Martes 30 Abril 2024
agustin saizIdentificación de aviones de vuelos de la muerte en Campo de Mayo, Argentina Por Agustín Saiz, desde Argentina-15 de diciembre de 2020

Los aviones que utilizaron para arrojar a más de 5.000  personas (desaparecidos) todavía están en el predio del ejército de Campo de Mayo. En el marco del juicio de los vuelos de la muerte se realizó la recorrida para identificar los lugares mencionados por los testigos y peritos de esta causa que se lleva adelante en el tribunal Nro2 de San Martin (Bs. As.).

“Los Fiat G-222 y los Twin Otter nunca fueron preservados ni peritados por la justicia. Además de los jueces y el resto de las partes, participó de la recorrida uno de los acusados de haber piloteado los aviones: Delsis Malacalza. También estuvieron presentes tres testigos: Raúl Escobar Fernández, un ex conscripto que relató como él y sus compañeros levantaban grandes cantidades de ampollas de Ketalar (la droga que se utilizaba para adormecer a las personas secuestradas que luego serían arrojadas al río o al mar); Marcelo Castillo del EAAF (equipo argentino de antropología forense); y Rodolfo Novillo hermano de Rosa Eugenia Novillo Corvalán, una de las cuatro víctimas por las que se realiza el juicio".

Durante la recorrida registrada por La Retaguardia, el oficial Bennardi que guió el recorrido explico que los Fiat G-222 tenían capacidad para 36 paracaidistas y que los Twin Otter tenían la posibilidad de volar directamente sin puertas.

Campo de Mayo fue el mayor centro clandestino de detención y exterminio (CCDyE) que operó durante la dictadura y se estima que de las 5.000 personas que pasaron por allí solo 100 sobrevivieron. Al contrario de otros CCDyE, como la ESMA perteneciente a la armada y hoy convertido en un centro para la memoria, Campo de Mayo se mantuvo siempre en manos del ejército aun cuando fue la institución de mayor responsabilidad del genocidio vivido en argentina. Muchas de sus instalaciones han sido demolidas o remodeladas demostrando la poca voluntad de las autoridades para cerrar esta parte de la historia, todavía queda pendiente mucho por descubrir de lo ocurrido en este predio donde operó una maternidad clandestina para las detenidas embarazadas y además se intenta identificar posibles fosas comunes que el EAAF sigue buscando.

Hoy 40 años después de los vuelos, muchos genocidas siguen libres mientras los aviones desde donde arrojaron a las victimas siguen en el hangar. En un momento de la recorrida un Ford Falcon irrumpió en escena. No hubo demasiada sorpresa cuando se vio bajar de él a uno de los abogados defensores: el militar Carlos Eduardo Carrizo Salvadores condenado a prisión perpetua por los delitos cometidos en 1974 en Catamarca en lo que se conoce como la Masacre de Capilla del Rosario. Allí fueron fusiladas 16 personas secuestradas. Casación revocó el fallo por considerar los delitos prescriptos al no haber ocurrido dentro de los límites de la dictadura cívico, militar, eclesiástica. Mientras la Corte Suprema deberá definir la situación, Carrizo Salvadores defiende colegas.

Los vuelos de la muerte, sin dudas, forman parte de los peores episodios de la historia humana contemporánea, donde la maquinaria de exterminio necesitó de un aparato logístico para deshacerse de las cantidades industriales de cuerpos, que antes habían pasado el tormento de la torturas. Todavía las complicidades de aquella época siguen traspasando las décadas, para formar parte en el presente, del entramado subterraneo de la política y de los negocios clandestinos que la sostienen.

Por las víctimas de Campo de Mayo y los 30.000 desaparecidos: ¡Nunca más es nunca más!

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*Foto de Portada: www.laretaguardia.com /vueloscampodemayo.blogspot / Avión Fiat 222 abandonado en el campo de mayo

*Foto 2: www.laretaguardia.com / vueloscampodemayo.blogspot / Delsis Malacalza, piloto de los vuelos de la muerte