¿Por qué nadie puede contra la asociación nacional del rifle?
 
Por Andrés Volpe-21 de julio de 2022

El derecho a portar armas y sus negocios derivados en Norteamérica, está desapareciendo literalmente a sus ciudadanos. Con toda certeza en EEUU un arma vale más que una vida, porque los hechos lo demuestran.

Una vez más, un nuevo tiroteo dejó como saldo, seis personas fallecidas y 24 heridas, durante un desfile por el Día de la Independencia en Chicago. El trágico hecho ocurrió en la localidad de Highland Park, en los suburbios de la gran ciudad.

El perfil del agresor fue descripto por la policía como un hombre blanco “armado y peligroso”, de entre 18 y 20 años, que escapó después de abrir fuego contra la multitud que asistió a presenciar el desfile. Como consecuencia del atentado, las celebraciones del 4 de julio fueron interrumpidas en Highland Park y en varias localidades cercanas.

Este incidente se suma a los cientos de tiroteos que han disparado las discusiones, nuevamente, por el control de armas en Estados Unidos y tiene como foco a una de las instituciones más antiguas del país. Y no es para menos, durante los últimos treinta años se han producido 107 matanzas de más de diez víctimas.

Uno de los líderes de la NRA (Asociación Nacional del Rifle), Wayne La Pierre, rechazó categóricamente cualquier responsabilidad de su organización en tiroteos pasados y ha defendido fervorosamente la posesión de armas.

El origen de la NRA

La NRA se califica a sí misma como "la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos" compuesta por "orgullosos defensores de los patriotas de la historia y diligentes protectores de la Segunda Enmienda".

Estos fervorosos amigos de la pólvora, surgieron como colectivo en 1871. El grupo con fines recreativos buscaba “promover y fomentar el tiro con rifle sobre una base científica".

Su infiltración dentro de la política fue a partir de 1934, cuando comenzó a enviar a sus “representantes” proyectos de legislaciones relacionados con facilidades para adquirir armamentos.

Ese mismo año se puso énfasis en aprobar la Ley Nacional de Armas de Fuego y luego, y en 1968, lograron una nueva norma que regulaba y facilitaba el acceso a estos artículos.

Desde entonces, su principal bandera es defender la libertad para la tenencia de armas de fuego entre civiles, a partir de una objetable referencia a la Segunda Enmienda constitucional.

Las acciones de la NRA van dirigidas a minar cualquier norma que limite el derecho a tener armas, como por ejemplo fueron los intentos de prohibir la venta de fusiles de asalto a civiles o los dispositivos que multiplican el poder letal de las armas semiautomáticas. A estas medidas las pintan como un ataque contra la libertad civil. Incluso han llegado a proponer como soluciones, poner policías armados en las escuelas y no dar armas a "enfermos mentales".

Los alcances de la NRA

Los números sobre la cantidad de seguidores y afiliados de la NRA han estado durante años en el centro de la polémica. La organización afirma que tiene más de cinco millones de seguidores, pero una investigación del 2017 de Pew Research Center, un centro de investigaciones con sede en Washington, afirmó que existen cerca de 19 millones de personas que son miembros de los lobistas del rifle, aunque en muchos casos sean simples entusiastas. Desde su fundación han pasado por sus filas, nueve presidentes, asi como también algunas personalidades del mundo del espectáculo.

Según el diario Washington Post, la NRA destinó 3.533.294 dólares a los congresistas que fueron electos en los últimos 19 años. Además, es una de las responsables de que en Estados Unidos haya más locales habilitados para vender armas (64.747) que supermercados (38.015) o Mc Donlad´s (14.350).

Una encuesta realizada por la revista Fortune en 1999 ubicó a la NRA como uno de los tres grupos de presión más influyentes de EEUU.

El CPR o Centro para una Política Responsable, una institución que monitorea la influencia del dinero y el lobie sobre las elecciones y las políticas públicas, no la incluye entre los principales grupos de lobby entre 1998 y 2017. Pero sus críticos aseguran que esto se debe a que muchas veces sus influencias se realizan a través de las múltiples organizaciones paralelas que también controlan.

Según el Washington Post, desde 1968, la NRA creó un Comité de Acción que va dirigido a apoyar o dejar fuera de combate a los políticos, dependiendo de su posición respecto al control de armas.

De hecho, hay una lista donde evalúan a los mismos, que va de la A a la F (según se opongan o no a las regulaciones), y durante las elecciones, recomienda a sus millones de sus miembros a votar por los candidatos que apoyen sus intereses. Y, además, realizan campañas para influir en la opinión pública sobre la imagen de los candidatos.

El senador Marco Rubio, que recibió generosas sumas de parte de la NRA, tiene una evaluación de A+, la calificación máxima que entrega la NRA a los políticos que la apoyan.

Hoy también se conoce a la NRA, por ejemplo, en ser una de las contribuyentes a la campaña presidencial de Donald Trump y es una de las principales donantes de los miembros del Partido Republicano.

La segunda e intocable enmienda constitucional, por la que tanto luchan estos representantes políticos dice que: “Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no será vulnerado”. Una declaración que fue firmada en el año 1791, es decir, hace 226 años. Y que fue pensada para el pueblo estadounidense de esa época, y para que pueda protegerse de una posible invasión extranjera o de un posible gobierno autoritario. Bajo este derecho, que fue ratificado por un fallo de la Corte Suprema del año 2010, se calcula que hoy hay más 265 millones de armas en las calles del país. Aunque, realmente nadie sabe cuántas armas existen, porque además el Congreso no permite la creación de una base de datos.

A pesar que desde 1970 hasta hoy en Estados Unidos hay una mayor cantidad de muertes por armas de fuego que en todas las guerras en las que participó el imperio desde su emancipación, el arma sigue siendo vista como un símbolo de masculinidad y poder además de patriotismo y valentía, algo que el ejército regular y las fábricas de armas se encargan de resaltar constantemente.

A pesar de que los civiles norteamericanos sólo representan el 4,4 por ciento de la población mundial, poseen el 42 por ciento de las armas de fuego que existen en el planeta. La cantidad de armas y la facilidad que existe para comprarlas es una de las explicaciones a las masacres que todos los años se cobran la vida de cientos de personas en el país, la situación, dista mucho de poder cambiar en un futuro cercano.

Un ciclo sin fin

Como ya tristemente comprobamos, el derecho a portar armas en Norteamérica es intocable. Incluso en un momento de conmoción como el de estas últimas semanas, los progresistas se limitan a pedir que se prohíban las de gran calibre o se impida el acceso a ciertos individuos, mientras que los republicanos repiten que “no matan las armas, matan las personas”, por lo tanto, según ellos la solución a tanta violencia pasa vaya Dios a saber por qué lugar.

Hasta se han escuchado probables soluciones como por ejemplo el de armar a los maestros de todas las escuelas. La certeza absoluta para estos individuos pasa por el grado de miedo que podamos tener y su relación directamente proporcional a la cantidad de arsenal que puedan adquirir.

La NRA, aseguran varios especialistas, se sumergió en el inconsciente colectivo del pueblo estadounidense, y convirtió la portación de armas en un fenómeno insustituible y primordial. Los lobistas de las armas tienen varias publicaciones y realizan actividades por todo el país. Incluso poseen canales en internet donde producen contenidos e incursionaron en canales de cable para competir con la “hegemonía” de los grandes medios.

“Nuestro éxito no sería posible sin los esfuerzos incansables y las horas incontables de servicios de cerca de cinco millones de miembros”, puede leerse en su sitio web oficial.

El entonces portavoz de Bill Clinton, George Stephanopoulos, graficó muy bien en pocas palabras el poder de estos entusiastas del gatillo: “Son buenos chicos; llaman a sus congresistas; escriben; votan; pagan sus impuestos. Y con el tiempo logran lo que quieren”. Y ¿qué es lo que quieren estos ciudadanos modelos? La respuesta: vender cada vez más armas

Por lo pronto, demos vuelta el reloj de arena, porque de seguro estamos en las puertas de una nueva masacre.

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*Foto de portada: elmundo.es / Lisa Grimes