Sábado 22 Marzo 2025

Como reguero de pólvora se esparció una noticia (en Colombia y Paraguay, y en la región) que podría considerarse impactante, pero que a nosotros particularmente no nos asombra: el presidente colombiano hizo público que el narco uruguayo Sebastián Marset, hoy prófugo internacional de la justicia boliviana, habría sido uno de los que dieron la orden (vaya uno a saber por qué) de matar al fiscal paraguayo Marcelo Pecci -crimen cometido en la playa Barú de Colombia, ya hace dos años- y que el ex fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa y el agente fiscal Mario Burgos, habrían dado protección a Marset, en el sentido de haber participado en la labor de neutralizar las investigaciones, al extremo de que el caso involucrándolo a él quedó inconcluso.

El entramado narco mafioso se manejaría así, sin fronteras; y además, en todos estos hechos, donde las principales víctimas son magistrados, siempre por detrás están presentes personalidades del universo criminal, las que con naturalidad asombrosa se vinculan subterráneamente con figuras del ámbito legal, tanto sea en las etapas prévias , durante y posteriormente a el o los atentados.

Nada nos asombra, entonces, como que inclusive en torno al crimen de Pecci también hayan tomado participación intelectual o de logística hombres de la ´Ndrangheta italiana. Y así lo hemos señalado desde estas páginas no pocas veces. Y recientemente lo hizo el propio director de Antimafia Duemila, Giorgio Bongiovanni en su editorial titulado : “El asesinato de Pecci, la muerte del sicario y la ‘Ndrangheta de fondo”, que se puede leer en artículos relacionados, al igual que un articulo sobre un excelente libro del periodista italiano Luca Grossi que se titula “¿Qué hacer? Cómo reconocer y derrotar al crimen organizado”

Y a propósito, en más de una oportunidad yo personalmente en Paraguay he recibido informaciones ratificando, desde hace ya algunos años, que dentro del submundo del narcotráfico local, hay presencias extrañas, es decir de elementos de la ‘Ndrangheta -organización criminal y de muy vieja data de la Regio Calabria, Italia- por la sencilla razón de que ellos hoy tienen el monopolio del narcotráfico en sudamérica, para obviamente surtir de cocaína, a Europa. Ergo, estos hombres de esa organización criminal italiana están por ende en muy estrecho vinculo con personajes del crimen local o regional. ¿Entonces asombra que Sebastián Marset pueda estar vinculado con el crimen del fiscal Pecci, dentro de un contexto de relacionamiento operativo o transaccional con elementos de la ‘Ndrangheta? Para nada. Más, hasta me parece normal, siguiendo la linea de pensamiento criminal, dentro de los niveles en los que se opera para permitir que importantes embarques de cocaína puedan ser cruzados por el atlántico, para surtir los mercados europeos, luego de pasar por rutas que comprometen a países como Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay. Y lo más grave, dentro de ese contexto, es que esas organizaciones extranjeras, con elementos locales, además de ser transnacionales, mantienen -sí o sí- vinculaciones con personajes del sistema político, del aparato de seguridad, del aparato judicial y fiscal. Es decir, hay una inevitable infiltración en los diferentes ámbitos; infiltraciones habituales que cuesta reconocer, seguramente, pero que existen y están ahí, a la vista pública, pero encubiertas de tal forma que ni por asomo salen a la luz sus tentáculos. Bueno, salvo excepciones, como en este caso de Pecci, en que ya resulta harto difícil disimular el grado de contaminación existente, dado que , mientras por un lado y en tiempo récord, en Colombia se pudo indentificar (y poner entre rejas) a los sicarios de turno, en Paraguay -en paralelo- las investigaciones para dar con los mandantes, entre otros cometidos, se adormecieron descaradamente, tanto que la famiia Pecci, a dos años del atentado , sigue no solo denunciando la ineficacia de la Fiscalía paraguaya, sino que además teme que todo quede en el olvido, y en la impunidad, sencillamente porque se estima que por detrás del magnicidio, hay personajes del poder, que desde las sombras no solo decidieron sacar del medio a Pecci. Un fiscal, cuyo trabajo de hecho ponía en riesgo, los negocios de narcotraficantes, con el agravante de que estos una vez identificados pudieran ser capturados, al igual que los implicados en los círculos de poder.

En consecuencia, cometido el atentado, desde las sombras no solo manipularon certeramente para que solo se pueda llegar a quienes apretaron el gatillo y a quienes ayudaron en la logística, dejando por fuera a quienes dieron la orden de cometer el atentado. Como ocurre siempre con los autores intelectuales, que vendrían a ser las verdaderas cabezas de la serpiente. Mentes refinadas que quedan siempre en la platea. Incólumes. Observándolo todo.

Presidente colombiano Petro, contraataca

Nada menos que el mismísimo presidente de Colombia Gustavo Petro fue quien, ya el año pasado, hubo apuntado sobre el narco uruguayo Sebastian Marset como responsable de ordenar la muerte de Pecci; y recientemente contraatacó en similares términos sumando la versión de que Marset tenía conexiones dentro de la fiscalía colombiana. En concreto señaló que Marset, que era socio del narco colombiano Julio Lozano Pirateque, habia sido eliminado del proceso judicial en Colombia merced a los buenos oficios del agente fiscal de ese país Mario Burgos, quien (siempre según Petro) hubo apartado del caso Pecci a Marset, no obstante existir indicios que lo involucrarían.

Pero además y por si fuera poco, y así lo divulgaros los medios de prensa colombianos y regionales, Lozano Pirateque -instalado en Dubai, los emiratos árabes- está confrontado con los esmeralderos colombianos por el control de las minas, haciendo parte de una estructura criminal que tiene multiplicidad de activdades de tenor ilícito.

Además, lo consignan versiones de prensa, el presidente Petro cuestionó duramente la administracion judicial, e hizo severas críticas a los nombramientos en la Fiscalía, tanto es, que aludiendo al caso Pecci, salieron a relucir nombres de elementos del crimen, tales como Jarvis Chimenes Pavao, Jaime Franco y Miguel Ángel Isfrán, alias “Tío Rico”, y el de Sebastián Marset, como presuntos autores intelectuales del magnicidio.

Mientras en Colombia y Paraguay hubo y hay una investigacion fiscal, ha sido recurrente la crítica a los fiscales paraguayos, en particular a la gestión del fiscal general del Estado, Emiliano Rolón. A él precisamente se le reprocha desde diferentes ámbitos, uno de ellos el núcleo familiar del fiscal asesinado, que lentitud, la reserva en el manejo de información y la exclusión de la familia Pecci en el proceso de investigación.

Agenda de Correa Galeano

Estando prófugo Sebastián Marset, obviamente las imputaciones que se le hacen de ser un ideólogo del magnicidio (seguramente junto a otros personajes de su misma laya, no descartándose haya tomado igual participación si acaso uno o más integrantes de la ´Ndragheta, al menos en alguna forma) intensifican notoriamente las especulaciones sobre el particular; y por si fuera poco, cabe sumar a este panorama, el trascendido de que en el curso de las investigaciones del asesinato en prisión de Francisco Luis Correa Galeano,-que hizo parte esencial en la planificacion del crimen de Pecci- se le hallaron en su agenda personal de bolsillo anotaciones que vinculaban a Insfran “Tío Rico” y a Sebastián Marset en ser los ideólogos del atentado al fiscal paraguayo. Cabe recordar que Correa Galeano optó por colaborar con la justicia, a cambio de una reducción de pena. Cabe recordar también que recientemente este personaje fue asesinado en su celda, quedando el hecho como un incidente de convivencia. Para nosotros, y se ve a las claras, no habria sido así.

Hubo un escalofriante homicidio en una playa colombiana; la víctima fue un fiscal antimafia que venia entorpeciendo los negocios del narcotráfico; de un narcotráfico virulento y transnacional, donde muchas son las personalidades del crimen que estarían involucradas. Los sicarios y los involucrados en la logistica y en la planificación del magnicidio fueron identificados, presos y condenados. De quienes ordenaron el crimen, no hay novedades. Pero es un hecho que se trato de una conspiración narco mafiosa, pesada, porque debe haber venido de altos círculos de poder; ese poder (institucional y politico) que se codea con la mafia, con al ideología mafiosa, en negocios del narcotráfico de cocaína a Europa, altamente remuneradores y que hoy dan cátedra en cuantos a beneficios, pero además arrojan a las arenas: muerte , desolación, altos niveles de corrupción pública y especialmente encubrimientos, omertá. Todo dirigido a preservar la impunidad de los mandantes.

No nos sorprendería en absoluto, reitero, que Marset haya hecho parte de la autoría intelectual del magnicidio Pecci, ya sea solo o acompañado. Y de confirmarse toda esta acusación, quedará una vez más en evidencia, que cuando hablamos de narcotráfico transnacional estamos hablando de un árbol podrido, cuyas raíces están entrelazadas bajo nuestros ojos; raíces que involucran no solo a tiradores -killers- sino además y especialmente, o exclusivamente, a personajes del poder político, institucional, gubernamental, y obviamente criminal, sean locales o extranjeros, como por ejemplo de la organización italiana ‘Ndrangheta.

Es que al final, todos están conectados, alrededor del “sabroso” plato del narcotráfico; y no les importa para nada que haya derramamiento de sangre, de quienes les sean incómodos. No titubean. Disparan. Matan. Tronchan vidas a diestra y siniestra, porque saben que hay entre ellos quienes los encubren exitosamente, reinando la impunidad -en las altas esferas, obviamente- en torno al negocio del momento.

El horror de los horrores, con el que convivimos.

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https://www.antimafiadosmil.com/index.php/sistema-criminal/9897-el-imperialismo-criminal-de-las-mafias-en-el-libro-que-hacer

*Foto de Portada: ABC Color