Sobre esas 30 mil personas que por motivos políticos entre el 1976 y el 1983, en Argentina, bajo el régimen militar, fueron capturadas, detenidas en campos de concentración, sometidas a todo tipo de tortura y al final muchas de ellas asesinadas. La mayoría de las veces sedadas, cargadas en aviones militares –los llamados vuelos de la muerte- y lanzadas en el Rio de la Plata.
Textualmente, según lo que se puede ver y escuchar en los videos presentes en youtube, Berlusconi ha declarado el pasado 13 de febrero : « … como ese dictador argentino que eliminaba a sus opositores llevándoles en avión con un balón, después abrían la puerta y decían : «Que bonito día hace, salgan afuera un poco a jugar». El público se ríe y Berlusconi sigue diciendo: “Hace reir, pero es dramático”.
En Italia, como sucede siempre, no se ha dado el relieve adecuado a la noticia y no ha suscitado mucho escándalo. Pero no se han reído los familiares de esas víctimas, no se han reído las madres de Plaza de Mayo que todavía buscan a sus hijos y nietos dispersos, no se ha reído tampoco el ministerio de Asuntos Exteriores argentino que enseguida ha convocado al embajador italiano Stefano Ronca para expresar “profunda preocupación” por esas frases.
Desde Palacio Chigi, como siempre, se han elevado los escudos en defensa del premier: “Un ataque calumniador y absolutamente injustificado –es la posición oficial- sobre un presunto caso que provoca indignación”. Porque Berlusconi, dicen, quería solo hacer una comparación con quien le insulta paragonándole con los dictadores.
Pero la evidencia no se puede negar. Y es evidente la insolencia del premier al pronunciar esas palabras y muy claro su “toque irónico”. ¿A quién quiere engañar Palacio Chigi?
El señor Berlusconi ha demostrado una vez más lo que es.
Ese señor Berlusconi que define heroe al mafioso y asesino Vittorio Mangano, que ha estado durante años a su servicio en su chalet de Arcore; que cuenta entre sus más cercanos amigos y colaboradores con personajes del nivel de Marcello Dell’Utri, condenado en primer grado por “implicación externa en asociación mafiosa”; que ha formado parte de una de las más terribles y sangrientas logias masónicas desviadas que Italia haya conocido jamás: la Logia P2. Una organización subversiva que contaba entre sus miembros también a Emilio Massera. Hermano masón, pero también amigo de Silvio Berlusconi, además de ser un sangriento dictador argentino, entre los protagonistas precisamente de esa masacre.
Fue Massera, junto al dictador Jorge Rafael Videla y a los generales Leopoldo Galtieri y Orlando Agosti los que hicieron desaparecer en la nada a esas 30.000 personas. Y por esto fue varias veces condenado por violación de los derechos humanos, aunque consiguió siempre evitar la carcel.
Por esto Silvio Berlusconi se ríe de los desaparecidos: porque sus amigos de la P2 mataban también en su nombre a los inocentes argentinos. Mientras, es lamentablemente un hecho, el programma elaborado por esa logia se está realizando hoy a la letra en nuestro país.
Los violentos ataques lanzados contra la Justicia, las vergonzosas leyes “ad personam”, las viles agresiones a los sagrados principios de la Constitución son una prueba de ello. Mientras día tras día, cada vez más, las tantas castas político-institucionales ponen en riesgo la supervivencia de nuestra Democracia y, por lo tanto de nuestra libertad.
A nosotros no nos queda más que la Resistencia contra este indigno jefe del Gobierno, contra sus sultanes y sus súbditos.
La Resistencia al lado de los muchos justos que por suerte todavía hay en Italia y que luchan para reafirmar los principios de la Democracia, del vivir civil, de la Legalidad y de la Paz.
La lucha será dura, pero a nosotros no nos faltará la tenacidad.
Se lo debemos a las muchas víctimas inocentes de la dictadura argentina y de todas las dictaduras. Y a todos los mártires que han luchado, hasta el sacrificio final, por la afirmación de los principios sagrados de la Justicia y de la Verdad.
20 de Febrero 2009