Viernes 14 Febrero 2025

En 1989, un grupo cívico-militar encabezado por el General Andrés Rodríguez -del arma de caballería y que fue sostén del régimen por más de tres décadas- derrocó a través de un golpe de Estado al General Alfredo Stroessner quien gobernó el país con mano férrea, siendo no solo dictador, sino un constructor de todo un sistema totalitario.

Dentro de este sistema totalitario fueron perseguidos y cancelados los partidos políticos, gremios de trabajadores y estudiantes de la oposición. Solo podían hacer política, los grandes ladrones y asesinos que controlaban y administraban el Estado paraguayo.

Tanta fue la perversión de los valores cívicos y éticos durante el stronismo, que, para la mayoría de la población paraguaya, hacer política era una actividad de los poderosos y personas que formaban parte de la elite, y definían la política como la actividad de aprovechar el momento para enriquecerse, sin importar que los medios sean ilícitos o no. La política fue sinónimo de latrocinio, de ejercer la violencia legalizada a través del apoyo de las autoridades corruptas que eran sostén de la dictadura.

A la caída del gobierno de Stroessner, diversas organizaciones políticas, gremiales y culturales intentaron darle un nuevo sentido al concepto de política, no ya como el de aprovecharse de los recursos del estado, sino el de servir a los demás a través de la actividad pública.

Si bien muchos luchadores contra la dictadura, durante la denominada " Transición a la democracia " emularon a los viejos funcionarios de Stroessner, siendo aún más ladrones, estafadores y pillos que ellos, existió una pequeña franja de los paraguayos que demostró el sentido de la verdadera política

Entre estos estuvo el joven Salvador Medina, comunicador y estudiante de derecho, quien fue asesinado por un sicario al servicio de narcotraficantes y rollo traficantes, el 5 de enero de 2001, hace 24 años. Murió sobre la calle 1ero de marzo de Caapiibary, en el departamento de San Pedro.

Salvador Medina no solo fue un pionero de la lucha antimafia en Paraguay con sus denuncias permanentes a través de un programa radial que se emitía en una radio comunitaria, sino sobre todo él mismo fue un testimonio de la verdadera política. Una política que significaba realizar acciones al servicio del prójimo, de la mayoría del pueblo.

Revolucionó la manera de hacer política y de entender la verdadera democracia. Con sus denuncias desenmascaró al verdadero poder que se escondía dentro y fuera del Estado. Ese poder criminal que impedía a los paraguayos alcanzar una verdadera democracia.

Fue un pionero en demostrar que el sostén de Stroessner no fue solo una clase política altamente corrupta y miserable, sino sobre todo un conjunto de narco-políticos, que formaban parte del crimen organizado, quienes constituían el verdadero poder en la sombra, que era necesario derrumbar, para alcanzar la verdadera libertad y la justicia social, por la cual tantos paraguayos murieron asesinados durante la dictadura stronista.

En pleno año 2025, cuando aún no hemos alcanzado una verdadera democracia, el crimen organizado ha evolucionado peligrosamente, insertándose en la mayoría de las instituciones del Estado, convirtiendo virtualmente al Paraguay en un Estado-mafia. Necesitamos conocer más e imitar esa verdadera política que nos legó Salvador Medina, pero también su hermano Pablo Medina, Santiago Leguizamón, Marcelo Pecci y otros tantos mártires que hemos tenido.

Solo así podremos transformar este Estado corruptor y corrupto que tenemos, -cuya base es la cultura de la ilegalidad- en un verdadero Estado social de derecho cuya base deberá ser la cultura de la legalidad y una política revolucionaria como, precisamente, nos enseñó Salvador.

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*Foto de Portada: Diario ABC Color PY

https://www.antimafiadosmil.com/index.php/editoriales/7198-salvador-medina-y-antimafia-dos-mil-a-21-anos-de-su-partida