Viernes 17 Mayo 2024
Fredy López Arévalo es baleado en el cráneo por un sicario, en el estado de Chiapas
Horas antes denunció el despido de 200 trabajadores de la Alcaldía de San Cristóbal
 
Por Jean Georges Almendras-30 de octubre de 2021

Repudio generalizado, estupor y conmoción, en México, porque a las puertas de su casa, a la vista de su esposa e hijos, en una ciudad del estado de Chiapas, asesinaron de un certero balazo en la cabeza, al periodista mexicano Fredy López Arévalo. Desde nuestra redacción, ni la distancia ha hecho que nos mantengamos al margen del sentimiento de dolor que en este preciso momento padece la familia del colega y la familia periodística mundial, porque nosotros mismos, una vez más, aún sin conocerlo personalmete estamos choqueados con la trágica noticia. Una noticia, que ya desde hace tiempo, hace parte de nuestras vidas y de nuestras agendas de trabajo, porque desafortunadamente, este es un nuevo ataque a la libertad de prensa en México, propiamente, y en el mundo. Un caso más, de intimidación al periodismo, con el empleo de sicarios, que se suma en la extensa nómina de atentados cometidos contra los trabajadores de la comunicación, en esa específica zona del continente americano.

Las agencias de noticias destacaron, hasta el momento, que se ignoran con certeza los motivos puntuales del ataque y si acaso, de que el colega haya sido recientemente amenazado de muerte. Lo cierto y preciso es, que el pasado jueves 29 de noche, un desconocido -un sicario obviamente- lo abordó en la entrada de su domicilio en el momento que era recibido por su familia, y que, en cuestión de segundos, con una pistola (se estima 9mm) consumó el mortal ataque con extrema profesionalidad, puesto que el proyectil que le quitó la vida a Fredy López, comprometió con precisión inconfundible, exclusivamente la zona craneana del colega, sin generarse más muertos o heridos. Dejando a su víctima caída en medio de un charco de sangre y a una familia presa del pánico y de la impotencia, el sicario se dio a la fuga en una motocicleta, todo en cuestión de segundos.

En Mexico asesinan a un periodista

De ahí en más, tanto los socorros médicos como la policía fueron alertados, pero el crimen ya estaba cometido, y los restantes procedimientos en la escena del hecho, no hicieron más que formar parte de la dramática rutina cuando se trata de atentados de esta naturaleza. 

En ese contexto, el periodismo mexicano comenzó no solo a difundir el ataque mortal, sino que además comenzó a preguntarse sobre los precisos móviles del atentado, barajándose, que seguramente la labor del colega, lisa y sencillamente, resultaba  molesta para los intereses subterráneos de quienes, se estima conviven -en nuestras “democracias”- con la criminalidad o la corrupción, habituada a ampararse en el accionar a cargo del sicariato, como instrumento ideal y apropiado, para sacarse de encima -a sangre y plomo- a quienes resultan ser un obstáculo para sus actividades non santas.

Una vez más, esa terrible y maldita acción criminal contra la verdad, ha sido focalizada en la vida de un profesional mexicano, que entra a engrosar la extensa nómina de mártires, en un país que desde hace ya bastante tiempo debe acostumbrarse a violencias de este tipo, extendidas en todos los confines del extenso territorio mexicano.

Este hecho, tuvo lugar exactamente en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, en la colonia Las Rosas, en la región suroeste de México. El periodista asesinado regresaba junto a su familia de la fiesta de cumpleaños de su madre en Tuxtla. 

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, condenó y calificó el hecho como un cobarde asesinato afirmando al periodismo local que “ningún delito quedará impune”. En paralelo, a nivel de la fiscalía General del Estado -como corresponde- se iniciaron una serie de investigaciones para detener al sicario, definir los motivos del ataque y eventualmente la identidad de quien ordenó el crimen, para que (si no hay “impunidades” que intercedan en favor de su persona) pueda ser llevado ante la Justicia. 

De acuerdo a las primeras informaciones que llegan a nuestra mesa de trabajo, podemos consignar que López Arévalo era cercano al presidente Obrador y a su gestión, siendo además director de la revista Jovel, la que últimamente había dejado de circular, dándole paso a una actividad profesional en las redes sociales. Como dato importante sobre este caso, se pudo saber que horas antes del atentado, en su cuenta de Twiter, Fredy López Arévalo, había compartido una información denunciando el despido de dos centenares de trabajadores de confianza de la Alcaldía de San Cristóbal, y la existencia de laudos laborales por más de 22 millones, que corresponderían a un millón de dólares.

¿Esta denuncia puntual estaría vinculada al atentado? ¿Esta denuncia puso sobre el tapete público corrupciones y gestiones criminales, con mucho dinero de por medio? Preguntas sobran, y la mayoría de las respuestas no siempre llegan en tiempo récord, sino que, por el contrario, llegan con amplísimo retardo, o en ocasiones se esfuman en el aire. 

Pero matar a un periodista así, con la saña criminal que es sello mafioso, sin duda, para nosotros, es algo mucho grave que un simple hecho de la crónica policial. Es un atentado, uno más en la región y en el mundo: un atentado a la vida, un atentado contra la libertad de información, contra la verdad y, en definitiva, contra la democracia.

Detrás de esa bala, certeramente decimos, no solo estaba el sicario, estaba, literalmente, el sólido y despiadado sub mundo del hampa, seguramente muy agazapado a la corrupción dentro de los estamentos estatales mexicanos de la región. Y esto, puntualmente (y si hay honestidad, transparencia y agallas) deberán demostrarlo las autoridades.

Esas “autoridades” que generalmente -salvo excepciones, porque las hay- terminan vendiéndose al poder criminal que allí está presente, campeando con impunidad detestable. No nos olvidemos que, según informes serios internacionalmente difundidos, en México, desde el año 2000, hasta el mes de septiembre pasado, se han reportado el homicidio de 142 comunicadores.

Nuestro pésame a la familia del colega y nuestro respeto -y homenaje- a su persona y a su trabajo, desde una redacción que sabe perfectamente todo lo que significa, hoy en día, luchar contra el crimen organizado esparcido por el mundo.

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*Foto de portada: sopitas.com

*Foto 2: tvazteca.com / Escena del hecho