Por Lorenzo Baldo-13 de octubre de 2022

"La muerte es la curva del camino, morir es solo no ser visto. Si escucho, siento que tus pasos existen como existo yo. La Tierra está hecha de Cielo. La mentira no tiene nido. Nadie se ha perdido nunca. Todo es verdad y pasaje". Es un poema de Fernando Pessoa, titulado "La muerte es la curva del camino", que viene a la mente ante la inevitabilidad del final de la vida. Filippo Bongiovanni (en la foto), el hermano de 62 años de nuestro director, quien falleció hace un par de días. Una muerte súbita, que golpeó a toda su familia como un puñetazo en la cara. Y cuando un padre sobrevive a la muerte de un hijo el dolor adquiere contornos aún más lacerantes. Este es el caso de la nonagenaria madre de Filippo y de Giorgio. Giovanna es un roble de Sicilia, que se ha enfrentado a mil tormentas en la vida, permaneciendo firme en sus raíces. Su dolor es como un río que desemboca en un océano donde ha confluido el sufrimiento de tantas otras madres. Y es en las palabras de una de ellas, impresas en el mar ilimitado de la web, que se refleja el rostro de esta mujer indómita. "Busco fuerza en las pequeñas cosas que aún me da la vida – escribe una madre que ha sobrevivido a su hijo – pero esta fuerza nunca será tan grande como para hacerme olvidar que te has ido, que ya no puedo abrazarte, ver tus ojos sonreírme y escucharte hablar diez, cien, mil y más veces sobre tus proyectos. Y no, ya no te oigo, ya no puedo ni pedirte un abrazo: lo único que me queda son estas fotos que hablan poco de nosotros porque tengo todo lo demás grabado en el alma y nunca perderé. Se dice que un día nos volveremos a encontrar y que a partir de ese día nunca nos dejaremos, que podremos jugar para siempre juntos, como si ambos fuésemos niños. Se dice que los que viven en el corazón de los que se quedan no mueren. Se dicen muchas cosas, ya sabes, cuando alguien ya no está: algunas por piedad, algunas para darnos fuerzas, fuerzas a los que nos quedamos aquí soñando que el tiempo retrocede, aunque sea por un momento, para el largo adiós que no pude darte. Siempre estarás conmigo, hijo mío, y tal vez sea cierto lo que dicen, o tal vez no, quién sabe... Estoy aquí y te siento cerca, nunca dejaré de pensar en ti, de soñarte, de quererte y la distancia no ha hecho más que acercarme a tí".

En su famoso escrito 'Las cosas que aprendí en la vida', Paulo Coelho dice textualmente: "No importa en cuántos pedazos se te rompa el corazón; el mundo no se detiene a esperar que lo arregles". Para el conocido escritor, se trata pues de intentar transformar incluso el dolor más agudo en un punto de partida, en un renacimiento. Para revivir cada día a quienes hemos amado a través de nuestras acciones, nuestros proyectos y nuestros sueños. Porque nada termina para siempre cuando se deja una huella imborrable en este mundo. Es como el vínculo indisoluble de una madre con su hijo, que va más allá del tiempo y del espacio.

Y es yendo más allá de sí misma que Giovanna se fortalece y se prepara para el último adiós.

"Morir es sólo no ser visto", dijo Pessoa, y es como si nos recondujese a Franco Battiato cuando escribió "Somos seres inmortales", para luego agregar: "Hay muchos caminos, pero es solo uno el que conduce a la verdad. Hasta que seamos libres volveremos una, y otra y otra vez".

Chau Filippo.

Para Giovanna, Belén, Haton, Bharat, Giorgio y toda su familia un gran abrazo de la redacción de ANTIMAFIA Duemila y de todos los amigos de Filippo

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*Foto de portada: Antimafia Duemila