Plaza de la Democracia: homenaje a Pablo Medina, Antonia Almada y a las víctimas de la mafia

Por Jean Georges Almendras-16 de octubre de 2022

Si hubo en algún momento de la historia artística de Our Voice una muy sólida demostración de arte sobrado en militancia, fue este domingo 16 de octubre, en la Plaza de la Democracia de la ciudad de Asunción. “Vigilancia” fue una breve y muy prolija pieza teatral, portadora de un mensaje debidamente delineado, con dinámica equilibrada, atractiva y en extremo auténtica. Fue un torrente de verdades, de indiscutible sobriedad, lanzadas a boca de jarro a la platea dentro de una fugaz dramaturgia, desarrollada exitosamente sobre un espacio escénico en el que solo dos actores, tuvieron la capacidad y el talento, para construir una puesta en escena de una contundencia admirable, apelándose al muy oportuno recurso que sugiere la interacción con la platea, y una actuación memorable, que supo ser la vocera más gloriosa, de un homenaje a los periodistas Pablo Medina y Antonia Almada, y a todos los asesinados por la narcopolítica paraguaya, desde el advenimiento de la democracia hasta nuestros días.

Tomando como eje a dos personajes opuestos entre sí, el guion -una creación colectiva del Movimiento Our Voice, bajo la dirección artística de Ramiro Cardozo- fue visibilizando posiciones encontradas: el sistema, el poder y el sistema criminal integrado (tres en uno), tuvo como portavoz a José Luis Rodríguez; mientras que el pueblo paraguayo, con la transparencia propia del ciudadano desprevenido y al mismo tiempo harto de injusticias y avasallamientos, tuvo como portavoz a Victoria Pereira, ambos perfectamente caracterizados.

Our Voice en Asuncion Vigilancia 2

El director Cardoso tuvo la capacidad de amalgamar una diversidad de elementos del planteo teatral, y los dos actores tuvieron la capacidad actoral, para dar mucho con muy poco, y en breve tiempo. Y, apelar a la música en vivo, a cargo de Rodríguez, fue un acierto mayúsculo, y redoblado en coherencia, porque la escena en sí, que en apariencia es diminuta y casi efímera, tuvo su brillo y un indiscutible atractivo. El espectador en la platea, de la mano del personaje que encarna Victoria Pereira, entra en la historia, casi sin darse cuenta, llevando fotografías a una línea de alambre que es una escenografía vital y emblemática de la pieza teatral. Y la historia continúa, como continúa la vida misma, con todos sus bemoles.

Él, da el primer puntapié de esta velada artística, no superior a los 15 minutos, a puro violín (interpretando la banda sonora de El Padrino); y ella, le sigue, jugando al gato y al ratón, desde el otro extremo del espacio escénico. La una fue señalando -con el dedo acusador- los asesinatos de periodistas de operadores judiciales (como Marcelo Pecci) en el Paraguay; y el otro, en su intervención final, fue derribando todo su planteo, con el desparpajo y el cinismo propio del gobernante, que, entre suspiros, buenas palabras, caras de circunstancia y negacionismos infaltables, arengó a todos, a seguir adelante -en la rutina cotidiana- como si nada de lo que ella hubo denunciado hubiese pasado en la “floreciente democracia paraguaya libre de corrupción, de narcotráfico y de políticos y hombres de Estado vinculados a ella”.

Our Voice en Asuncion Vigilancia 3

Una mentira impuesta desde la institucionalidad y el poder. Una realidad, palpable en el Paraguay de hoy, con rigor sacrosanto. Y ese mensaje, esa denuncia a través del arte, llegó a la platea con acierto indiscutible, porque la puesta en escena fue la acertada y el planteo de la mini historia, corrió igual suerte.

Los parlamentos fueron los necesarios, y los recursos de movimiento escénico, no fueron excesivos. Todo fue equilibrado. Hubo drama y teatro del absurdo, y algo de grotesco. Todo, al servicio de una propuesta militante, pero al cubo.

El resultado entonces, es más que óptimo. El proyecto en sí, es más que militante. Y “Vigilancia” es, en consecuencia, la mayor de las evidencias, de que cuando el Movimiento se propone a subir a las tablas un arte militante con mayúsculas, lo logra, y con creces.

Ramiro Cardozo, director teatral de Our Voice, tras los aplausos, desde el escenario, redondeó: “Esta plaza va a estar llena y este pueblo va a ser libre, y Latinoamérica va a ser libre. Un Plan Cóndor que nos hizo asesinar, que quiso arrasar nuestra cultura y hoy a los jóvenes nos condenan a los trabajos precarizados, a no tener una vida digna. El sueño de Víctor Jara, el sueño de Pablo Medina , el sueño de todos los artistas, sigue vivo porque nosotros seguimos vivos, y hasta que respiremos, aunque seamos dos o tres, como Pocho Leprati, un luchador social de la ciudad de la yo vengo, que fue asesinado por la policía, él hacía un trabajo de hormiga y hoy en día lo que venimos a hacer acá, es un trabajo de hormiga, ir a las escuelas, ir a las universidades, para recuperar nuestra cultura, porque ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica, como lo dijo un grande que fue Salvador Allende. Y hoy, esta lucha va a ser unida, va a ser juntes, va a ser feminista, va a ser anti patriarcal, así que muchísimas gracias”.

Definitivamente, el arte teatral del domingo, fue único e ideal para repetirlo una y mil veces en todo el Paraguay, porque lo vale, y porque es militante con mayúsculas.

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*Foto de portada y restantes: Leandro Gómez / Our Voice - Antimafia Dos Mil

*Fotos de galería: Leandro Gómez