Por Jean Georges Almendras-23 de febrero de 2022

Lo implacable de la noticia no nos lleva al silencio, en contrario, nos lleva a la denuncia enérgica de este nuevo episodio de violencia contra el periodismo mexicano, y en contra de la vida de la colega Michelle Simón (nombre verdadero: Michelle Pérez Tadeo) que se constituye en la séptima víctima de la criminalidad organizada en lo que va del año, en México. Así de tétrico. Así de dramático.

Michelle Simón (nombre artístico) no era una notera, era una presentadora y modelo de televisión de 29 años, que fue hallada muerta este martes último en la zona sur de la capital, Ciudad de México, según lo consignado por las autoridades. Se estima que se trató de un feminicidio en el que seguramente su profesión tuvo mucho que ver.

La joven periodista estaba dada como desaparecida desde el pasado día viernes. Al momento del hallazgo de su cuerpo, éste estaba envuelto en sábanas, y ubicado al costado de una carretera. Lo hallaron trabajadores que en la zona combatían un fuego forestal en la ruta Pichaco-Ajusco.

No hubo trascendidos oficiales de ninguna naturaleza sobre cómo fue su muerte, ni por parte de la Policía ni de la Fiscalía, solo extraoficialmente se pudo saber por algunos medios, que su anatomía presentaba múltiples golpes, se presume con objetos contundentes, aunque no se descarta que haya sido estrangulada.

Si bien hasta el momento no está muy bien definido el móvil del mortal ataque, barajándose que se trataría de un episodio de violencia de género, no hay dudas que igualmente su condición de comunicadora y presentadora se vieron involucradas en el hecho de sangre, porque un crimen de esta naturaleza solo pueden ser autores materiales sicarios o elementos del crimen, ya sea por iniciativa propia o ya sea porque la profesión de la víctima, les resulta un obstáculo.

Los principales sospechosos, contra el periodismo mexicano y mundial, son obviamente los grupos de crimen organizado del narcotráfico, que seguramente con el concurso de funcionarios de seguridad (de la Policía) corruptos, hacen los mandados de ese tenor, a los jefes mafiosos que entienden que el periodismo es una enorme piedra en el zapato que hay que extirpar de raíz, para que no los perjudique en sus actividades. Y así lo entienden y así lo hacen. Por ese motivo se sigue engrosando la nómina de periodistas asesinados en ese país.

Lo digo honestamente, sinceramente; no sé si es pura hipocresía, pura diplomacia, o pura verdad, lo cierto es que el secretario de Estado de Estados Unidos Anthony Blinken -según lo divulgado por las agencias internacionales- sobre este hecho criminal habría dicho públicamente, en Twiter: “Me uno a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos. Mi corazón está con los seres queridos de quienes dieron su vida por la verdad”,

Palabras así, mensajes así, reflexiones así, con ese tenor, siempre sobran, después de los hechos. No puedo impedirlas, pero puedo darme la posibilidad de creer o no en ellas, especialmente cuando vienen de dónde vienen. De todas formas, sin ser extremos, demos un margen de sensibilidad a estas expresiones, para interpretar que este panorama es realmente desolador y portador de un dramatismo tal, que ya no habría calificativo alguno para la tragedia en sí misma, por su sola naturalización, que me resulta sencillamente estremecedora, en grado máximo.

Esta naturalizada la muerte de periodistas en algunos países, y México, es la primera en este ranking del terror. Del terrorismo de Estado, en definitiva, porque su inoperancia la hace cómplice, para ser más preciso, guste o no guste al lector.

Rabia y dolor, solo nos queda tras estos hechos; rabia y dolor, y resistencia y denuncia. Pura denuncia, y puro reclamo a las autoridades para frenar estas muertes, y para aclararlas. Para quebrar desde la raíz las impunidades en las que se mecen, a la vista pública, local e internacional.

Rabia y dolor, por ti querida Michelle Simón, desde la redacción de Antimafia Dos Mil de Montevideo, Uruguay.

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*Foto de portada: Billy Parker Noticias / Las Protagonistas