Alejandro DiazEl periodismo se transforma en trinchera

Construyendo narrativas, construyendo un narrador

Por Alejandro Diaz-1° de enero de 2022

No termino de abrir los ojos e instintivamente la mano busca el móvil. Sondea el piso, con cierta memoria, hasta dar con el aparato. Lo traigo ante mi rostro, y con esfuerzo voy abriendo los parpados mientras intento fijar la vista. El sueño se reduce a un parpadeo dentro de una actividad perenne que, como acostumbro decir, ‘no tiene corte’.

Este oficio de escribir noticias, se apoya en una vieja costumbre, la de reflexionar en voz alta, tal como lo estoy haciendo en este momento. Enfocada ya la vista, busco los mensajes que me llegan desde la secretaría de la redacción y a veces, desde la ansiosa dirección de la revista. Algo está pasando, algo está buscando las palabras para darse a conocer, algo necesita ser contado, observado y mostrado. Algo necesita ser expuesto. Y ahí, comienza esta labor de poner la empatía a disposición de una causa. Ahí, comienza este oficio de construir narrativas.

Hoy, sentado en la redacción de Antimafia en Montevideo, el tiempo transcurrido me parece lejano. Llegar a esta butaca, fue literalmente una aventura que podría ocupar más de un libro, y que ocupó un tercio de mí vida. Mi relación con la revista, nació en un paraje rural argentino, en el oeste de la provincia de Córdoba, al límite con La Rioja. Un lugar donde la ciudad dejó de existir hace varios kilómetros. Un lugar donde las rutas se pierden en caminos, que se hacen huellas. Un lugar en el medio de la nada, camino a ningún lado. Aquello que pareció un destino, fue tan solo un portal a otro mundo.

En aquel lugar, el querido Raúl Blázquez, abogado y enérgico activista por los derechos humanos, me acompañaría en los primeros pasos de un andar marcado por un compromiso irrenunciable. Raúl, ya entrado en años, tenía en su haber un historial de militancia y de resistencia. Él, una vez abogado y siempre obrero, se había enfrentado una y otra vez a los nichos de corrupción, a las mezquindades privadas y a las subversiones institucionales que usurpan los poderes del Estado. Sus objetivos eran simples, combatir la corrupción estructurada y ayudar a revelar el rostro de aquellos hombres ocultos, tras redes de influencias y círculos de amistades, conveniencias y connivencias. Allí transcurrirían años, en los que compartiríamos sueños y proyectos con otro notable que hace parte de esta redacción: ‘Nico’ Fernández.

La partida de Raúl, marcó para mí el principio de una nueva etapa, que a la par de la pandemia, impondría cambios drásticos. El 11 de marzo del 2019, salí desde el monte rumbo a la ciudad de Buenos Aires, para sumarme a la gira que el Movimiento Cultural Our Voice realizaría por las ciudades rioplatenses. Aquellos días, entre murmullos e incertidumbres, el Covid 19 se propagó por cada conversación, dejando en claro desde ese mismo momento, que el mundo tal como lo conocíamos, había terminado. Las primeras medidas sanitarias, trajeron el cierre de teatros y otros espacios públicos, que nos obligaron a adelantar las fechas de las presentaciones, y con estas el viaje a Montevideo. El día 13 de aquel mes de marzo, cruzamos la frontera minutos antes de que fuera cerrada por tiempo indeterminado. Aquel viaje de 15 días, se transformó lenta e irreversiblemente en un cambio de vida.

No podría de ninguna manera escribir hoy estas palabras sin el apoyo, sin la incondicional ayuda y afecto de un grupo de personas que trabajan desde el anonimato, día por día, dando aliento, en el más espiritual sentido, a aquellos que llevan el estandarte de una lucha por el derecho a escribir la historia. Lucha que puede resumirse en una simple frase, ‘hacer la antimafia’. Esta fue, es y seguirá siendo, la propuesta fundada por el periodista Giorgio Bongiovanni, que el querido Almendras, nuestro director, ha sabido interpretar en una cultura compleja, como lo es la cultura sudamericana.

Comencé este escrito preguntándole, a usted que lee, y preguntándome: ¿Cuál es la verdad? Es esta pregunta el marcapasos de un sueño que tuve, alguna calurosa noche en el desierto. ¿Cuál es la verdad? Reconstruir un hecho, es una tarea que demanda perder el presente, para conquistar el futuro. Los sistemas criminales, que hoy deprimen nuestras sociedades, se esconden en la tergiversación de la historia, en la tergiversación de los hechos. “La mafia no mata tanto, pero el número de personas a las que quita la esperanza de un futuro digno sigue aumentando”, dijo alguna vez, el cura Don Ciotti. Y es aquí, donde el periodismo se transforma en trinchera. Es aquí, donde el periodismo se convierte en un arma contra la ignorancia, el ostracismo y el despotismo. Vivimos democracias violentas, pues vivimos democracias donde reina la ignorancia. Vivimos democracias antidemocráticas, pues vivimos en instituciones condicionadas. Tanto el periodismo, como los sistemas judiciales, tienen la necesidad, la imperiosa obligación, de ser independientes, fieles a los hechos. Y es, esa fidelidad, la que nos permitirá, en algún momento, alcanzar la verdad.

----------------------------

*Foto de portada: antimafiadosmil.com / Our Voice