Por Antimafia Dos Mil-20 de diciembre de 2022

Finalmente eran 443 kilos de cocaína los que venían en el avión Cesna que llego a aterrizar en una zona cercana a las termas del Arapey, distante tres kilómetros de la ruta 3, el pasado sábado en horas de la madrugada, en el departamento de Salto, en la región Norte del Uruguay. El operativo policial que abortó la entrega de este cargamento a elementos del narcotráfico se denominó “Adamante” y dejó un saldo de cuatro personas detenidas, las que fueron imputadas por la Fiscalía, en el correr de las últimas horas. En esta oportunidad, además de la cocaína -cargamento avaluado en varios miles de euros- se incautaron vehículos y dólares norteamericanos (60 mil), entre otros implementos utilizados para maniobras de comercialización de drogas. Pero lo más destacado, de este “exitoso operativo de las autoridades policiales” según apreciación del ministro del Interior, Luis Alberto Heber,  es que en el marco de las averiguaciones respecto a los detenidos: dos uruguayos y dos bolivianos (uno de los cuales fue herido de bala levemente, al momento en que los policías actuantes tirotearon la aeronave para frustrar decolara y abandonara la zona) se ha podido establecer que dos de ellos tenían vínculo con Sebastián Marset, narco uruguayo, hoy prófugo, no pudiéndose establecer -se trabaja en esa línea-  si ese vínculo se mantendría hasta el momento.

Operativo en Salto 2

Mónica Ferrero, la fiscal entendida en delitos de narcotráfico y en estupefacientes, es quien lleva adelante las investigaciones en torno al operativo que desde la jornada sabatina ha sido noticia en los medios.

Una vez tomadas las debidas declaraciones y evaluándose el procedimiento, y la información que poseía la policía especializada en combatir el narcotráfico en nuestro país, en una primera instancia se dictaron las imputaciones de tres de los detenidos, no así del cuarto, quien se recupera en un centro asistencial de una herida de bala de poca entidad, habiéndose consignado que una vez sea dado de alta, correrá igual suerte que las personas que fueron detenidas en la jornada sabatina.

Oficialmente se ha consignado que fue imputado el piloto del avión Cesna, de nacionalidad boliviana, por “importación de transporte de sustancias estupefacientes y un delito aeronáutico”; a los dos ciudadanos uruguayos se les imputó por “complicidad en la organización del narcotráfico”, disponiéndose la prisión preventiva de todos ellos, en tanto se cumplan una serie de investigaciones. Además, la fiscal del caso dictó el requerimiento de tres personas más, que por ahora permanecen prófugas. Mientras tanto, se aguarda que el copiloto del avión -de nacionalidad boliviana- sea dado de alta, para ser imputado como su compatriota y seguramente bajo los mismos cargos.

Pero el dato más curioso y relevante sobre este operativo, que data desde fines del pasado 2021, es que dos de los imputados mantenían estrecho vínculo con Sebastián Marset, narco uruguayo que huyó de los Emiratos Árabes Unidos provisto de un pasaporte uruguayo, cuya expedición -en esa región del planeta- es hoy tema de escándalo a diferentes niveles, y en determinadas esferas del gobierno uruguayo. 

Según lo informado por el ministro del Interior, es precisamente el nivel de vinculación entre los imputados y Marset, que se trata de definir, y en tal sentido se han dispuesto una serie de averiguaciones y chequeos, que lleva adelante la fuerza especializada en la lucha contra el narcotráfico dentro del territorio uruguayo, seguramente contando con el apoyo de otras fuerzas de seguridad y de inteligencia, del extranjero, en particular de América Latina

Desafortunadamente, se siguen registrando operativos de esta naturaleza, dentro de un país -Uruguay- que ya se constituye como un inequívoco terreno, que es ruta del narcotráfico internacional, con el plus de que dentro de los límites territoriales, de hecho, estarían operando elementos de la mafia del narcotráfico internacional, se estima con la complicidad de personas del ámbito delictivo local y extranjeros, seguramente infiltrados en la sociedad uruguaya, con nombres falsos y actividades de pantalla, y de perfil legal.

Una infiltración que en más de una oportunidad ha sido denunciada desde nuestra redacción, sumándonos a dar la alerta pública, de que los narcotraficantes se hayan instalado en instituciones estatales o que al menos hayan hecho prácticas de corrupción apelando a elevadas sumas de dinero, para lograr complicidades y apoyos logísticos. Algo que es literalmente un hecho consumado, a juzgar, por una serie de episodios relacionados estrechamente con el traslado de voluminosos cargamentos de cocaína hacia Europa, por vía marítima, en los últimos siete años. 

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*Foto de portada y 2: Ministerio del Interior