plazaPor Jean Georges Almendras-3 de octubre de 2017

Columnas de hombres y mujeres, desde distintos barrios, convergen a la histórica Plaza de Mayo, de la ciudad de Buenos Aires. Muchos, pero muchos jóvenes. Otros no tan jóvenes. También niños. Vestimentas diferentes. Muchos portando carteles, banderas, fotos de Santiago Maldonado. Todos caminando en una misma dirección. Todos mancomunados por un mismo objetivo: preguntar al Gobierno argentino ¿Dónde está Santiago Maldonado?. Una pregunta que este 1ero de octubre en horas de la tarde se planteo a boca de jarro, y una vez más, a las puertas mismas de la Casa Rosada. Una pregunta muy incómoda para el Macrismo. Muy incómoda para el sistema político y para el sistema judicial apadrinado por el Macrismo. Muy incómoda para la Gendarmería Nacional. Muy incómoda para la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich y para el jefe de Gabinete Pablo Noceti. Una pregunta muy incómoda para los conservadores y los represores. Para los periodistas subordinados y alcahuetes del poder. Y una pregunta incómoda para quienes entienden que en una democracia deben ser permitidas (con rigor casi sagrado) las desapariciones forzadas, las persecuciones a los pueblos originarios y las violaciones a los derechos humanos. Y obviamente, permitidas, las represiones con olor y sabor a dictadura, y en consecuencia las impunidades de todo tipo.

Desde el 1ero de agosto, momento en que desapareció el joven Santiago Maldonado en el marco de una represión a los mapuches de la provincia de Chubut, las cartas están sobre la mesa. El despotismo, adoptado como metodología de gobierno y como una forma institucional, dentro de una legalidad “aparente”, está literalmente instalado en la Casa Rosada y en el Congreso. Y son muchos (y conocidos) los hombres y las mujeres, del Gobierno y del Parlamento, que lo practican con fidelidad admirable, cuidando (y cuidándose) muy bien de que los indígenas terroristas y sus simpatizantes (no menos terroristas) estén bastante lejos de sus planes y de sus proyectos. Y de sus lugares de trabajo.

Pero la Plaza de mayo, a todos estos señores, les vomita de tanto en tanto (y últimamente con más frecuencia) una sacudida de democracia que por momentos uno hasta llega a pensar que capaz, hasta los muchos males que acosan al pueblo argentino, puedan ser extirpados de raíz. Pero esto no ocurre, por ahora. Pero al menos, el asedio desde la Plaza de Mayo se hace sentir.

Es que la Plaza de Mayo (y sin olvidarme de otras movilizaciones y de otras concentraciones) al menos desde los tiempos en que unas “locas” mujeres la recorrían, tenaz y valerosamente, con sus pañuelos de dolor y de impotencia sobre su cabeza, reclamando a Vidella por sus hijos desaparecidos, se transformó en un bastión de la libertad. Porque allí, a plena luz del día (tanto ayer como hoy) los ciudadanos se acostumbraron a arrojar sobre los gobernantes y los tiranos, desde loas y aplausos hasta reclamos, amenazas y protestas, aún a riesgo de sufrir represiones, palos, balas y bombas, ocasionando heridos y muertes. Y esa forma de expresión de la libertad, en defensa de los derechos, no ha perdido vigencia. Más bien, se ha fortalecido.

Este 1ero de octubre, de este 2017, nuevamente la Plaza de Mayo se vistió de lucha. Se transformó en un firme bastión de defensa de la libertad y del reclamo de justicia. Nuevamente se transformó en un firme bastión para que la verdad sobre Santiago Maldonado no quede en la nada. Para que los encubridores no salgan impunes y para que todo lo podrido que está dentro de un sistema policial corrupto y mafioso tome distancia de varias regiones de la Argentina y de las tierras patagónicas, donde los derechos y las libertades fueron ancestralmente conculcados para favorecer propiedades y poderosos intereses, tanto nacionales como extranjeros. Pero intereses al fin. Intereses de un capitalismo insensible, cruel y literalmente criminal.

Y este 1ero de octubre, de este 2017, salvo algunos infiltrados encapuchados que quisieron crear incidentes (sin lograrlo) no hubo nadie en Plaza de Mayo que no se haya sentido un luchador, un revolucionario, y hasta un mapuche.

En el estrado, los representantes de las múltiples organizaciones de Derechos Humanos, y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, entre otros invitados de organizaciones sindicales y agrupaciones combativas, acompañaron a la familia Maldonado. Y las palabras que se pronunciaron se transformaron en lanzas y dardos contra la injusticia. La injusticia de hacer desaparecer a una persona y después mentir, falsear, prepotear y difamar.

Se leyeron y se mostraron videos de adhesiones de reconocidos artistas, comprometidos con la causa de la justicia, y se leyó un comunicado de los integrantes de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen.

“Saludamos a la familia Maldonado. Santiago, gracias por no dudar en darnos una mano. Te atraparon, pero no han podido capturar tu esencia que hoy se refleja en miles de personas que piden tu aparición con vida. Aquellos que orquestaron el operativos del 1ero de agosto son el verdadero enemigo interno”

Integrantes de la familia Maldonado cuestionaron duramente el manejo del caso por parte del gobierno (acusándolo por desviar la investigación, con hipótesis falsas, enarbolando una campaña de desprestigio contra el joven artesano) y además pidieron la renuncia de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Y también recordaron que la desaparición de Santiago es política.

Sergio Maldonado no escatimó sus sentimientos de indignación ante responsabilidad que le cupo a la Gendarmería en la suerte de su hermano: “Confieso que al principio me ilusioné al pedir la colaboración de los gendarmes; sin embargo, ahora estoy convencido de que no existe la bondad de los gendarmes, ni de los jefes que participaron en la represión a la comunidad mapuche”

Sergio, también leyó una carta que le escribió a Santiago:” Hoy, como todos los días me vuelvo a preguntar dónde estás ¿Tan difícil es que te devuelvan? Donde quiera que estés, quiero que sepas que te quiero y que necesito que aparezcas pronto. Cada día te lloro más. Hay muchos intereses en el medio. Para algunos son más importantes que la desaparición de una persona. Santiago te seguiré buscando

En el bastión de Santiago Maldonado, que ahora ya es (y será) Plaza de Mayo unas cien mil almas preguntaron al Presidente Mauricio Macri: ¿Dónde está Santiago Maldonado?

Y como desde la Casa Rosada nadie contestó, entonces, ellas y miles más que irán sumándose segundo a segundo, seguirán (seguiremos todos) buscando respuestas. Firmes. Seguros. Convencidos. Y sin miedo.

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*Foto de Portada: www.infobae.com

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