La cocaína colombiana llegaba a Italia a través de una compleja y bien estructurada red de traficantes que operaban a escala internacional. El punto de partida era Ecuador, donde el cargamento era gestionado por un intermediario albanés por cuenta de un cártel formado por diversas organizaciones criminales. El puerto de Livorno era el principal centro logístico, gracias a la actividad de equipos de "exfiltradores" que, utilizando teléfonos israelíes cifrados, se comunicaban directamente con los jefes de las bandas y sus emisarios.
Esta red fue desmantelada recientemente gracias a una investigación coordinada por la Dirección Distrital Antimafia (DDA) y la Guardia de Finanzas de Pisa, que condujo a la detención de treinta personas. Investigaciones dirigidas por los fiscales Luca Tescaroli (antes de ser nombrado como jefe de la fiscalía de Prato) y Leopoldo De Gregorio. Entre los investigados se incluyen afiliados de las bandas calabresas, de la Sacra Corona Unita y de organizaciones criminales albanesas, así como personas vinculadas a la Camorra y al crimen romano. Las investigaciones revelaron una colaboración a partes iguales entre las mafias italianas y los narcos albaneses, que gestionaban directamente la compra y el envío de drogas desde América del Sur.
Las declaraciones de Errico D'Ambrosio, colaborador de justicia y afiliado a la banda Molè, jugaron un papel crucial en las investigaciones. D'Ambrosio admitió haber participado en al menos dos operaciones de recuperación de cocaína en el puerto de Livorno y proporcionó información fundamental sobre los financistas del tráfico, identificando a Ernesto Modafferi, Mario Palamara y un ciudadano albanés conocido como "Porsche". Sus declaraciones también revelaron el uso de sofisticados sistemas de comunicación encriptados y detalles sobre métodos para ocultar drogas, a menudo escondidas en contenedores de frutas.
Particularmente emblemático es un episodio de marzo del 2022, cuando se perdió un cargamento de más de 400 kilos de cocaína. D'Ambrosio, junto con cómplices albaneses y miembros de la Sacra Corona Unita, trabajaron para encontrar la mercancía, llegando incluso a infiltrarse en oficinas y almacenes haciéndose pasar por falsos policías. El cargamento fue finalmente encontrado en Frattamaggiore por un empresario desprevenido, que lo entregó a las autoridades.
Esta operación demuestra hasta qué punto las organizaciones criminales están evolucionando, formando alianzas transnacionales y explotando tecnologías avanzadas para gestionar el tráfico de drogas a escala global. La investigación representa un duro golpe al tráfico de drogas y subraya la importancia de la cooperación entre los organismos encargados de hacer cumplir la ley para contrarrestar redes criminales cada vez más sofisticadas.
*Foto de Portada: Antimafia Duemila