01_orletti_01El comienzo de estas instancias judiciales –el pasado día 3 de junio- habla a las claras de que el manto de impunidad con el que actuaron aquellos indeseables sujetos, parece irse volatilizando a merced de la siempre oportuna balanza de la justicia, que aunque una vez fuera pisoteada e ignorada, parece que no cesa de mantenerse erguida, aún en tiempos en que para muchos la incredulidad sobre sus conclusiones, continúa siendo un sentimiento de difícil desarraigo, especialmente entre aquellos que directa o indirectamente han sido víctimas del terrorismo de Estado, en el Río de la Plata.

02_Julio_Cesar_StrasseraQuizás por ese motivo, en esta nueva administración de justicia, en la Argentina, apuntando con su dedo acusador a la infamia de los años de dictadura, el juicio podría extenderse hasta fin de año –según las informaciones procedentes desde la vecina orilla- estimándose que unas 119 personas habrían de declarar en calidad de testigos, trascendiendo que unas 45 son de nacionalidad uruguaya. Serían muchos los querellantes, pero uno de los principales, en este proceso, es el Ministerio Público, en la persona del fiscal Guillermo Friele, que bien podría traer a nuestra memoria lo realizado por su colega Julio César Strassera, acusador del famoso juicio a las Juntas, el año 1985, en el que nueve integrantes de las Juntas Militares -que gobernaron la Argentina entre los años 1976 y 1982- fueron acusados, siendo condenados cinco de ellos, la mayor parte a cadenas de prisión perpetua; resoluciones que se inscriben en el marco del primer proceso masivo en contra de comandantes militares, por el asesinato masivo de personas, desde los Juicios de Nuremberg, único en el mundo hecho por tribunales civiles.

Han transcurrido quince años de aquellos días en los cuales el Fiscal Strassera a viva voz realizara la acusación pública contra los dictadores, constituyéndose el juicio en un verdadero documento histórico y una pieza fundamental en la defensa de los derechos humanos; han transcurrido quince años de aquellos días en que el Fiscal Strassera cerrara su alegato con una frase célebre, emblemática : “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”

04_juicio_junta06_massera_videlaPor aquellos días –días en los cuales se trataron 281 casos- León Arslanián, en su carácter de presidente de la Cámara Federal leyó la sentencia: en ella se condenó a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. En cuanto a los acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basili LamI Dozo no fueron condenados por no haberse podido probar los delitos que se les imputaban.

El fallo reconoció que las juntas diseñaron e implementaron un plan criminal y rechazó la ley de amnistía sancionada por el último gobierno militar. Señaló también que cada fuerza actuó autónomamente y que las penas deben ser 05_massera_videla_agostigraduadas en función de ello, concluyendo que la fiscalía no pudo probar que, con posterioridad a 1980 se hubieran cometido crímenes que pudieran ser responsabilidad de la junta militar, exculpando así a la tercera junta integrada por Galtieri, Anaya y Lami Dozo. Por ejemplo en uno de los párrafos de la extensa sentencia puede leerse: “En suma puede afirmarse que los comandantes establecieron secretamente, un modo criminal de lucha contra el terrorismo. Se otorgó a los cuadros inferiores de las Fuerzas Armadas una gran discrecionalidad para privar de libertad a quienes aparecieran, según la información de inteligencia, como vinculados a la subversión; se dispuso que se los interrogara bajo tormentos y que se les sometiera a regímenes inhumanos de vida, mientras se los mantenía clandestinamente en cautiverio; se concedió, por fin, una gran libertad para apreciar el destino final de cada víctima, el ingreso al sistema legal ( Poder Ejecutivo Nacional o justicia) la libertad o, simplemente , la eliminación física”.

Sin embargo, dentro de este contexto de condenas y resoluciones , cinco años después, el 29 de diciembre de 1990 –en el marco de una serie de indultos relacionados con la Guerra Sucia en Argentina- el presidente Carlos Menen sancionó el Decreto 2741/90 indultando a los ex miembros de las juntas militares ,condenados en 1985. Pero, dieciséis años después, el día 6 de setiembre de 2006 el juez Norberto Oyarbide declaró la inconstitucionalidad del Decreto 2741/90 que indultó a los miembros de las juntas para procesar a Jorge Rafael Videla, en el caso del secuestro de los empresarios Gutheim y a los pocos días, es decir el 19 de setiembre de 2006, el máximo tribunal penal de la Argentina,la Cámara de Casación Penal, declaró la inconstitucionalidad del indulto concedido al general Santiago Omar Riveros .
Retomando la información relacionada con el juicio oral y público sobre los crímenes de lesa humanidad, juicio que ahora es centro de atención de los medios de comunicación locales y extranjeros, debemos consignar que durante su desarrollo es perfectamente viable revelarse nuevos elementos sobre el destino de casi medio centenar de ciudadanos uruguayos que permanecieron secuestrados, torturados, muertos o desaparecidos en Automotores Orletti.

07_RogerRodriguezEl periodista Roger Rodríguez, en un informe relacionado con los juicios sobre Orletti –publicado en la revista Caras y Caretas, de junio de 2010- da cuenta que en el banquillo de los acusados se encuentran los ex jefes del Servicio de Información del Estado (SIDE), nos estamos refiriendo a Ruben Visuara , de 78 años y Eduardo Cabanillas, de 68 años; y los ex agentes Raúl Guglielminetti, de 68 años, Eduardo Ruffo, de 64 años y Honorio Martínez Ruiz, de 61 años, ya procesados preventivamente por seis delitos de homicidio agravado y privación de libertad e imposición de tormentos contra 65 víctimas.

Y precisamente en el informe se detalla que “entre las víctimas se encuentran cuatro uruguayos: los desaparecidos Gerardo Gatti y Julio Rodríguez Rodríguez, y los fusilados Hugo Méndez Donadío y Edgardo Candia, además del argentino Marcelo Gelman –hijo del poeta Juan Gelman y padre de la uruguaya Macarena Gelman; incluyéndose también la causa del homicidio del argentino Carlos Santucho, hermano de Mario, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)” 

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En el mismo informe, el colega Roger Rodríguez –a quien oportunamente entrevistaremos, para profundizar sobre su prolífica labor periodística en torno a la violación de los derechos humanos en el Cono Sur, dentro del siniestro Plan Cóndor y para conocer su punto de vista de una temática, que nos consta, lo compromete como hombre y como profesional con valores universales- puntualiza que el juicio de Automotores Orletti “no abarca a otros 23 uruguayos desaparecidos entre los meses de julio y octubre de 1976, que estuvieron en el pozo del barrio La Floresta, ni a otros ocho uruguayos asesinados o desaparecidos a principios de aquel año en Buenos Aires” , señalándose que “todos estos casos fueron incorporados al juicio oral sobre el Plan Cóndor, en el que el Coronel uruguayo Manuel Cordero será imputado”
Entonces queda perfectamente claro que aún sin encararse todos los casos de los ciudadanos uruguayos, este juicio oral y público permitirá profundizar y conocer detalles y particularidades de la suerte corrida por ellos, los motivos por los cuales María Claudia Gelman fue trasladada a Montevideo, y por si fuera poco, características y el perfil de los negociados que llevaron a cabo los militares participantes del Plan Cóndor, con los dineros sustraídos a sus víctimas –uruguayos y argentinos- de cuyos hijos , en muchos casos, terminaron apropiándose.

En la calle Venancio Flores

“Automotores Cortell “ tal la fachada utilizada, de lo que por aquellos oprobiosos días era un centro de detención clandestino utilizado por la dictadura militar argentina, que se encontraba ubicado en la calle Venancio Flores 3519/21 esquina Emilio Lamarca, en Capital Federal; era un antiguo taller que lucía un cartel al frente, con el nombre “Automotores Cortell”. Había una puerta grande con cortina metálica de enrollar y a la izquierda, se hallaba una puerta blindada con mirilla, que se abría mecánicamente y la contraseña utilizada a tales efectos era “operación sésamo”.
Este centro de detención, constaba de dos plantas; en la baja había un gran salón de 6 a 8 metros por 30 metros. Una división baja separaba del retrete (uno solo para unas treinta personas) y del lavadero. De allí salía una escalera de base de concreto y peldaños de madera. El piso era de hormigón, sucio de tierra y grasa. Habían chasis de autos desparramados en la superficie y autos secuestrados. Se podía ver un tanque de agua grande con una roldana arriba, de donde colgaban a los presos para el “submarino”. Había una banderola junto al techo; en la planta alta funcionaban una sala de interrogatorios, otra de torturas y una terraza donde se colgaba la ropa a secar.
Para quienes pasaron por ese lugar era por cierto un edificio desconocido, sinónimo de incertidumbre, una incertidumbre que con el correr de los minutos se traducía en pánico, en horror. Un horror, que aún a más de treinta años de aquella barbarie, la sola mención de su nombre, continúa siendo un horror entre muchas personas, que por cierto no fueron tratadas como tales. En estos días, es preciso saber y es preciso no olvidar, que en ese lugar permanecieron secuestradas ilegalmente y torturadas unas 300 personas, muchas de las cuales hoy permanecen desaparecidas, no así otros que tuvieron la dicha de sobrevivir, en duras condiciones de reclusión. Otros permanecieron cautivos allí solo por pocas horas; es el caso del actor Luis Brandoni y su esposa Martha Bianchi y el periodista Mariano Grondona.
013_orletti_02¿Y cómo y cuándo nace Automotores Orletti ? La idea sobrevine en diciembre de 1975, cuando el general René Otto Paladino, uno de fundadores de la siniestra Alianza Anticomunista Argentina (conocida como la Triple A), quedó al frente del Servicio de Información del Estado (SIDE), decidiéndose crear una base para que la banda de Aníbal Gordon pudiera operar sin llamar la atención, vale decir, absolutamente al margen de la ley, clandestinamente.
Fue así que el coronel Ruben Víctor Visuara, jefe de la base Bullinghurst, encargó al agente Eduardo Ruffo a buscar una “cueva” donde el grupo hiciera sus operativos; operativos que incluían básicamente la eliminación de todo opositor, izquierdista o “blanco”, considerado como un objetivo de la represión, del terrorismo de Estado.
Con ese instructivo, demoledor y signado por la infamia y la más descarada inescrupulosidad el agente Ruffo halló el local de la calle Venancio Flores: un taller mecánico del barrio La Floresta, cercano a las vías del tren. La SIDE pagó 240 mil pesos por los dos primeros meses de alquiler al propietario, un hombre identificado como Santiago Cortell, quien ilusamente creía haberlo arrendado a una empresa de importación y exportación. Un dato curioso, el taller tenía en su frente un cartel que rezaba “Automotores Cortell”, al que se le había borrado la letra “C”, de ahí que ha sido una confusión denominar al lugar “Automotores Orletti”; un centro de detención que en la interna de la SIDE era conocido y mencionado como “El Jardín”, escenario fatídico en el que operó el represor Anibal Gordon. Todo un centro de operaciones y de represión regional, en acuerdo con los represores de Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay
Uruguayos expuestos
Los servicios de inteligencia policiales y militares del Río de la Plata, en aquellos años oscuros –y precedentes al inicio de las dictaduras del 73 y del 76, de Uruguay y Argentina respectivamente- estaban estrechamente unidos. Muchos uniformados –convencimiento y obediencia debida de por medio- se pusieron sobre sus espaldas una cruzada terriblemente perversa. Una sola meta. Una sola idea. Un sentimiento único e hilvanado por la infamia: exterminar al enemigo; exterminar al subversivo, y para ello, todas las informaciones –sobre los sediciosos: sobre sus operativos y sobre sus contactos- debían ser inevitablemente coordinadas e intercambiadas para lograrse los objetivos planteados. Objetivos que también buscaban los represores de las dictaduras chilena y paraguaya, participando también integrantes de los servicios de inteligencia de Brasil y de Bolivia.
Y en un contexto verdaderamente estremecedor, no pocos militares uruguayos se abrazaron a esa cruzada, ensimismados de odio y de ideas serviles a un imperio yanqui, cuyos servicios de inteligencia -la CIA- estaban plenamente involucrados en ella.
Roger Rodríguez, periodista especializado en estos temas, en su voluminoso informe, explica por ejemplo, que a nivel del Uruguay, jerarcas de la inteligencia tomaron participación de esas tareas de coordinación, con fines represores. Fue el caso del Inspector Víctor Castiglioni, máximo jefe de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia , del Uruguay. Y ya por ese tiempo los represores de ambos países concretaron secuestros y traslados de ciudadanos uruguayos, literalmente “repatriados” absolutamente al margen de la ley. Algunos de ellos fueron Antonio Viana Acosta -testigo oportunamente en un juicio contra los integrantes de la Triple A- , Washington Barrios; las cinco personas fusiladas en la ciudad de Soca y también el niño Amaral García y Julio Abreu. Pero otros uruguayos siguieron una suerte trágica, es el caso de las tres víctimas de San Nicolás: Guillermo Jabif, Daniel Banfi y Luis Latrónica; siendo secuestrados Natalio Dergan, Raúl Feldman, José Barboza, Margarito Méndez, Eduardo González, Circe Artigas, Mario Camuriano, Martha Quiroga y un grupo de integrantes del MLN.
Ahora bien, durante el año del golpe militar del 76, en Argentina, también desaparecieron otros uruguayos: Winston Mazzuchi y Nebio Melo; siendo secuestrados y trasladados Néstor Arrúa y Nelson Hernández Silva. El día 4 de abril desapareció Ary Cabrera, hallándose cuatro días después, los cuerpos acribillandos de Eduardo Chizzola y Telma Juárez, desapareciendo también Hugo Gomensoro Josman ( cuyo cuerpo pudo ser recuperado); pero a la nómina de secuestrados y asesinados, en filas uruguayas , debemos agregar a Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y Wilian Whitelaw y el médico Manuel Liberoff.
El rostro mafioso de los represores

010_Gerardo_gatti_perez09_Gerardo_gattiLa represión tuvo un rostro mafioso. El rostro del delito por el delito mismo. Son muchas las evidencias que nos hablan de todas estas facetas. Basta revisar testimonios de sobrevivientes y las actas de los juicios de las juntas militares y de las investigaciones, en Uruguay y en Argentina, para poder asumir que ese perfil de crimen organizado –saqueador y estafador- se sumó nítidamente al perfil ideológico. Quiero decir con esto que los represores, eran verdaderamente delincuentes y criminales. No se trató de personas estrictamente motivadas por ideales y disponibles a realizar los barbarismos propios al terrorismo de Estado .Se trató de personas, ensoberbecidas de poder y de ambición; personas inspiradas en ansias de enriquecimiento y de pillaje; un pillaje vulgar que se sumaba cruelmente a los tormentos a los cuales sometían a sus víctimas.
Hay muchos casos en este sentido. Uno de ellos, es el caso del uruguayo Gerardo Gatti, cuya fotografía en reclusión, acompañado de un dirigente gremial, formó parte de una repugnante maniobra con el fin de extorsionarlos.
En efecto –tal como se consigna en la publicación “A todos ellos” (Informe de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos)- Gerardo Francisco Gatti Antuña, nació en Montevideo el día 30 de abril de 1932 y de vivir hoy, tendría 78 años de edad; cursó estudios primarios, secundarios y parte de la carrera de Derecho; trabajó en la 012_300CarlosR_01012_300CarlosR_02Dirección General Impositiva y como linotipista en diferentes imprentas y diarios; se casó con Marta Casal De Rey, con la que tuvo tres hijos: Daniel, Gabriel y Adriana, que fuera asesinada el 8 de abril de 1977, en Buenos Aires, habiéndose recuperado sus restos en el año 1983.
Gerardo Gatti fue presidente del Sindicato de Artes Gráficas en Uruguay y dirigente de la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) siendo requerido por comunicado de las Fuerzas Conjuntas, el 27 de julio de 1973.

Entonces Gatti se trasladó a Buenos Aires donde conformó con León Duarte, Hugo Cores y muchos otros, el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP). En la capital argentina Gatti vivía en la calle Grecia 3254 P. 15 ap.A.
011_leon_duarte08_hugo_coresDesapareció el 9 de junio de 1976, secuestrado en el apartamento donde trabajaba ubicado en la calle Manzanares 2331, piso 4to, esquina Arcos, en el barrio de Núñez. Una vez detenido fue llevado en primera instancia a la Superintendencia de la Policía Federal. Lapso después, en la ratonera que los represores montaron, en ese mismo apartamento, secuestraron a su secretaria María del Pilar Nores, quien también fue llevada a “Coordinación Federal” y dos días después, bajo torturas, dio su verdadera identidad y el verdadero nombre “del Viejo” como lo llamaban los represores. A partir de ahí, en la misma Coordinación Federal apareció para interrogarla el Mayor del Ejército Uruguayo Manuel Cordero y, a los pocos días fueron trasladados al local de “Automotores Orletti” donde estaba instalada la base operativa del SID.

Según consta en el informe, de la publicación “A todos ellos” , Gerardo Gatti fue bárbaramente torturado en “Orletti” razón por la cual presentaba una grave lesión en un brazo. Son muchos los testigos que lo vieron en esas condiciones.
A todo esto, un canillita identificado como Washington Pérez –quien logró sobrevivir y pudo dar su testimonio ante COPAZ y Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, en el año 2001- fue secuestrado por los captores de Gatti y llevado a Orletti con el objeto de que obtuviera un rescate de dos millones de dólares. Para demostrar que Gerardo vivía, le sacaron una foto junto a Pérez, con un diario de la fecha; foto que Pérez conservó.

Estaba claro que quienes estaban por detrás de la maniobra extorsiva, era la banda de Anibal Gordòn, un represor bestial y carente de todo escrúpulo, que tenía como principal objetivo al Partido Por la Victoria del Pueblo. A todos ellos les interesaba obtener dinero, y el canillita Pérez –por ser amigo de Gatti- fue un intermediario involuntario de la maniobra, de la cual también participaron integrantes de la represión uruguaya, estando entre ellos el Comisario Campos Hermida , secundado por el militar José Gavazzo y su par Manuel Cordero.

Pero por distintas razones la extorsión se frustró al cabo de una serie de tratativas y pese a la foto de prueba de vida enviada al PVP. Washington Pérez, años después, en su testimonio aportado desde Suecia explicó que además de haber visto a Gatti , allí en Orletti, se encontró con el otro fundador del PVP, nos estamos refiriendo a León Duarte.

Ese encuentro tuvo un matiz dramático porque en él los represores le anunciaron que las negociaciones (la maniobra extorsiva, para recuperar con vida a Gatti y a Duarte) habían fracasado y que todo estaba liquidado; después, los términos fueron mucho más duros y más precisos: “ahora va a ver a otra persona y limítese a lo que le vamos a decir nosotros y usted va a hablar con él y nada más y no pregunté más por Gatti porque eso está liquidado, repitió. Bueno, ahí traté de seguir insistiendo, pero por el tono duro y en la forma en que gesticulaban comprendí que no debía seguir. Esa noche había más gente y era evidente que habían llegado más represores del Uruguay. Tanto policías o militares, porque había un grupo de diez o doce más, y en ese momento unos reclamaban a los otros los encargues que les habían hecho, me volvieron a convidar con cigarrillos Nevada. Dicen: “bueno, acá tenemos a una persona que usted conoce, viene alguien y me abraza y lo primero que me pregunta es cómo andaba. “¿Cómo voy a andar?” le digo:”ahora con el problema que me plantea esta gente, que se terminó la negociación de Gerardo, que está todo liquidado. Yo no sé si en ese momento el compañero Duarte sabía que se encontraba en manos de los que habían secuestrado a Gatti o si se lo estaba diciendo yo. Le pregunté como estaba “¿le dicen que se siente, lo hace con una dificultad tremenda. Le pregunté cuánto tiempo hacía que estaba así y cuando lo habían detenido. “ –No, dicen ellos, usted limítese a lo que le dijimos ,no haga preguntas” Pero el Loco ( Duarte) me contestó igual: “hace cuatro o cinco días me detuvieron en la calle La Rioja”. Insistí en “¿cómo estás, en que estado, has comido algo?”. Evidentemente había sido brutalmente torturado. –“Duarte, tiene que decirle lo que hemos acordado” ,me dice uno de los oficiales: “Mira Perro –dice Duarte-, si vos aceptas servir de intermediario, esta gente plantea concretamente una sola cosa, y es que nosotros podemos conseguir una fuerte suma de dinero. Esta gente quiere dólares, muchos, que vos les trasmitas a los compañeros esto”(…) estuve ahí unos momentos más y me dicen:”bueno, ahora se va a retirar el señor Duarte”, se lo llevan “despídase”. Me doy un abrazo con el compañero y ahí me dice en el oído “bueno, Perro andate” ,posteriormente me pregunta cómo estaba la familia, como cosa de que los tipos no pudieran captar y me lo reitera de nuevo, “andate, estos son unos asesinos”.
El Centro Clandestino de Detención “Automotores Orletti” tuvo entre sus víctimas a otros uruguayos: Hugo Méndez, María del Carmen Martínez, Julio Rodríguez y su compañera, Jorge González y Elisabet Pérez y Edgardo Candia.
Por aquellos días los hechos extra muros de Orletti, fueron desencadenando episodios que definitivamente se convertirían en disparadores de situaciones trágicas: por ejemplo, se relata en el informe de Roger Rodríguez –de la revista Caras y Caretas- que el día 19 de junio murió en un atentado el jefe de Policía , Cesáreo Cardozo. El atentado tuvo su represalia. Una represalia que costó dos vidas: la de los uruguayos Hugo Méndez y Edgardo Candia y otro centenar de presos del pozo de Orletti fueron literalmente fusilados; un fusilamiento que generó un clima de tensión que desencadenó decisiones consistentes en liberar a María Martínez, mientras que Julio Rodríguez y su compañera terminaron desaparecidos.
Entonces dentro de ese contexto, por el mes de julio de 1976 se recrudeció la represión. Se sucedieron una veintena de secuestros de uruguayos en territorio argentino, y la mayor cantidad de ese grupo terminaría siendo trasladado al Uruguay, constituyéndose así el denominado “primer vuelo” de Orletti. La información continúa precisando que en las dos primeras semanas de julio de 1976 fueron secuestrados un total de 25 uruguayos vinculados al PVP. Todos ellos fueron llevados a Orletti; por esa razón los mismos serán testigos del juicio público. Todos ellos fueron torturados por su posición política.
En ese tiempo se lleva a cabo la extorsión a Gerardo Gatti y a León Duarte y éste último habría aceptado una negociación con Gavazzo y Cordero -militares uruguayos operando en Orletti- que a la postre derivó en el traslado de todos los detenido, a excepción de Gatti y Duarte, que hasta el día de hoy, permanecen desaparecidos. El resto del grupo fue trasladado en un avión militar uruguayo piloteado por Enrique Bonelli, quien en tiempos no tan lejanos fuera el comandante en jefe de la Fuerza Aérea.
Hay que señalar que los sobrevivientes de Orletti -una vez en suelo uruguayo- fueron derivados a la base de torturas del barrio Punta Gorda de Montevideo, más conocido como “300 Carlos R” o “Infierno Chico” que estaba ubicado en la Rambla República de México al 5515. El origen de su posesión en manos del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) se remonta al momento de la detención de integrantes del Movimiento de Liberación Tupamaros MLN, que la habían adquirido en los primeros meses del año 1974.
Desde la base de Punta Gorda ,los detenidos fueron derivados a la casona de Bulevar Artigas 1488 y Palmar ,la sede del Servicio de Información de Defensa (SID) , hoy edificio sede del Centro de Altos Estudios Nacionales (CALEM). En ese lugar, continuó la siniestra negociación que implicó una falsa detención en un chalet del balneario Shangrilá y su posterior procesamiento por la Justicia Militar.
A todo esto en la ciudad de Buenos Aires, al pozo de Orletti continuaban ingresando ciudadanos uruguayos y argentinos, estando entre ellos Marcelo Gelman y María Claudia García de Gelman , en aquel momento embarazada de tres meses. Al punto cabe señalar que Marcelo fue asesinado junto a otros argentinos, a quienes colocaron en toneles de hierro y arrojaron a las aguas del delta del Tigre. María Claudia, por su parte, más tarde se sumaría al destino trágico de otro grupo de uruguayos secuestrados en setiembre y octubre del año 1976.
En esos nefastos tiempos, entre los días 23 de setiembre y el 1ero de octubre de ese mismo año, otros 23 integrantes del Partido por la Victoria del Pueblo son detenidos por los represores instalados en la capital argentina, registrándose una vez más extorsiones. Pero finalmente, también las negociaciones no prosperaron y los traslados se repitieron: de esa forma se concretó el denominado “segundo vuelo” del centro clandestino de detención Orletti, del que no se supo nada hasta el año 2000, siendo uno de los pilotos del avión José Pedro Malaquín, quien –en período democrático- llegó a ser máximo jerarca de la Fuerza Aérea Uruguaya. Respecto al grupo “trasladado”, nada se supo de él, o mejor dicho, fue asesinado y desaparecido.
El Centro Clandestino de Detención “Automotores Orletti”, hoy como ayer, es claro sinónimo de una ignominia gestada en la crueldad ideológica, madre detestable de una corriente del pensamiento inserta en una época de oscurantismos y de maleficios sustentados ,provocados y sembrados –entre otros- por los Estados Unidos, emblema del Plan Cóndor.
Se han ido sucediendo juicios públicos –post dictadura y en tiempos subsiguientes- y han ido saliendo a la luz pública episodios tristemente célebres. Hubo quienes perdieron la vida mucho antes de acontecer estas confrontaciones y otros tuvieron la dicha de tomar parte de las mismas, ratificando su lucha contra los represores, por la lucha en sí misma y porque reclamar justicia es la esencia misma del equilibrio humano; un equilibrio de logro dificultoso cuando los condicionamientos predominan por sobre los valores, cediendo espacio a los antivalores.

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 En la actualidad, en pleno 2010, dejando a nuestras espaldas los juicios a las Juntas Militares, de mediados de los 80, se repiten esos mismos sentimientos en la vecina orilla, aunque no estoy seguro que se igualen a los parámetros de aquellos días, porque los años transcurridos sembraron sus inevitables distancias, y nos atreveríamos a decir que todavía esos requerimientos de justicia parecen existir ( o coexistir) con una muy sutil alianza de fuerzas ajenas a los sentimientos democráticos , inquebrantables e intemporales ( pese a los juicios ya realizados y en curso o por concretarse, dentro de Argentina o Uruguay) , y que aún parecen tener su peso y su influencia a favor de la impunidad.

Uruguay de hoy : “En la vereda de enfrente”
Pero ahora los tiempos son otros. Tiempos de mayores intereses; tiempos en que los compromisos deben congeniar con horizontes de diplomacia y de integración; tiempos de polarizaciones y de individualismos. Sentimientos que se hacen más convincentes y más presentes –lamentablemente- en la vida de los políticos y de los presidentes. Tiempos de múltiples revelaciones (espirituales y humanas) y de definiciones.
Pero además, tiempos en que los reclamos de justicia - al menos en el Uruguay- sorprendentemente, todavía no han cesado, quizás porque aun estando entre rejas dictadores y militares, el círculo de la justicia no ha sido cerrado, y aún se vive una tediosa espera, con sabor incertidumbre y hasta a desesperanza.
Prueba de esa tediosa espera, en una fecha reciente –sábado 19 de junio de 2010- en ocasión de celebrarse en el Uruguay, el “Día del Nunca Más” (parafraseando al Fiscal Julio Strassera, al concluirse el Juicio a las Juntas Militares de Argentina) –oportunidad en que se realizó una celebración en la Plaza Independencia, convocada por el gobierno- se notó la ausencia de los integrantes de la organización Familiares de Detenidos Desaparecidos, marcando así su discrepancia con el gobierno actual, del cual es titular, nada menos que el ex guerrillero tupamaro José “Pepé “ Mujica.
Un gobierno, que en definitiva, y a propósito de esa celebración –a través del propio Mujica- manejó los conceptos de libertad, paz y compromiso con la equidad. Palabras que marcaron un objetivo coincidente con su antecesor Tabaré Vázquez, quien ese sábado precisamente estuvo presente en la Plaza Independencia “para acompañar a mi presidente como el lo hizo” según sus propias expresiones. Además sostuvo que “hay que ir moderando el pensamiento y buscando los caminos de encuentro para que nunca más exista terrorismo de Estado ni enfrentamientos entre hermanos uruguayos”.

014_mujica_vazquezMirando el pasado conviene recordar que el 19 de junio de 2007, en oportunidad de celebrarse por primera vez el “Nunca Más”, cuando José Mujica –en aquel momento Senador de la República- estaba en la escuela “Australia” de Pajas Blancas, dijo a los periodistas que le consultaron :” esto es un proceso. No se puede poner la carreta delante de los bueyes. Hay que ser cuidadoso con el proceso. Hay que comprender todo eso”. Pero un año después –el 19 de junio de 2008- en la Plaza Independencia -en ocasión de una nueva celebración del “Nunca Más”- José Mujica se limitó a decir:”Nunca más…nunca más vengo a chupar frío”. Sin embargo, al siguiente año -19 de junio de 2009-también estuvo presente, abrasándose con el presidente Vázquez quien lo encaró en los siguientes términos:” Hoy no hace tanto frío ¿viste?”.
Unos 365 días después, José “Pepe” Mujica -el ex guerrillero- fue el encargado de colocar la ofrenda floral y a la noche en la cadena de radio y televisión señaló, enfáticamente:” Digamos nunca más y también digamos lo mismo de otra manera. Digamos: Por siempre, libertad. Por siempre, paz. Por siempre, compromiso con la equidad”

En el otro extremo de la temática sacada a la luz pública, desde el momento en que fuera gestada la celebración del “Día del Nunca Más”, encontramos la posición de la organización Familiares de Detenidos Desaparecidos, los cuales, además de no participar de la celebración del sábado 19 de junio de 2010, marcando su diferencia con la posición del gobierno, y aún esperando que el presidente Mujica mantenga las investigaciones y fortifique la Secretaría de Seguimiento, sienten que están en veredas opuestas.

 017_Luis_Urtasun018_centro_militar_mvd016_familiares_desapEn efecto, Oscar Urtasun, en representación de las familias de los detenidos desaparecidos puntualizó: ” los gobernantes tienen la voluntad, pero hacen la suya. Mujica no está enfrentado a nosotros pero está en la vereda de enfrente. Ellos están del lado del que gobierna y nosotros cruzamos para pedirles. Nos escuchan pero se quedan ahí”.
Públicamente una y otra vez el dirigente reiteró la discrepancia de la Organización con el concepto del “Nunca Más” –introducido por el ex presidente Tabaré Vázquez y retomado por el presidente Mujica- señalando que “hay gobernantes testarudos” y que el objetivo del grupo “no es permanecer encerrado en el pasado ni en el presente. Queremos apostar al futuro pero eso no pasa por abrazar a los asesinos”.
El concepto de Mujica, de que las Fuerzas Armadas (FFAA) actuales tienen nuevos integrantes y deben ser desvinculados de los crímenes de la dictadura no convence a los Familiares de Detenidos Desaparecidos, cuyos integrantes sienten que “son los mismos”; no obstante están de acuerdo con la idea de que “cada uno tiene su mochila. Nosotros la tenemos llenas de recuerdos, de reivindicaciones, de dolor, de fotografías de los que no van a volver. El Nunca Más es un camino y no un objetivo. Es igual que la Justicia: una quimera” dijo Urtasun
Debemos señalar que Oscar Urtasun, que es hermano de José Luis Urtasun, desaparecido en Argentina el 13 de agosto de 1978, en el marco del Plan Cóndor, reclamó que el gobierno mantenga la búsqueda de la verdad “porque no se va a lograr ningún Nunca Más a través del ocultamiento y la mentira”. Puntualizó además que el fortalecimiento de la Secretaría de Seguimiento de los casos pendientes y la apertura del Poder Ejecutivo a excluir casos de la Ley de Caducidad para que la Justicia pueda investigar son las dos muestras de voluntad que los Familiares esperan del presidente Mujica. Finalmente Urtasun estableció que el único Nunca Más que la organización considera válido es el referido al terrorismo de Estado y no está de acuerdo con “meter todo en la misma bolsa. Esta gente violó personas, torturó, mató y atentó de todas las formas posibles contra la vida y contra la raza humana. Hubo personas que cometieron delitos y un Estado que violó los derechos humanos ¿Cómo entra todo en la misma bolsa? Con mentiras no hay Nunca Más”.
A contrapelo: una postura preocupante

019_Gral_manuel_fernandezAhora bien , días antes de la celebración del Nunca Más -el 24 de mayo de 2010- sorprendentemente ,palabras pronunciadas por el General ( R) Manuel Ignacio Fernández con motivo del 107 Aniversario del Centro Militar, pautaron una postura muy precisa, sobre la temática; una posición que preocupa, por ser extrema y opuesta , y más aún cuando desde filas del gobierno de Mujica se viene buscando una coexistencia conciliadora con las Fuerzas Armadas , a riesgo de generarse notorias disconformidades con sectores de la izquierda y con organizaciones relacionadas con los derechos humanos.

En su oratoria, en un acto realizado en horas del mediodía de ese 24 de mayo en el salón de actos del Centro Militar de la ciudad de Montevideo, de la calle Paysandú y la Av. Libertador, y ante oficiales militares de alta graduación retirados (algunos de ellos del período de la dictadura) y oficiales de las nuevas generaciones, ajenos a los tenebrosos y sombríos días del año 73 y subsiguientes, sorprendentemente Fernández dijo: “En estos últimos 25 años, damas y caballeros, las FF.AA han pagado un precio muy alto en nombre de la paz, de la tolerancia, en un “silencio austero” que flechó la cancha, que permitió que se violentara y tergiversara la Historia. Esa actitud noble de entrega, sirvió solamente para obtener un producto diametralmente opuesto a la verdad de lo sucedido en los últimos cuarenta años. Y así resulta la escandalosa paradoja de que aquellos que defendieron la Patria con devoción y lealtad, victoriosos en la guerra no solamente no reciben un merecido reconocimiento sino que además ocupan el banquillo de los acusados y las cárceles. Es el mundo del revés, porque al mismo tiempo que sucede esto, los irreconciliables enemigos de la Libertad y la Democracia son “santificados” desde cómodas posiciones por quienes pretenden hacer “justicia a la humanidad” o por los demagogos de siempre, o por los revanchistas. Estas circunstancias más algunas otras, han incidido para que bajara la consideración hacia las FF.AA por parte de una sociedad civil alienada y embrutecida por la psicopolítica al servicio de intereses apátridas y en la cual todos estamos inmersos. No es bueno que pase esto; y en nada se contribuye a la paz y en nada se favorece la necesaria confianza que toda sociedad necesita avanzar esperanzada en una misma dirección. Quede como testimonio de esta jornada de conmemoración del Centro Militar, de este día en que recordamos y renovamos el compromiso de nuestra identidad, nuestra clara postura al respecto; es decir, nuestras insalvables diferencias con el manejo y los criterios que están teniendo hoy los acontecimientos y cuyo reflejo a veces es institucional, a veces ocurre en el campo de la educación, a veces se da en los medios masivos y nunca deja de representar un desconocimiento, un desdén, una provocación que la familia militar ha venido soportando estoicamente, un día y otro también. En buena hora deberá entenderse que una situación así no puede ser eterna; que en algún momento habrá que ponerle fin al hostigamiento, al desprecio, a la falta de claridad y de verdad, en el escenario de la vida nacional”
Expresiones o el sentir de un sector de la milicia, que puede ser o no compartido; pero más allá de ello, huelga decir, que se trata de un punto de vista, solo de un punto de vista, que por más respetable que resulte –porque estamos en democracia- no resulta muy pacificador, porque tal parece, se desprende de esos dichos, el haber formado parte de una dictadura, en algunos sectores de las Fuerzas Armadas, todavía parece que los tiene convencidos que no se violentaron derechos ni se segaron vidas, como parte de un terrorismo de Estado, básica y esencialmente anticonstitucional y criminal.
Paciencia, pero todavía se sienten barbaridades en los discursos de algunos militares y digo de algunos, porque estoy seguro, que aunque el espíritu de cuerpo es una característica de la milicia, no creo que todos los que llevan uniforme comparten tales palabras.
De ser así, vaya puerto al que llegaremos integrándonos a las Fuerzas Armadas, sea en ésta democracia, que por bien intencionada que sea, quizás puede no llegar a ser una democracia, lo que sería una muy mordaz e irónica trampa al solitario.
Entretanto, en la vecina orilla el juicio por la Automotora Orletti, y otros, son hechos y no palabras.
Entretanto, en el Uruguay, el tema parece tener otro tinte y habrá que esperar. No hay otra: el círculo de la Justicia, aún no se ha cerrado. Pese a los procesamientos dictados, y a los militares encarcelados –cosa que no agrada a los integrantes del Centro Militar, con sede en Montevideo- el tema sigue siendo un punto en el infinito, con sabor a incertidumbre. Lamentablemente, un menudo problema para el ex guerrillero José Mujica, que deberá definirse de una vez por todas, sencillamente para no estar en la vereda de enfrente.