Sábado 11 Mayo 2024
Rosario y Our Voice dijeron presente en apoyo al periodista australiano
Por Andrés Volpe–23 de diciembre de 2020

"El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia”, expresaba Albert Camus, en su novela “La Peste”, casi un parangón de nuestros días. En esta obra Camus cuenta la historia de unos doctores que descubren el sentido de la solidaridad en su labor humanitaria en una ciudad argelina, mientras esta es azotada por una epidemia. Solidaridad que tuvo Julián Assange con esa ignorancia endémica que padecemos, por eso hoy conocemos de los abusos del gobierno norteamericano, por eso hoy conocemos del espionaje masivo, por eso hoy conocemos una parte del gran hermano. 

Este lunes 21 por la tarde en la ciudad de Rosario, una época movida y calurosa (señal de que se acercan las fiestas) los periódicos de la ciudad hablan de record de ventas por las compras navideñas, y el complejo monumental nacional a la bandera, icono turístico e histórico de Argentina, se encuentra con pocos visitantes. Algunos de ellos son amablemente invitados para participar de la campaña #Achair4Assange que fue movilizando participantes alrededor del mundo en apoyo a Assange, campaña llevada adelante por el movimiento Our Voice,  inspirada en la obra del artista italiano Davide Dormino. La fotografía que quedará impresa por siempre en el activismo rosarino poco tiene que explicar y mucho que reclamar. Una acción clara y justa dirigida a la justicia británica. Una movilización masiva, civil y a conciencia, en apoyo al periodista que defendió nuestro derecho a la privacidad, nuestro derecho a informarnos y nuestro derecho a pedir cuentas a los gobernantes.

Faltan menos de dos semanas para el juicio de extradición de Assange hacia Estados Unidos y poco ruido hay en las calles. Los músculos más fuertes del brazo defensor del fundador de WikiLeaks se apoyan en artistas que hacen sentir su voz. Muchos ponen también su esperanza en que en un único acto de lucidez, el presidente saliente norteamericano Donald Trump pueda desestimar el juicio de extradición y liberar del yugo a Assange, sin embargo pocas son las voces que creen esto factible. Hace escasas dos semanas Roger Waters, activo defensor de Julian exclamó sobre las actitudes del nuevo presidente norteamericano: "La voluntad de Washington de castigar a Julian Assange no cambiará con Joe Biden en el cargo y el gobierno británico hará todo lo posible para ayudar a Estados Unidos a lograr este objetivo”.

Es difícil poder imaginar que un hombre de la inteligencia de Assange pueda ver un futuro libre de persecución y consecuencias después de tamaña denuncia, por eso sus acciones hablan por sí mismas, en virtud de que sus pasos fueron meditados y a conciencia. Una clara respuesta por parte de nosotros debería ser el apoyo y la solidaridad, que son pequeños gestos que juntan lo empático con el sentido común.

Hace escasas horas Nils Melzer, relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que examina casos de torturas y castigos crueles o degradantes exclamó (en una carta dirigida al gobierno norteamericano) que Assange "nunca publicó información falsa  ni tampoco orquestó ciber ataques ni robos para obtener dichos documentos. Lo que hizo, lo realizó de la misma manera en que pueden actuar los periodistas de investigación, por lo que pidió que no se criminalice su acción”.

Assange "no es un enemigo del pueblo estadounidense" y "ya lleva una década privado de libertad de forma arbitraria" agregó. Condenarlo, concluyó Melzer, sería "dispararle al mensajero", algo que resulta "incompatible con los valores de justicia, Estado de Derecho y libertad de prensa consagrados en la Constitución norteamericana".

Mientras tanto, las sillas siguen hablando en los extremos del mundo, como un “Speaker Corner” británico en movimiento, esperando ser escuchado por los oídos más sordos de nuestra sociedad, demostrando históricamente que pocos lograron ser oídos por muchos y que muchos desparramaron revoluciones.

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*Foto de Portada: Our Voice / Leandro Gómez