Tras doce años de radio, trabajar en la redacción de Antimafia Dos Mil, confieso, es la experiencia más gratificante y a la vez impactante. Impactante por el nivel de injusticia con la que me he topado, sobre todo, en estos últimos meses. Hacer llegar esta información al público es un constante desafío, sobre todo este año que me tocó cubrir ampliamente el caso del periodista Julian Assange, un hecho que me ha tocado profundamente, no solo por el nivel de persecución contra un colega, sino también por lo que implica el hecho de que no pueda salir vivo de la cárcel, para las futuras generaciones. Este año se ha caracterizado, además, por la pérdida, cada vez mayor de nuestros derechos, sobre todo, de jóvenes y niños. Recuerdo un artículo que redacté sobre pedofilia y pornografía infantil en la provincia de Santa Fe, en Argentina, al revisar el testimonio de dos fiscales rosarinas que hablaban del nivel de brutalidad del material con el que se encontraban, hacían que su jornada laboral terminara en lágrimas. Habiendo tomado contacto con esta realidad es imposible salir airosos. El caso Santiago Maldonado no fue la excepción, cuando me tocó profundizar sobre el tema, me dio herramientas para entender que la bandera por los derechos humanos que levantan algunos gobiernos es de tela fina, y otros no hacen nada para disimular el odio clasista que mantiene este país históricamente. También es necesario destacar las entrevistas que tuve el privilegio de hacerles a Elsa Bruzzone y Stella Calloni, antiguas militantes contra el sistema y que pudieron darnos una visión a 360 grados, de las problemáticas de América Latina y sus fundamentos históricos.

Vivimos momentos donde la información abunda, pero no así el sentido común. En la noble tarea de denunciar, discernir, investigar y trabajar sin mirar el reloj, mis compañeros de Antimafia han hecho un trabajo impecable, que no reconoce techo. Mi enorme agradecimiento a Georges Almendras, por su paciencia, su determinación y sus consejos, a Victoria Camboni, por estar siempre presente, a mis colegas redactores de toda América que están siempre al pie del cañón.

Eduardo Galeano una vez dijo: “A veces se confunde la libertad de expresión con la ‘libertad de presión’; o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios, que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen”. En la odisea de mantener un periodismo crítico y libre, contar con un espacio donde poder desarrollar una idea y una lucha, es todo un privilegio.

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*Foto de portada: Antimafia Dos Mil, cobertura de denuncia en Bariloche, cuando se hizo el juicio al Lonko Facundo Jones Huala, momento en que se desató una fuerte represión a las puertas del juzgado; cobertura de Georges Almendras y José Guzmán, texto y fotos -y producción- respectivamente