Miércoles 24 Abril 2024

"Palermo libera a todos": este es el título del concurso fotográfico en el que participaron estudiantes del Instituto Superior "Fermi" de Módena. Y es precisamente en el contexto de este proyecto que la comisión evaluadora decidió premiar una fotografía que muestra a dos jóvenes besándose en los labios en las calles de Palermo. Sin embargo, la exhibición y publicación de la fotografía, que fue galardonada con el "premio de la libertad", fue víctima de un intento de censura por parte de la dirección de la escuela. ¿Los motivos? Que los barrios de Palermo no se veían en la fotografía, la poca relación con el concepto de legalidad y también el hecho de que Falcone y Borsellino no estuvieran retratados en la foto. Los profesores implicados, que sin embargo exhibieron y premiaron la fotografía, han sido incluso acusados ​​de actuar como mafiosos.

Justo cuando esto sucedía, a más de mil kilómetros de distancia, durante la conmemoración del 31º aniversario de la masacre de Capaci en Palermo, la marcha de trabajadores, realidades sociales y estudiantes fue cargada violentamente por policías antidisturbios.

Ahora bien ¿por qué elegimos escribir un editorial sobre estos dos hechos?

Desde hace años tratamos de tener una narrativa sobre el tema del fenómeno mafioso con el objetivo de huir de una lectura legalista rígida y engañosa y que a la vez sea expresión de una militancia interseccional. Desmontar estereotipos, usar nuevas palabras, contar los hechos insertándolos dentro de un panorama más amplio con un único objetivo: imaginar (y construir) una sociedad diferente. Una sociedad que haga de la lucha contra los delitos ambientales, el antirracismo, el antifascismo y el antisexismo, sus pilares. Una sociedad, por tanto, que esté en contra de todas las mafias.

Porque la mafia no es más que la negación de la libertad, en todas sus formas. Por lo tanto, ser antimafia significa equiparse con todas las herramientas necesarias para luchar contra cualquier forma de autoritarismo.

¿Qué une al intento de censura implementado por el director del Fermi con las cargas policiales contra los manifestantes en Palermo? La represión.

En una época histórica caracterizada por conmemoraciones estériles, que tiene como protagonistas a hombres y mujeres vinculados a sujetos mafiosos que ocupan cargos institucionales, no queda más que recuperar los espacios que nos han sido arrebatados, en definitiva, reapropiarnos de una memoria colectiva que tiene el coraje de dar nombres y apellidos, que sabe separar la verdad histórica de la verdad judicial y que no teme llamar a las cosas por su nombre.

Los jóvenes de Palermo reprimidos por la policía y los estudiantes de Módena protagonistas del concurso fotográfico han optado, simplemente, por la autodeterminación a través de una práctica que pone en el centro su propia libertad (individual y colectiva). Un director de escuela que intenta censurar una foto de dos jóvenes besándose, que acusa a los profesores de actuar como mafiosos es un hecho que hay que denunciar y condenar. Porque tal acción es un obstáculo para la expresión libre e incluyente de esa comunidad educativa que es la escuela.

Un beso entre dos jóvenes es un acto político, la consigna "fuera la mafia del Estado" es un acto político. Una generación que elige las palabras y los gestos con los que vivir su vida es la máxima forma de militancia antimafia. En esencia, significa dar un vuelco y dar un nuevo sentido a gestos y acciones de los que la mafia se ha apoderado a lo largo de los años. El beso en la cultura mafiosa es, históricamente, la expresión del concepto de pertenencia, de afiliación.

No olvidemos a Totò Cuffaro "vasa vasa", condenado en forma definitiva a siete años de prisión por ser cómplice de Cosa Nostra y revelar una investigación secreta.

No olvidemos el juicio Aemilia, Black Monkey, Perseverance, Grimilde. Y muchos, muchos otros.

No olvidemos la frase de Pietro Grasso: "Le daría un premio especial a Silvio Berlusconi y a su gobierno por la lucha contra la mafia".

No olvidemos las risas tras el terremoto en Emilia Romaña.

No olvidemos las masacres del '92 y '93.

No olvidemos la Tratativa Estado-mafia.

Pero recordar no alcanza.

Lo que se necesita es recuperar los espacios perdidos por palabras vacías e inútiles.

Lo que se necesita es identificar una nueva práctica de resistencia y lucha.

Y que sea con rabia.

Y que sea con besos.

Extraído de facebook.com
 
Foto: © Pietro Calligaris