“Hay que trabajar con políticas globales, para hacer frente a la mafia, que es transnacional
 
Fue senador por el Partido Liberal Radical Auténtico, de la oposición
 
Por Jean Georges Almendras, enviado especial al Paraguay-14 de enero de 2022
 

Yo, soy muy claro en la defensa de los valores de la democracia, del estado social de derecho, porque me inicie en política, en plena dictadura de Alfredo Stroessner, militando en la resistencia de la dictadura, entonces, soy muy categórico en ese sentido. Yo voy a ser juez de la democracia, a mí no me van a encontrar firmando sentencias en el marco de un gobierno autoritario, por ejemplo”. En estos términos inició el diálogo con Antimafia Duemila el abogado  Víctor Ríos, recientemente juramentado en el Congreso Nacional de la República del Paraguay, como uno de los nueve ministros de la Corte Suprema de Justicia, dentro de un contexto político, por demás complejo, que no le impidió llegar a ese alto cuerpo del Poder Judicial paraguayo, aún en medio de no pocas resistencias a su futura gestión, lo que resulta un hecho histórico. Resistencias planteadas en filas del partido de gobierno, en particular del cartismo -al extremo que todos los legisladores que responden a esa corriente, se ausentaron durante la ceremonia en la que juró como ministro- de los sectores conservadores y de la Iglesia Católica, particularmente, porque dentro del contexto político e institucional paraguayo, Ríos (del Partido Liberal Radical Auténtico, uno de los partidos de la oposición) se ha presentado como un operador de la justicia que se caracterizará por su enérgico posicionamiento contra la corrupción, los grupos mafiosos y por su férrea defensa de la democracia, de la Constitución y del Estado de derecho.

Apenas 48 horas de haber asumido como ministro de la Corte Suprema de Justicia, en su despacho de trabajo del Palacio de Justicia de Asunción, capital del Paraguay, nos concedió una entrevista exclusiva -la primera a un medio de prensa internacional- oportunidad en que se explayó en torno a temas que le conciernen como miembro de la Corte, anunciando además que en su calidad de Rector de la Universidad Pública de Pilar -en forma conjunta con el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP-Paraguay) y como parte de un equipo de investigación- ha presentado al gobierno diez puntos para combatir al crimen organizado en Paraguay. 

Convencido que el Estado ha perdido soberanía territorial en los establecimientos carcelarios paraguayos “porque son escritorios de la mafia, del crimen organizado” nos ha adelantado, como pilar de su gestión, la urgente tarea de revertir de raíz esta situación. También destacó que Paraguay “está a punto de ser un Estado fallido, porque hay territorios gobernados directamente por la mafia, así de simple y sencillo”.

Entre los proyectos que llevará adelante, pondrá énfasis en buscar la celeridad en los procesos, en el cumplimiento de las penas, planteando además la necesidad de involucrar a la Contaduría General de la República para hacer un estudio de compatibilidad patrimonial de los funcionarios  del Estado, sean policías, jueces o fiscales, “para ver si su patrimonio se compatibiliza con sus niveles de ingresos”, entendiendo que ese trabajo hay que hacerlo, comenzando con la ciudad fronteriza Pedro Juan Caballero, que es uno de los bastiones del crimen organizado desde hace ya unos cincuenta años.

En la entrevista, abordó temas inherentes al papel del sistema político en los financiamientos calificando como un “escándalo” lo que ocurre en el Paraguay en esta materia, “y por lo tanto hay que poner límite al financiamiento político, porque acá no hay ningún límite”.

El flamante ministro de la Corte Suprema de Justicia del Paraguay, tiene una visión muy clara sobre la realidad mafiosa de su país y del mundo, y en el diálogo que mantuvo con nosotros, insistió en recalcar que el sistema político está muy involucrado, que para combatir los narcoestados, los estados democráticos tienen que “trabajar en serio, en una política internacional, una política regional y global para hacer frente a la mafia, que es transnacional”; de ahí que piensa que el combate y las políticas de combate a las mafias “tienen que ser también transnacionales".

Estos temas y otros, profundizados -con sapiencia jurídica y sobrada conciencia social- por Víctor Ríos, hacen que la entrevista -que recomendamos ver íntegramente- nos permita conocer a un hombre que sabe muy bien, el tenor de las responsabilidades que tiene entre manos, seguramente, por haber sido un legislador honesto, de amplia trayectoria como abogado, y muy comprometido con su función, y un ministro de Educación y Cultura (en el período de Fernando Lugo) igualmente consustanciado con las carencias educativas y sociales de su pueblo, “porque yo vengo de una familia de campesinos, mis padres son agricultores”, recalcó. 

En definitiva, sobre las espaldas de este hombre, integrando una Corte de Justicia, cuyos miembros presentan facetas dispares y que por primera vez en muchos años parecería estar balanceada políticamente -quizás en un hecho sin precedentes, tomando en cuenta el perfil del flamante ministro- estarían depositadas las esperanzas para que todos seamos testigos de un importante cambio en el Paraguay de hoy, donde el narcotráfico, ligado al sistema político, están haciendo estragos  las instituciones, el Estado de Derecho, la democracia, la economía, la educación y la vida de un pueblo, sumido en una grave crisis socioeconómica, que es indiscutible fruto de un connubio entre corrupción, mafia, intereses políticos mezquinos y fundamentalmente el deterioro de un tejido estatal, desde los tiempos de la dictadura stronista, hasta hoy, en plena democracia. Una democracia que ha perdido terreno de legalidad, y se ha mimetizado con las lógicas del sistema mafioso, imperando en los sitiales de poder. De ahí que, el arribo de ciertas personalidades, como Víctor Ríos, a ciertos puestos de mando en el Poder Judicial del Paraguay, son señales esperanzadoras inequívocas, que, honestamente celebramos, y apoyamos.

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*Foto de portada: Jorge Figueredo 

*Camarógrafo: Marcos Padilla