Otra reflexión que deseamos hacer es respecto de la crisis mundial que atravesamos. Hoy por hoy somos 7.000 millones de habitantes en el mundo. Al decir del europarlamentario y periodista investigador Giulietto Chiesa en su exposición durante el Congreso Antimafia celebrado en Rosario (Argentina), el 29 de octubre del 2009: “Las crisis son muchas y todas son convergentes entre sí. Tenemos simultáneamente una crisis climática, una crisis energética, una crisis alimenticia, una crisis del agua, una crisis de los residuos; éstas son sólo algunas y son todas convergentes y están todas relacionadas entre ellas. Todas estas crisis pueden resumirse en una sola, simple y pequeña frase que es ésta: NO es posible el desarrollo indefinido en un sistema finito de recursos. Nosotros vivimos en un planeta que es un sistema finito, hemos vivido los últimos 200 años en la ilusión de que sea posible crecer indefinidamente dentro de este sistema finito. Es un problema físico, no político. La cantidad física de energía fósil que nosotros hemos desperdiciado en un siglo y medio no es reproducible. La formación del petróleo, del gas, del carbón, se ha dado en 70.000.000 de años. Cuando hayamos llegado al pico del petróleo, luego del gas, luego del carbón, ya no habrá otro petróleo, otro gas, otro carbón. De frente al hombre con H mayúscula existe una sola posibilidad y esta posibilidad vendrá en el curso de este siglo y es el pasaje a la energía solar, no hay otra alternativa.”
Y no debemos dejarnos engañar con la energía nuclear, que hoy por hoy nos quieren vender como energía renovable. ¡Mentira! Es la energía más contaminante que existe. Contaminante en el proceso de extracción del uranio (el combustible usado), contaminante en el proceso de construcción (se debe usar una enorme cantidad de petróleo en ese período), contaminante durante su producción y contaminante cuando ya las plantas quedan inactivas. El uranio, además de ser un recurso que también se está agotando, (por lo cual su extracción se hace en minería a cielo abierto, siendo altamente contaminante para quienes viven en el lugar de la extracción), luego de ser utilizado por las plantas, se transforma en materia prima (plutonio) para las armas nucleares de todo tipo. Además los desechos de estas plantas requieren enormes cuidados que cuestan millones de dólares y deben hacerse de por vida. Por eso un país que tenga reactores nucleares, se verá casi forzado a dejar en manos de fabricantes de armas nucleares sus propios desechos, como una forma de liberarse de los mismos. Es así que todos, ciudadanos y gobernantes, nos hacemos cómplices de todas las guerras del mundo, y por tanto de tantas y tantas muertes de seres humanos. El motivo verdadero de estimular en países como el nuestro el uso de la energía nuclear es que los países del primer mundo pueden hacerse del plutonio, sin ser sus productores, para luego fabricar armas de aniquilación masiva.
Volviendo entonces a la crisis enorme en que se halla todo el planeta, la única casa que tenemos, si somos concientes de que los recursos son finitos y que los hemos agotado, llegamos a la conclusión de que debemos tener un cambio radical en nuestra mentalidad y que ello debe implicar un cambio en las decisiones políticas que se toman. Decisiones que deberán ser aceptadas y comprendidas por la mayoría porque sino no sería posible hacer cambios. Nosotros estamos de frente a un problema concreto de cambiar por completo la estructura industrial, productiva y agrícola de todo el planeta. De hecho hay estudios que demuestran que tenemos sólo 15 años de tiempo desde este momento, eso es si los gobiernos lograran ponerse de acuerdo, si no lo hacen, estamos al borde de la autodestrucción, para intentar subsanar la terrible condición ambiental y evitar un desastre. Además tenemos la temperatura planetaria que ascenderá 3, 4 o 5 grados. Por lo tanto estamos en una situación muy grave, porque llegamos a esta crisis con las grandes opiniones públicas mundiales que no saben nada; donde incluso los mejores, hasta los más inteligentes, los más honestos tendrán que tomar decisiones drásticas, pero si millones de personas no saben nada, estas decisiones serán imposibles. Citando nuevamente las palabras de Chiesa: “Están llegando al mercado del consumismo otros 3.000 millones de personas. 1.300 millones de chinos empiezan a comer carne como nosotros, 1.000 millones de hindúes comienzan a comprarse su auto como nosotros; los científicos del Club de Roma hicieron las cuentas: ¡En esta situación sería necesario no un planeta sino 4 planetas como el nuestro! Entonces está claro que en esta situación el peligro se vuelve muy alto, porque los más fuertes tratarán de acaparar todo, porque piensan que así sobrevivirán y esto significa que si nosotros pensamos en la(s) guerra(s) que tenemos de frente, tenemos que pensar en términos de guerra(s) de exterminio, donde morirán centenares de millones de personas y también tenemos que pensar que en una situación donde ya no tenemos el control (...), el riesgo más grave que tendremos que pagar será el que tendrán que pagar primero los más pobres de todos los continentes del mundo, incluso sin guerras, incluso antes de las guerras. Por lo tanto, ¡el factor tiempo es decisivo, hay que decirles la verdad para que puedan defenderse! Un programa de defensa se puede construir sólo si millones de personas saben (la verdad)... y comienzan a defenderse, a defender el territorio, a defender la cultura, a defender la educación de sus hijos, a cambiar el uso de su propia vida, de su propio tiempo, del propio tiempo libre. Todo esto debe ser hecho en términos políticos.”
Esta es justamente la exhortación que queremos hacerle en estas líneas. Alguien de peso, creíble, tiene que empezar a decir la verdad. No podemos seguir hablando con palabras como desarrollo, apertura al mundo, globalización, etc., etc. Lo único que se ha globalizado es el deseo de consumir bienes materiales, la desinformación, el desinterés por el futuro de los niños, no nos importa en qué mundo vivirán. ¿Acaso la supuesta era de la información ha disminuido las guerras, el hambre, la inconciencia, la falta de ética, el inminente colapso ambiental, las agudas crisis financieras, la enorme diferencia entre los países ricos y pobres, la corrupción, en fin, los problemas del hombre? No, todo va en aumento. Podemos decir que como sociedad hoy sí que nos ajustamos a la frase de Einstein: “Hay dos cosas que son infinitas, el espacio cósmico y la estupidez humana”.
Resumiendo entonces: le proponemos que diga la verdad, porque usted puede ser escuchado por muchos y no queda tiempo. Hay que decir que el mundo ha agotado sus recursos, que debemos vivir más solidariamente, que debemos cambiar las formas de producir energías, abandonando el petróleo y desarrollando fundamentalmente la energía solar. Si investiga verá que esta última es una realidad en España y en otras partes del mundo y es urgente hacer este cambio. Hasta las represas hidroeléctricas son peligrosas hoy en día, como consecuencia del cambio climático. Durante la sequía, nos quedamos sin energía y en caso de inundación las represas se transforman en un agente de aceleración del proceso.
Hay que decir que debemos trabajar para producir lo necesario para todos, pero no vivir en el consumismo desenfrenado colaborando con los mercados multinacionales.
El Uruguay tiene su mayor riqueza en su tierra, que debemos cuidarla para producir alimentos sanos para los difíciles tiempos que vendrán, y no para producir celulosa, monocultivos transgénicos o biocombustibles, aunque esto nos diera muy buenos dividendos inmediatos, estos emprendimientos empobrecen, envenenan, arruinan la tierra, para futuros cultivos.
Debemos cuidar nuestra tierra, porque si está en manos extranjeras no podremos decidir qué hacer con ella. Es más, en un futuro no lejano, cuando urja el alimento, pudiera ser que veamos pasar nuestros frutos sanos “por sobre nuestras cabezas”, siendo exportados a Europa u otros destinos, a grandes precios, constituyendo grandes ganancias para los extranjeros poseedores de la tierra, mientras que nosotros debamos comer los frutos contaminados, a menor precio, que lleguen desde otros lugares del mundo. Así ocurre hoy por hoy con nuestra lana, que es comercializada en Europa, mientras que ya ningún uruguayo se viste con lana uruguaya, sino con polar importado de China, o sintéticos, que no son otra cosa a veces que material reciclado. Nuestro campo podría repoblarse con cooperativas productoras agrícolas-ganaderas en las cuales se puede integrar a jóvenes y gente sin trabajo. Esto haría al Uruguay un modelo de país económicamente más autónomo y no a la merced de las crisis internacionales. Debemos cuidar nuestra soberanía y seguridad alimentaria. Un país donde quizás no habría grandes estancieros, grandes mercados internacionales, grandes cuentas bancarias, pero con un mercado interno bien desarrollado, dónde nadie pasaría hambre o carecería de lo necesario, su vivienda, su vestido, la educación para sus hijos, la asistencia para su salud. Esto sería efectivo también para que muchos niños abandonen las calles, muchos jóvenes abandonen la pasta base, porque abriría un camino de esperanza y perspectivas realmente diferentes. Pero además podríamos ser un ejemplo para el mundo. Sería un cambio en el modelo de vida, -económico, social, financiero, educativo, psicológico, ambiental, espiritual-. Siempre los grandes cambios empezaron por uno o varios que comenzaron a proponerlos.
Por supuesto las cosas no pueden hacerse de un “plumazo”, pero sí paso a paso, con pasos verdaderos. Primero procurando verdadera información, y transmitiéndola a la gente para hacerla conciente de la necesidad del cambio a todo nivel, y conciente de que todos debemos trabajar en este cambio, que no debemos dejar todo en manos del gobierno, o de la ciencia, o de la tecnología como las salvadoras del mundo, porque esto no ocurrirá. La ciencia y tecnología funcionan para los mercados, para los grupos de poder del mundo, para los hacedores de guerras, no para el hombre común. En otras palabras el mercado (el poder) decide qué se inventa, y para quiénes se inventa.
Es extraño como se repite en la televisión y repiten los políticos que nuestra economía, nuestras finanzas dependen de cómo vaya el curso de tales cosas en el mundo y cómo actuemos frente a ellas. Hablan de la economía global, etc., etc. Pero si uno intenta ampliar el radio, y hablar de que no hay forma de pensar en una prosperidad posible para un país si no se tiene en cuenta que vivimos en un planeta que está al borde del colapso ambiental, económico, social, energético, y que debemos empezar ya a cambiar las causas que generaron todo esto, y que todo esta íntimamente relacionado a lo que cada país, chiquito o grande empiece a hacer, y dentro de cada país cada hombre, entonces, nos damos la vuelta como diciendo ¿cuál cambio climático?, ¿cuál guerra?, ¿cuál hambre?, ¿cuál terremoto?
En los sesenta y setenta usted se jugó por sueños que quizás parecían una utopía. Hoy le pedimos que se juegue ya no por la política de un país sino por el futuro próximo.
Quizás se puede pensar que nuestro pensamiento es utópico. Pero para nosotros es mucho más utópico pensar que podemos seguir parados en una bomba de tiempo que hemos construido como humanidad en este planeta y esperar que no reviente.
De nada valdrán tantos desaparecidos, tantas torturas, tanto dolor vivido y para nada servirá bajar la imputabilidad, abrir más cárceles, subir o bajar la franja para el IRPF, combatir el cigarrillo, subir o bajar impuestos, calcular la inflación o pagar la deuda externa, de nada si no actuamos con verdadera conciencia del punto en el que estamos todos como humanidad. No podemos mirar para otro lado, no podemos eludir la responsabilidad con la próxima generación, con los niños de hoy. Aunque nos refugiemos en la televisión, en Internet, en las tonterías, en la apatía, en decir “no es mi tema”, aunque pensemos que vamos a salir de la crisis, que las cosas no son tan graves, que siempre ha sido así, etc. etc. la verdad nos alcanzará a todos y las consecuencias de nuestros actos se transformarán en una realidad.
Quedamos a la orden para brindarle toda la información que avala lo que le hemos expresado. Le pedimos que se rodee de personas de confianza y que les pida que investiguen. Así sabrá que lo que le decimos es Verdad. Nos ponemos a su disposición para colaborar en todo lo que crea conveniente.
Confiamos en su inteligencia, en su intuición y en la vida para que lo guíen y lo decidan.
Giorgio Bongiovanni
Presidente de la Asociación Cultural Un Punto en el Infinito y colaboradores
Montevideo
8 de Febrero 2010