Enrique Viana no es un Fiscal más. Es un Fiscal, que representando al pueblo, llevó adelante las investigaciones y las denuncias más controvertidas dentro del territorio uruguayo. Fue un defensor de los intereses nacionales. Litigó contra el Estado, sea del partido que sea, cada vez que la salud, la integridad y la vida humana estuvieron expuestas a las malas decisiones de sus gobernantes.
¿Qué está pasando en el país conducido por el partido político del que forma parte José “Pepe” Mujica? ¿Será que el sistema mafioso sutilmente está integrándose al poder político?
Hoy, no pocos fiscales expresan públicamente su disconformidad con el nuevo Código de Proceso Penal (NCPP), pero fue solo Viana –fundamentándose en el pensamiento de Montesquieu- quien valerosamente dimitió a su cargo de Fiscal de la Nación. Su ética y su moral se lo impusieron.
-¿Qué hizo el Estado uruguayo para que un Fiscal como usted tome la decisión de renunciar?
-No es una cosa que se produjo de un día para el otro, tampoco mi decisión fue así, intempestiva, me he tomado un tiempo de reflexión importante. Yo sabía que la entrada en vigencia del nuevo código, junto con otras leyes anteriores que habían modificado la ubicación dentro del Estado y el funcionamiento de las Fiscalías, ya era un primer paso que continuaba y terminaba de finiquitarse con la vigencia del nuevo Código. En Uruguay lo que ocurrió fue que quizás hubo un aprendizaje, yo a veces lo digo un poco atrevidamente, de algunas cosas que pasaron hace mucho tiempo en Italia, con relación sobre todo a los hechos vinculados a la muerte de Falcone y Borsellino. Falcone y Borsellino eran jueces de instrucción.
Luego con el paso al nuevo código penal se convirtieron en fiscales-
-¿En qué sentido usted relaciona el asesinato de Falcone y Borsellino con la implementación del Nuevo Código Penal en Uruguay?
-Yo tengo la sensación de que una cosa fue consecuencia de otra, no sé si exactamente en Italia fue así pero yo tengo la impresión de que en el resto del mundo, y en especial en México, Centroamérica y Sudamérica, ellos, los impulsores de esta Ley al no querer asesinar más jueces de instrucción se plantearon como poder hacer para dominar las decisiones de la Justicia, sin tener que matar a jueces que investigan las relaciones de la mafia y la corrupción, con la política. Y lo que se hizo fue copiar el sistema norteamericano, esencialmente, que tiene la figura desde hace mucho tiempo del procurador general que es el jefe del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Su cometido principal era eliminar los jueces de instrucción, quitarle la instrucción a los jueces, quitarles ese poder de instruir, de investigar los crímenes, todos los crímenes, pero especialmente el botín era quitarles los crímenes de corrupción.
Entonces, les sacan la investigación de todos los crímenes a los jueces de instrucción, los hacen desaparecer, llevándose por delante dos o tres disposiciones de la Constitución nuestra que exigen la figura del juez de instrucción.
No les importó eso, no fueron por una reforma constitucional, porque una reforma constitucional iba a significar que había que, en determinado momento, plebiscitarla, el pueblo tenía que votar y previamente al pueblo había que explicarle “si vamos a modificar la constitución, lo vamos a hacer por esto, o por esto a favor y por esto en contra” y eso no se quiso hacer.
Entonces, por una ley, con toda una serie de adornos y de decorados muy lindos que han engañado a mucha gente, se le quitó a los jueces ese poder de investigar los crímenes y se lo entregaron ¿a quien?: a una organización, una Fiscalía General que fue creada previamente a esas dos leyes a que hacía referencia. Como los fiscales estábamos dentro del Poder Ejecutivo y dentro del Ministerio de Educación y Cultura, con un régimen de independencia técnica, al menos en la anterior Ley Orgánica que a mi juicio es importante y que nos aseguraba la independencia técnica, se dijo: “no, los fiscales no pueden estar dentro del Poder Ejecutivo, tenemos que alejarlos para que el Gobierno no tenga influencia” y los pusieron en una especie de servicio descentralizado, como lo llamamos nosotros, una agencia del Gobierno, de la Presidencia de la República, un poco más alejada físicamente del Poder Ejecutivo.
¿Pero qué hicieron? dentro de esa agencia, impusieron un sistema absolutamente vertical de instrucciones, fiscales sometidos, tanto que yo ya no hablo de fiscales, ahora tenemos que hablar de “la Fiscalía”, o del Director General, el Fiscal general que dirige la Fiscalía General.
Ya no puedo hablar de fiscales porque parto de la base de que esos individuos ya no tienen individualidad e independencia. Entonces le dieron ese poder de instrucción a esa agencia del Gobierno, bajo un mecanismo estricto vertical, para asegurarse que esa agencia de gobierno obviamente llegue a un callejón sin salida que significa “nadie se investiga a sí mismo”, una agencia de gobierno no va a investigar al propio gobierno.
Esa agencia tiene más poderes que los que tenían los jueces de instrucción, porque ya no solo decide qué se investiga y qué no se investiga, es decir qué se lleva al juzgado y que no, tiene también la puerta de acceso al juzgado -sólo la fiscalía puede abrir la puerta del juzgado e introducir un asunto - y decide quién va preso y quién no va preso. Pero además de eso, se le habilitó lo que se llama un proceso penal abreviado, que en realidad es un proceso penal por pactos copiando también los modelos norteamericanos. Es el mecanismo para extorsionar pactos donde el intercambio es:“si confiesas, no te mando a la cárcel”. Esos poderes que el juez de instrucción no los tenía, también se los da a esa agencia, entonces es una agencia superpoderosa bajo el mando de un solo individuo que no casualmente tiene el partido de gobierno y tiene influencia.
- ¿Pero los fiscales que trabajan en esta fiscalía son independientes o dependen de un Jefe?
-En los hechos y en el derecho dependen del jefe, porque se les estableció un sistema de instrucciones y directivas que tienen que obedecer. Es cierto, alguien va a decir “no, bueno, pero a los fiscales se los sigue eligiendo de la misma manera”-
- ¿Y cómo se los elige a los fiscales?
-Por una norma constitucional. Los propone el Poder Ejecutivo y se tienen que obtener los tres quintos de la integración del Senado. Allí entraríamos en otro campo y es que en realidad en Uruguay estamos viviendo una suerte de partido único, donde las fracciones políticas no existen o existen solo para la tribuna, y eso ha hecho que ese acuerdo entre dos poderes, en realidad se transforme en la voluntad de un solo poder. Pero aun dejando de lado eso, supongamos que hubiera, en efecto, varios partidos políticos y que la designación de esos fiscales obedeciera a distintas voluntades , y que lo que quería el constituyente era, en definitiva, que el partido de gobierno no tuviera la posibilidad de elegir a sus fiscales; supongamos que la transacción lleva a que esos fiscales son realmente como dice la Constitución, de la República: “Fiscales de la Nación”, de cualquier manera, en la medida que usted los designa de esa manera pero al día siguiente les está dando instrucciones, lo que usted escribió dándole en la Constitución la independencia, lo borra en la ley sometiéndolo a instrucciones administrativas.-
- ¿Quién controla al Fiscal General?
- No tiene un poder que lo controle, estrictamente.
Lo único que se hizo fue crear una Comisión, una especie de Comisión honoraria, un Consejo, y es el que supuestamente debería elaborar las instrucciones. Entre los integrantes de ese Consejo honorario está el Secretario de la Presidencia, es decir un representante del propio Presidente de la República, luego hay un representante de la Universidad, otro del gremio de los fiscales, pero lo cierto es que en los hechos y hasta ahora, los fiscales recibimos siete instrucciones generales que son verdaderos códigos cada una de ellas. En los hechos, quien ha redactado las instrucciones ha sido el director general no el Consejo ese. El Consejo lo único que ha hecho es homologarlas y aprobarlas sin ningún problema.
Todo eso, todo ese trasiego del poder significa que esa oficina bajo ese director tiene una alta discrecionalidad, tiene esos superpoderes que yo le indico y en los hechos ha venido a sustituir al poder judicial. Ahora, lo que estamos presenciando en estos primeros días, que yo no digo que vaya a ser lo que vaya a ocurrir siempre, porque yo creo que va a haber otras vueltas de tuerca, pero lo que estamos presenciando es que con tal de llegar al botín de la impunidad y de la corrupción, hoy estamos en una situación de casi impunidad total.
Una de las recomendaciones que se les hacía a los fiscales, a mis colegas, antes de poner en funcionamiento esto era la siguiente: “hay que pactar en un ochenta por ciento de los asuntos, llevar ya los asuntos arreglados para una sentencia rápida y expeditiva del juez, porque si no el sistema colapsa”. Lo que nosotros estamos observando hoy es algo todavía peor, prácticamente lo único que se está llevando es a lo sumo un veinte o menos de un veinte por ciento de los asuntos al juzgado, y de ese veinte por ciento se está pactando un alto porcentaje también, con lo cual hay un ochenta por ciento de cosas que no se están llevando, que están quedando en una suerte de situación de impunidad-
- Hay un área de los fiscales que se ocupa del crimen organizado, con el nuevo código, ¿qué van a hacer? ¿Tienen independencia absoluta o son dependientes de este Fiscal General? Hago un ejemplo, si aquí encuentran mafiosos sicilianos o calabreses que están haciendo un narcotráfico colosal que pasa a través de Uruguay y el fiscal del área de Crimen Organizado lo atrapa y en sus declaraciones descubre que están conectados con miembros del Estado ¿qué pasaría?
-En ese caso no va a pasar nada, directamente con esas conexiones que usted dijo no va a pasar nada. A lo sumo recibirá una denuncia que vendrá desde el exterior o será presentada por alguien de aquí y eso se va a investigar dentro de la órbita de la fiscalía. Los jueces no van a tomar intervención en nada. Hoy, a partir del 1º de noviembre el juez no toma más intervención en ningún asunto. Esa investigación no se sabe cuánto puede durar. Al estar dentro de esa fiscalía, mientras el fiscal no identifique un imputado no tiene plazo, a partir del momento que identifica una persona como imputada, poder decir: “yo te estoy indagando a ti” y le toma una declaración, bueno, a partir de allí empiezan a correr determinados plazos donde el fiscal tiene que definir si va a llevar o no el asunto al juzgado-
- ¿Lo decide él?
- Lo decide él. El tema es así: hasta el 31 de octubre habían dos fiscales de Crimen Organizado contra dos jueces de Crimen Organizado. Yo siempre fui muy crítico de la competencia de Crimen Organizado porque decía que dos, con dos, no es lo mismo que quince fiscales contra veintiún jueces. Las posibilidades de éxito de una denuncia eran mayores que cuando usted tiene dos voluntades de un lado y dos voluntades del otro para dominar, ¿no? Es más fácil dominar cuatro voluntades que dominar quince más veinte voluntades. Eso es un problema, que hasta Montesquieu cuando hablaba de la división de poderes, decía que era mejor que el poder estuviera en la mayor cantidad de manos posibles. Ahora, a partir del 1º de noviembre, siguen estando los dos juzgados de Crimen Organizado, pero en lo que se refiere a la fiscalía la partieron al medio porque los asuntos anteriores, están en manos de lo que era anteriormente uno de los fiscales de Crimen Organizado, o sea quedó un fiscal de Crimen Organizado para los asuntos que se siguen rigiendo por el Código viejo, pero por el Código nuevo, se eliminó la competencia llamada Crimen Organizado y se generó una nueva competencia que se llama Corrupción y delitos complejos, con un sólo fiscal. ¿Qué quiere decir eso? Que si antes era fácil dominar a dos, hoy es mucho más fácil dominarlo, pero cuando yo digo “dominar” no digo dominar estrictamente la voluntad del individuo, quiere decir que si el individuo hace algo, avanza dos pasos en la investigación de ese caso que usted me plantea y al superior no le gusta y sobre todo al Gobierno no le gusta lo cambian. Esgrimen “razones de mejor servicio”, lo cambian y ponen a otro, y ya con eso dominan la decisión-
- ¿Este nuevo código penal para usted, está a favor de los poderosos y en contra de los roba gallinas, o viceversa, o qué?
- Es un proceso que favorece la corrupción, es un proceso, yo lo he dicho varias veces, en el que la Mafia dice: “a mi juego me llamaron, este es el código que yo quiero, porque es el código que me permite pactar, negociar, yo puedo ir preso, pero vamos a negociar, vamos a hacer pactos, ¿qué tengo que entregar?”-
-En Italia se está desarrollando un juicio sobre el pacto estado- mafia. ¿Cree usted que en Uruguay se llegará a esa situación?
- Acá hay una cosa que es muy importante. Hoy se ha discutido sobre el tema de la empresa finlandesa que se ha instalado en Uruguay(UPM) y la llegada de la industria de la celulosa. No lo digo yo, hay incluso algunos trabajos escritos en Centroamérica, curiosamente, que ya tienen unos cinco o seis años de experiencia de esto y la conclusión es la siguiente: ”el cambio de la forma de proceso penal, sobre todo ese cambio originario que supone quitarle a los jueces el poder de instruir y dárselo a la fiscalía es un cerrojo final que los grandes inversores colocan en este sentido: Si ellos tienen que venir a coimear, a pagar, a sobornar a los gobernantes, lo que les pase a los gobernantes no les importa para nada, ahora, ellos lo que quieren asegurarse es que a ellos los vayan a meter presos, a través de esos acuerdos, esos pactos, cuando se hacen socios del Gobierno -como con la industria de la celulosa- cuando pagan las coimas para los partidos políticos para que ganen su campaña y su gobierno se mantenga, a cambio quieren que les den la seguridad de que yo no van a ir presos ¿cuál es la seguridad que le dan?: el sistema de Procurador General, tienen al hombre que decide qué se lleva al juzgado y qué no se lleva al juzgado. Hay una cuestión que yo la comparo con los dos vecinos inmediatos: Argentina y Brasil; ¿Cómo es posible que Argentina y Brasil tengan un juez, Sergio Moro, que investiga los crímenes de la corrupción? Uno podrá estar de acuerdo cómo lo hace, o no, con respecto a su metodología, ¿utiliza el sistema extorsivo de los pactos? sí, de las delaciones, todo lo que quieras. En Argentina también, los jueces como Bonadío, que dicen que es un delincuente y todo eso, pero investiga los crímenes de la corrupción del Gobierno anterior. Hay varios jueces federales investigando, por lo menos investigando. ¿Cómo es posible eso? Bueno, porque tanto en Brasil, como en Argentina (yo conozco un poquito más la realidad argentina que la de Brasil) los jueces federales, los jueces que tienen la competencia e investigan esto, dijeron: “muy lindo este nuevo código, póngalo para los delitos comunes, pero a mí el poder de investigar a ustedes los gobernantes no me lo quiten”. Acá en el Uruguay los jueces lo entregaron como quien entrega… así, como quien se cambia de ropa-
- ¿No hay posibilidad de regreso atrás?
- No, porque es partido único, la situación uruguaya está muy entreverada, porque la izquierda se parece mucho a una derecha, y la derecha a veces queda muy malparada y no se anima a parecerse a la izquierda, entonces todo prácticamente es una cosa amorfa y uniforme. Yo hago esa comparación con Argentina y Brasil porque creo que es demostrativa, es decir, para bien o para mal pero hubo jueces en dos países vecinos que no entregaron ese poder. Aquí entregaron todo, todo, totalmente, sin chistar.-
- ¿Por qué?
- Por muchas razones; algunos por cansancio. Yo soy de la tesis del cansancio, del agotamiento. Los jueces de instrucción, los jueces que investigaban los crímenes, los jueces penales en Uruguay tenían -sobre todo en Montevideo- un volumen de trabajo muy importante durante los turnos, que se hubiera podido solucionar. Yo estuve casado con una juez penal y siempre le decía: “ustedes lo que tienen que hacer, en lugar de ser tres o cuatro jueces por turno tienen que ser ocho, tienen que ser el doble, entonces van a tener la mitad del trabajo, no se van a agotar”. Claro los turnos se acortaban, porque el número de juzgados no alcanzaba. Quizás debieran tener designados diez o doce jueces más, y quizás habría que haber dividido el juez que instruye, que hace esa primera parte de la instrucción -eso lo tuvo el Uruguay en el pasado- del juez que decide la sentencia. Hubiera sido un gasto muy inferior al gasto que se ha hecho para instalar el nuevo Código. Y hubiera sido más efectivo. Pero acá eso no se quería, acá lo que se quería era lo otro, entonces se les dijo a los jueces: “Les vamos a aliviar su trabajo”. ¿Sabe lo que dijo algún juez?: “Ahora nos vamos a dedicar a jugar al golf, no vamos a ser más los jueces telefonistas, que atendíamos cien llamadas por día, sesenta en la noche” -yo lo viví- “ustedes se van a dedicar a jugar al golf”, como uno ve en las películas norteamericanas, que al juez le piden un allanamiento y ellos atienden en la cancha de golf.
- ¿Es difícil hoy en Uruguay que puedan pasar investigaciones, juicios, detenciones bajo juicios, con casos que lleguen también a la atención de la prensa internacional como el caso de los hermanos Peirano que un juez se ocupó de esto, hoy es posible en Uruguay?
- No. Y quizás el caso de los hermanos Peirano fue una de las banderas que más se usó para decir “pobres los hermanos Peirano…” Que hasta yo puedo admitir que hubo un exceso, porque en el caso de los hermanos Peirano creo que solo uno de ellos debió haber sido procesado, los otros quizás a mi juicio no tenían tanta responsabilidad, por lo menos responsabilidad directa. Pero dejemos de lado eso. Se usó ese caso para decir: “no queremos que ocurra esto de los hermanos Peirano”, estuvieron presos, presos en libertad (debido a la buena situación de las cárceles en las que estuvieron). Entonces los poderosos dijeron: “Esto no queremos que pase más, tuvieron una preventiva larga, las preventivas son inconstitucionales”, ahora están diciendo, “las prisiones preventivas son inconstitucionales”, entonces se montó toda una tesis que fue muy aglutinante.
-¿Por qué?
Porque esa tesis tenía un lado de izquierda, un lado novelero de izquierda diciendo “Ah no, las prisiones preventivas, el principio de inocencia, el garantismo, el abolicionismo, en algún aspecto, cómo los hombres van a ir presos…” pero tenía un lado de derecha, fascista si usted quiere, en el que se decía “No, los ricos no pueden ir presos”. Entonces, los ricos y la izquierda se juntaron y dijeron: “no, esto de los Peirano no puede volver a pasar”; o si irremediablemente tiene que pasar, “hagamos un pacto y un negocio”. El tema de los Peirano fue un enfrentamiento entre el Opus Dei y la Masonería, la Masonería ganó y metió preso al Opus Dei. En determinado momento decidieron pactar, y para pactar -el Dr. Gustavo Salle hizo una denuncia muy importante- hasta cambiaron, eliminaron un delito, en el intento de pactar esa situación y de recomponerla. Fue un enfrentamiento entre dos grupos, entre dos sectas, entre dos logias, que tuvo sangre al principio -porque unos marcharon presos- y después se quiso recomponer sí, pero una recomposición con movimiento de dinero también, incluido. Pero se tomó como ejemplo para decir: “esto no puede pasar más, los ricos no pueden volver a ir presos en el Uruguay.” No era que hubiera muchos ricos presos, pero el de los Peirano fue un caso de ricos que fueron presos.
- ¿Es equivocado decir que frente a un Código Penal hecho de esta forma, en un país democrático -porque hasta que se demuestre lo contrario Uruguay es un país democrático- este es un Código que favorece la corrupción y que también el narcotráfico internacional puede amplificarse en este país, o la mafia mismo?
- En la medida que encuentre los callejones para ingresar al sistema sí. En la medida que tenga la posibilidad de aterrizar en Uruguay y en el caso de ser investigado, pactar, sí, es una pista de aterrizaje.
- Tenemos por ejemplo un caso vigente, el de un mafioso muy fuerte y poderoso italiano, Morabito, que está detenido aquí en la cárcel uruguaya, él se presenta dando un mensaje a Italia, trasmite la tranquilidad de que: “no, aquí no va a pasar nada, aquí lo voy a solucionar”; a través de su abogado llegan mensajes a sus familiares de que aquí no va a pasar nada. ¿Por qué un mafioso de tal calaña que en Italia estaría preso en aislamiento y con un régimen llamado 41 bis, donde el mafioso detenido no puede hablar con nadie, frecuentarse con nadie, ni siquiera con su abogado, solamente una vez al mes, será justo o equivocado, pero es un sistema muy fuerte- pero acá, ¿por qué un mafioso de tal tamaño manda mensajes a Italia de que “aquí yo voy a salir, tranquilos, lo voy a solucionar, tenemos una ley que nos favorece?” ¿Por qué un mafioso declara así descaradamente a su familia mafiosa italiana algo de este estilo? ¿Cómo se puede interpretar?
- Primera cosa: yo creo que podemos hasta cuestionar si realmente somos una democracia o no. Pero yo creo que hoy, un individuo -lo voy a decir de esta manera- un individuo con poder, un individuo con dinero…
- Porque arrestaron ustedes a un mafioso muy potente…
- Si, correcto; quizás no exista la conciencia a nivel popular del tamaño de esa circunstancia, lo cual favorece que el trato que se le de sea un trato “común” de cualquier otro individuo, pero sabiendo que es un individuo poderoso, sabiendo que es un individuo con mucho dinero, todos su movimientos van a estar entre algodones y con una alfombra roja.
- Pero ¿qué quiere decir uno como él, al decir “tenemos leyes favorables”?
- El tema es que él tiene un pedido de extradición; yo no conozco el detalle del caso del pedido de extradición, habría que ver en qué términos ha sido planteado y cuál sería el resultado. Estrictamente, si se cumple con el pedido de extradición él va a marchar para Italia y allí seguirá con otra circunstancia. Ahora, nosotros hemos tenido casos en los que a veces los pedidos de extradición no han llegado.
- Doctor Viana ¿por qué renunció? Por todo esto, ¿o hay algo más?, si lo puede decir ¿Qué le hizo renunciar?
- No, fue la acumulación de circunstancias. A partir del 1º de noviembre yo ya definitivamente no era un fiscal independiente. Eso fue algo paulatino, que fue corriendo con el tiempo. Yo siempre digo lo siguiente: “cuando yo entré a la fiscalía respiré libertad; yo venía de la actividad privada e ingresé a la fiscalía y respiré libertad, era dueño de mi conciencia y hacía, obviamente con la responsabilidad como contracara, pero hacía libremente lo que me parecía. Pero este es un proceso que empezó desde hace ya veinte años, con otro Fiscal de Corte que hubo en ese momento pero se frustró y en determinado momento volvimos a la libertad, por un período de cuatro o cinco años-
-¿Cuándo?
- Esto empezó en el año 97, cuando se nombra Fiscal de Corte al Dr. Peri Valdez. El Dr. Peri Valdez a partir de una serie de denuncias que hice yo y otras personas -hasta que en determinado momento un Ministro le hizo tres sumarios- y este Fiscal allá por el 2003 o 2004, deja el cargo. Allí volvimos con otro fiscal, con otro Fiscal de Corte que no influyó en la actividad. En aquel momento había un Código también que se había aprobado, que nunca entró en vigencia, que buscaba cosas parecidas. Ese Código se dejó sin efecto y todo eso se echó para atrás. Yo sabía que habíamos ganado la batalla pero no la guerra, que tarde o temprano eso iba a resurgir. Y resurgió a partir del momento en que el Frente Amplio asume el poder. Aquel otro Fiscal de Corte, era un Fiscal de Corte que quería ser Fiscal de Corte con el Frente Amplio, porque era del Frente Amplio. Cuando viene el Frente Amplio, resurge un tema que en su momento había sido planteado por el presidente Sanguinetti (Partido Colorado ndr) -ejemplo de cómo los distintos roles o las distintas imágenes políticas confluían en un mismo destino- . A partir de designar al Fiscal de Corte, que ya lleva cinco años, empezó un régimen, en el que a mí directamente vino a quitarme del medio, se me persiguió y se buscaba quitarme como fiscal. Y sobre todo ni bien pudo me sumarió, me separó del cargo durante varios meses, después de eso me traslada, como vio que yo no me quedaba quieto, que seguía en la misma, me trasladó nuevamente y ahora el último paso era someterme a todo ese régimen de instrucciones al cual yo me había opuesto.
Yo había interpuesto recursos y una cantidad de cosas y entonces yo, de ser el crítico de todo ese sistema pasaba a ser ahora un agente de ese sistema. Hasta con la “burla” de decir: “mira este como gritaba, protestaba y pataleaba y ahora lo tenemos con nosotros haciendo los favores que él no quería hacer.” Entonces esa acumulación de circunstancias, los enormes riesgos que asumen hoy los fiscales por esa tarea de extorsión que tienen que hacer, por esa tarea de pactos con delincuentes que tienen que hacer y todas esas cosas -y lo dije en la carta de renuncia- yo no estaba dispuesto a convertirme en un agente de ese poder pero sobre todo no estaba dispuesto no sólo a violar la Constitución, porque considero que todo este sistema la viola, sino que también a desarrollar conductas reñidas con la moral. Yo no iba a extorsionar a personas privadas de libertad, ni tampoco me iba a sentar a pactar con delincuentes delitos que no eran los que habían cometido sino delitos inferiores, todas cosas que ya se están dando y que se van a seguir dando. Hasta ahora se han dado en crímenes comunes, pero esas cosas que se están dando en los crímenes comunes y ya es lamentable que se den en esa clase de delito, son la preparación, el preparar la pista para que se hagan carne en los crímenes de otra complejidad.
- ¿Qué le puede pasar al país, en qué puede convertirse un país en el que la magistratura no es más independiente?
- Yo creo que estamos volviendo a los tiempos de La Bastilla, ¿no? A los tiempos de la Edad Media, donde hay un rey con un cierto poder -tiene hasta incluso imagen de rey- un fiscal del rey, donde no hay poder judicial, en materia penal ya no hay poder judicial, despareció, es un elemento decorativo. Sí, va a haber jueces haciendo una audiencia en un homicidio, como en estos homicidios que ha habido en estos últimos tiempos, ahí vamos a ver la audiencia, toda muy linda, toda muy preciosa, pero en un ochenta o arriba de un ochenta por ciento de los asuntos se van a pactar, sean crímenes comunes como sean crímenes del poder. Pero el botín es que no hayan Falcones ni Borsellinos. El objetivo es ese. Yo diría hasta que el botín es: “ahórrennos las balas o la dinamita para matar Falcones y Borsellinos” Con ese sistema no hace falta, es incoherente, no hay sangre.
*Fotos : Antimafiadosmil