:  Erlán Ivar García López, alias “El Colla” en Bolivia, y “El Presidente” en el Paraguay. Fue capturado recientemente y esta sindicado como uno de los brazos derechos de Marset, siendo además un piloto de aviación, pieza operativa confiable para traslados de cargamentos de cocaína, dentro y fuera del territorio boliviano; Yoshimar Vicente Cartagena Rodríguez, peruano, es uno de los principales guardaespaldas de Sebastián Marset, fue detenido a poco de su fuga de Santa Cruz de la Sierra, y en su celular se encontró un video con una de las personas secuestradas en Perú y de la se pedía una suma de dinero a modo de rescate; Richard Chávez Martínez está identificado como un colaborador de Marset, y como parte de su círculo más confiable, pero no se puede afirmar que su relacionamiento tenga algo que ver con algún ilícito; Christian Marcelo Latorre Long es un mediocampista uruguayo que fue detenido tras la fuga de Marset. Jugó hasta hace un mes en Blooming, un cuadro de la Primera División de Bolivia; Lucas Casavieja Grande, es un exjugador de Colón que en abril de este año viajó a Bolivia para sumarse a Los Leones El Torno. Fue detenido por la Policía boliviana y estará en prisión preventiva por seis meses, mientras se lleva adelante la investigación.

Interrogantes sobran

No pocos signos de interrogación se ciernen sobre la persona Sebastián Marset, y sobre su futuro. ¿Saldrá indemne de este difícil trance?  ¿Saldrá vivo? ¿Ahora mismo está siendo asistido por los círculos de poder económico, criminal y político que lo vinieron encubriendo en todos los meses y años anteriores? ¿Se sentirá cercado y en riesgo de ser capturado y expuesto a ser interrogado sobre las estructuras criminales que integra? ¿Expuesto a que profundicen respecto al caso del fiscal Pecci? ¿Sebastián Marset será realmente un personaje ligado a las más altas cúpulas de las narco mafias que operan en Latinoamérica, estrechando lazos con organizaciones como la ‘Ndrangheta, que es regente del narcotráfico que lleva cocaína de Bolivia o Colombia a Europa, a través de Asunción y de Uruguay? ¿No será que Marset es únicamente una pieza más del rompecabezas criminal, muy distante de las verdaderas cabezas de poder, dentro de Paraguay, Bolivia, Brasil, quizás hasta Uruguay mismo y de narcos allende el Atlántico? ¿Será que Sebastián Marset es solo la punta visible y mediática, con la aureola de mito viviente, de una estructura que solo lo toma en cuenta como un personaje de menos rango del que aparenta tener? ¿Será que solamente es un narco que quizás haya entrado en confrontación con otros personajes de su ambiente, que desde no hace mucho le hubieron soltado la mano, al punto de que fue detectado y rodeado por la policía boliviana, desatándose sobre él y sobre su Clan, una verdadera cacería? ¿Qué intereses circundan a esa operación de captura fallida que tuvo lugar en Santa Cruz de la Sierra a finales del mes de julio? ¿Y si hay intereses definidos, quienes son sus referentes de poder involucrados?, porque está claro que algo hubo pasado, para que se genere este semejante desmadre. 

Mientras sus cazadores alardean que lo tienen contra las cuerdas, Sebastián Marset tiene no pocas respuestas a tantas preguntas, y él mismo debe estar formulándose otras interrogantes también, en su intimidad, pero quizás haya una que lo debe tener a mal traer, y que se relaciona con su futuro, y con su vida misma, y la de su familia. El fantasma de los ajustes de cuentas, siempre presente.

Solo sabemos que hoy, en este instante, Sebastián Marset está prófugo de la justicia, unido estrechamente a su clan. ¿Y mañana? ¿Sigue en Bolivia? ¿Está en Paraguay? ¿En Brasil? ¿En su tierra natal, Uruguay? ¿Fuera de Latinoamérica? ¿Hacia dónde está viajando ahora mismo, obviamente con otra identidad, y hasta con otra fisonomía? ¿Hacia dónde, cómo y con quien, o con quienes?

Está huyendo, pero siempre con el sello de Sebastián Marset, que no es un mito, es solo un narco.

Foto: Reduno