Jueves 28 Marzo 2024

En más de una oportunidad, desde noticieros de televisión, informativos radiales y diarios –y desde estas páginas- hemos dado noticias alentadoras sobre los operativos realizados por las fuerzas de seguridad uruguayas  y sobre las resoluciones judiciales que se dictaron en consecuencia, marcando los destinos de los involucrados.
A mediados de este mes de octubre la prensa montevideana se hizo eco de una acción que significó el desmantelamiento de lo que podía definirse como una célula perteneciente a un poderoso cartel colombiano. Una célula cuyos integrantes tenían como cometido enviar cocaína al territorio europeo adosando la droga en la quilla de un buque japonés.
narcotrafPeriodistas de todos los diarios capitalinos y de noticieros de televisión fueron citados a una conferencia de prensa convocada por  la Dirección General de Represión del Tráfico de Estupefacientes, con sede en el Prado,  precisamente en el día de su décimo aniversario de creación. Los altos funcionarios de esa repartición señalaron que el operativo había sido denominado “Atlántico Sur” el  que permitió la incautación de poco más de 25 kilos de cocaína pura, deteniéndose a cinco personas: cuatro colombianos y un argentino, al tiempo de requisarse diversidad de implementos para lograr su objetivo. Implementos propios de actividades subacuáticas.
Los traficantes habían montado una muy sólida infraestructura, apoyada en una logística que incluía  a dos buzos profesionales cuya principal tarea era soldar a la quilla de un buque mercantil de bandera japonesa una tarrina con la droga incautada. Pero todo se desactivó a su debido momento, porque todos los narcos estaban siendo celosamente vigilados luego de obtenerse información cuatro meses antes. El  juez Jorge Díaz, titular del Juzgado de 2do Turno de Crimen Organizado en aquellos días había dado la luz verde para la realización de las tareas de inteligencia que derivarían en el operativo, con el saldo inevitable del procesamiento y prisión de cada uno de los sujetos detenidos.
En su misión de informar, las autoridades señalaron que no se ha descartado la posibilidad de que estos sujetos tengan sus estrechos vínculos con pares  plenamente operativos en Colombia, tomando en cuenta que quienes cayeron en poder de la policía en el Uruguay forman parte exclusivamente de un grupo de tareas de una poderosa organización internacional.
Durante la conferencia de prensa se pudo saber que la metodología delictiva en ejecución consistía en el  empleo de barcos de gran porte surtos en el puerto de Montevideo –con destino a  Europa-  como medio de transporte de la droga. Apelando a equipos y vehículos subacuáticos soldarían al casco de la embarcación una estructura metálica –una tarrina- conteniendo el cargamento. Se puntualizó que los responsables de los buques ignoraban  absolutamente la maniobra; que quienes estaban destinados a realizarla en nuestro país iban a operar desde una zona costera del barrio Capurro y que si bien en el Uruguay la maniobra logró ser abortada, no ocurrió lo mismo en otros puertos de países sudamericanos. Este original plan de transporte de droga, sofisticado por excelencia, no contaría con intermediarios y sugería la participación de verdaderos expertos en tareas bajo el nivel de la superficie de las aguas, tanto para colocar la droga en el casco, como para retirarla, obviamente en horas nocturnas, bajo el más severo sigilo y en condiciones poco óptimas en cuanto a visibilidad.
En Montevideo, los buzos encargados de la misión de soldar la tarrina con la droga, tenían como base de operaciones un hotel del barrio Palermo, donde  en una de sus habitaciones se detuvo a una de las cinco personas procesadas con prisión, trascendiendo que estos submarinistas iban a bajar a las aguas de la bahía –con una motonáutica- desde una pequeña calle existente junto a un depósito.
Se informó además, que la droga en la tarrina estaba perfectamente acondicionada en bolsas de polietileno  muy bien prensados, habiendo sido cubiertos con pintura resistente al agua y del mismo color que el casco del buque; que también se realizaron allanamientos en una vivienda de Pocitos –otra base de operaciones-  y en un taller de la zona del Cerro; que la organización había elegido al azar el barco de bandera japonesa a sabiendas de que llegaba a España, Portugal y Holanda y que visitaba el puerto de  Montevideo una vez por  mes.
Las autoridades informaron que la cocaína incautada, en el mercado europeo, tiene un valor superior al millón y medio de dólares y que como resultado del operativo se constató que dos involucrados habían logrado darse a la fuga, pero estos  estarían plenamente identificados, de ahí que se libró la correspondiente orden de captura internacional.
A propósito de este operativo, el subsecretario del Interior, Licenciado Jorge Vázquez –también presente en la conferencia de prensa-  explicó que esta modalidad de transporte de droga resulta propia de un filme de acción, por lo inédita y compleja. Destacó además la tarea de la Brigada Antidrogas, que hasta  la fecha permitió incautar más de diez toneladas de estupefacientes y procesar a más de tres mil personas.
Ellos, los narcos,  trabajan y se expanden peligrosamente en medio de nuestra comunidad. Por cierto no es una buena noticia para  el ciudadano común. Ni mucho menos para las autoridades que tienen la misión de neutralizar el avance  de este verdadero flagelo en la región. Por enésima vez  nos hemos hecho cargo de divulgar una noticia de esta naturaleza; por enésima vez el crimen organizado ha visto cortadas sus alas de expansión en el Uruguay donde urgentemente habrá que continuar cerrando filas.