Sin precedentes: ingresaron a las instalaciones del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo

Lula decretó la intervención federal de Brasilia

Como una suerte de emulación de los disturbios perpetrados en el Capitolio norteamericano hace dos años atrás, tras la salida de Donald Trump, Brasil se vio convulsionada en el día de hoy cuando una marejada de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro invadió la sede del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo, ubicados en Brasilia. El reclamo tuvo como fin pedir la intervención militar para terminar con el mandato del actual presidente electo recientemente, que administra el país desde el primero de enero.

Hace escasas horas, la policía recuperó el control de todos los edificios tomados por los manifestantes, en un tibio y tardío accionar en sus funciones.

El presidente Lula Da Silva, ante la prensa, decretó la intervención federal en Brasilia. Esto significa que se releva temporalmente de sus funciones al gobernador del distrito federal, Ibaneis Rocha -hoy opositor político-. Rocha a su vez, prescindió de las funciones de su secretario de Seguridad, Anderson Torres, quien hasta el domingo fuera el ministro de Justicia de Bolsonaro.

“Hubo mala fe, mala voluntad. Los policías militares estaban guiando a los vándalos. Los policías que participaron en esto no pueden quedar impunes”, aseguró el primer mandatario.

"Todas las personas que han hecho esto, serán castigadas. La izquierda brasileña tiene gente muerta, y nunca un partido de izquierda invadió el Congreso o el Planalto. Esto no tiene precedentes en la historia de este país. Vamos a descubrir quiénes son los financiadores de estos vándalos", apuntó Lula, quien mantenía por estas horas una reunión de emergencia con sus ministros de Justicia, de Defensa y de Relaciones Institucionales, para analizar la situación.

La tarde caía y ya la televisión brasileña mostraba imágenes de una asonada de enormes proporciones: destrozos e incendios, que se multiplicaban dramáticamente y que eran visibles en las ventanas de las instalaciones de las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso.

El diputado Valdemar Costa Neto, presidente del Partido Liberal (la facción política que representa a Jair Bolsonaro) tomó distancia de los disturbios, en un video que hizo público.

Y por si fuera poco, ante este contexto de incertidumbre, varios jefes de estado, latinoamericanos y europeos salieron a repudiar los hechos.

Campaña por redes sociales

El medio chileno Antifa Wathc, denunció en sus redes sociales que el intento de golpe en Brasilia fue organizado por "grupos Patriotas".

"La convocatoria está siendo organizada por el Movimiento Patriota y planea llegar en caravana desde los estados de Epírito Santo, Goias, Santa Catarina y Sao Paulo", apuntaron en Twitter y señalaron como uno de los principales responsables de esta campaña a un argentino: "La convocatoria está siendo difundida por el argentino Fernando Cerimedo en su canal de telegram para Brasil", dijeron.

"Es de extrema gravedad que la derecha contrate a un consultor inescrupuloso que no trepida en desestabilizar países con tal de conseguir sus propósitos", afirmaron, en la supuesta relación que tuvo el consultor con respecto a la campaña contra el presidente Gabriel Boric.

Luego de que se viralizara el presunto papel del consultor argentino en la arenga de los disturbios, Cirimeo negó rotundamente el hecho de haber tenido participación en la difusión de dichos mensajes de Telegram.

"Hay miles de cuentas y canales con mi nombre. Ese no es mío. No manden fake, ¿o quieren comerse otra suspensión por noticias falsas?", afirmó desde su cuenta oficial de Twitter.

Por estas horas, organizaciones sociales de todo Brasil, se pusieron en pie de lucha y ya están convocando para mañana a la tarde a una movilización nacional para repudiar este ataque a las instituciones democráticas.

Mientras tanto, Jair Bolsonaro, que defendió la dictadura brasileña en todo su recorrido político, y celebraba el día del golpe de Estado, ahora se sienta a ver pasar el cadáver de la democracia frente a sus ojos, desde las lejanas tierras norteamericanas.

Sus fanáticos, se están encargando de concluir su maquiavélica obra, en un desaforado intento por perpetuar el odio visceral que prospero por cuatro años.

Seguramente con el correr de las horas, todo este grueso atentado contra la democracia brasileña tendrá sus consecuencias, a diferentes niveles y en diferentes ámbitos, generando además un clima inequívoco de tensión, dentro de un país que hoy -de hecho- vivió una de sus páginas más vergonzosas, dentro de su convivencia ciudadana.

Muy lamentable.

Foto: Twitter

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