Viernes 3 Mayo 2024

El martes 18 de julio se conocerá la sentencia de unos de los casos de violencia institucional más deleznables de la ciudad de Rosario. El 6 de octubre de 2014 Franco Casco de 20 años ingresaría en condición de detenido a la comisaría séptima para luego desaparecer, su cuerpo fu encontrado sin vida en las marrones aguas del río Paraná el 30 del mismo mes. 

Franco era de Florencio Varela, se encontraba en la ciudad de Rosario visitando a su familia cuando fue interceptado por policías de la comisaría 7a de Rosario en cercanías de la estación de colectivos y de trenes local. Según se reconstruyó durante el juicio, fue llevado a un calabozo conocido como jaulita, testigos afirman que allí fue sometido a torturas.

Apremios ilegales, insultos, gritos y reiterados pedidos de compasión, atravesaron la médula de una seccional de frontera con frondoso prontuario. Las declaraciones de quienes transitaban el encierro en el mismo momento que Franco era encarcelado, fueron de una contundencia absoluta. Los internos coincidían que el pibe que estaba siendo torturado, nada tenía que ver con la actividad delictiva, ya que desconocía que cuanto más gritas en esa condición, más te golpean. 

Si bien la versión oficial sostiene que Franco Casco fue liberado, desde el momento de su detención hasta la aparición de su cuerpo, nadie mantuvo contacto con su familia. Por el caso llegaron a juicio 19 policías; para 14 de ellos, el fiscal Fernando Arrigo pidió la pena de prisión perpetua, cabe destacar que Daniel Crespo, vecino del barrio Agote, lugar donde se enclava la comisaría 7ª, fue procesado por falso testimonio, ya que tejió una coartada en defensa de los funcionarios policiales.  

Desde el mismo momento de la aparición sin vida de cuerpo, distintas organizaciones sociales y políticas, no dejaron de manifestarse exigiendo justicia. La imagen de Elsa su mamá, quién se fue de este plano sin poder conocer el veredicto final, y su papá Ramón, quién lleva como estandarte la memoria de su hijo, no cesaron jamás en la lucha. 

Las marrones y oscuras aguas del Paraná parecen empecinadas en devolver cuerpos de pibes víctimas de la violencia policial, un acto racial que merece la condena social pese al enorme blindaje político mediático. En una ciudad donde la vida del piberío se escurre entre las manos de un sistema deshumanizante, y la violencia letal se expande como reguero de desesperanza, la necesidad de abrazar justicia por parte de la familia Casco después de tantos años de lucha, se impone por sobre el lobby policial. 

Un modus operandi que permanece anclado a los años más oscuros que atravesamos como sociedad, donde la violación de derechos individuales y colectivos fueron política de estado. El río Paraná parece cobijar un oscuro berretín, el de devolver cuerpos de pibes de barriadas populares que fueron interceptados por la policía. Si bien la justicia ha sido esquiva en muchos de los casos, no ocultando su rostro clasista y profundamente racista, la resiliencia de aquellos que no se resignan, sigue alumbrando un camino espinoso. 

Se va a acabar esa costumbre de matar

Es menester mencionar al menos un puñado de casos donde la institución policial tuvo injerencia directa en la pérdida de vidas. Recordemos el fatal destino de Alejandro Ponce, quien se encontraba pescando junto a su hermano Luis en la bajada de calle Balcarce cuando tres policías, uno con el arma desenfundada, los increparon, acusándolos de haber asaltado a una pareja. Asustados, los hermanos se arrojaron al río y, según la denuncia, los uniformados comenzaron a arrojarles piedras.  Luis logró nadar hasta la orilla, fue detenido en la Comisaría 3º y liberado 24 horas después. Alejandro no corrió la misma suerte, ya que, al no saber nadar, murió ahogado. 

En este ejercicio de ejercitar la memoria, no podemos olvidar a Gerardo “Pichón” Escobar y Carlos “Bocacha” Orellano. El primero concurrió al boliche La Tienda el 14 de agosto de 2015 para luego desaparecer, “Pichón” tuvo un incidente con patovicas y policías a la salida del espacio, el joven de 23 años fue golpeado, al menos, por Cristian Vivas, según quedó registrado por cámaras de seguridad. Luego corrió, perseguido por los custodios, y fue visto por última vez por cuatro testigos entre dos autos. Estuvo desaparecido siete días y su cuerpo fue encontrado flotando en el Río Paraná. 

A “Bocacha” dos policías y dos miembros de la seguridad del boliche “Sr. Ming River House”, ubicado sobre la costanera central de esta ciudad, fue golpeado salvajemente, situación que precipitaría el desenlace fatal. Debido a la denuncia de amigos y familiares, comenzaría su búsqueda, ya que todo indicaba que había sido arrojada a las aguas del Paraná, lamentablemente, días después, el cuerpo sin vida sería hallado por prefectura nacional. Nuevamente el río y sus marrones aguas, nuevamente la desidia y el abuso, nuevamente una práctica abominable que parece difícil de erradicar. 

Ramón Casco, un papá que carga sobre sus espaldas un bagaje de dolor y lucha

Luego de 9 años de lucha, el próximo martes 18 de julio se dictará sentencia en el Juicio Oral y Público por las torturas y desaparición seguida de muerte de Franco Casco. Desde las 9 hs la Multisectorial Contra la Violencia Institucional invita a concentrar en las puertas de Tribunales Federales de Rosario (Bv. Oroño 940).

Causa Franco Casco en Rosario 2

“En este camino no solo perdimos a Franco, también se nos fue Elsa, su mamá. Por ellos es que estamos dando esta lucha, por la memoria de ambos”, le dijo a Antimafia Dos Mil Ramón Casco. 

Consultado sobre el extenso y agobiante camino transitado en búsqueda de justicia, el papá de Franco indicó que “han sido años durísimos, de mucho dolor en donde no hemos cedido en la lucha por conseguir esa justicia que tanto añoramos. A Franco me lo mataron en la comisaría séptima, estos años fueron de muchísima angustia, sumado a que se nos fue Elsa, situación que generó más dolor para nuestra familia. Esperamos la sentencia con muchas ansias y nerviosismo”.

Pruebas, contrapruebas, victimarios camuflados de víctimas, operaciones de prensa al servicio de una institución que se autogobierna, y una democracia en jaque por prácticas que remiten a lo más tenebroso de nuestra historia. “Deseamos que sea un juico como se merece la memoria de mi hijo, si bien a Franco y a Elsa no me los vana a devolver, las condenas perpetuas podrían servir de alivio ante tanto dolor que nos acorrala. Quiero destacar que en este camino también hemos sufrido muchos agravios que sumaron más angustia, en especial de una persona que se dedicó a operar para la policía con sus artículos periodísticos, la veíamos siempre cerca nuestro escuchando y anotando todo”, enfatizó.

Para concluir la charla con Antimafia Dos Mil, Ramón Casco acercó un mensaje de agradecimiento por tanta contención y solidaridad recibida en estos años aciagos. “Quiero destacar y agradecer el acompañamiento recibido por todas las organizaciones, en especial a la Multisectorial Contra la Violencia Institucional que nos han enseñado a luchar, y a los abogados que jamás bajaron los brazos en este camino que busca justicia y dejar en claro que a nuestros pibes no se los puede torturar ni desaparecer. Justicia por Franco”.

Foto de portada: Facebook

Foto 2: Alejandro Maidana