Esta semana, el presidente de Ecuador publicó datos sin precedentes sobre el cultivo de coca, destacando el papel del país como productor emergente de cocaína, aunque persisten dudas sobre el verdadero alcance de las plantaciones. Durante un discurso transmitido el 14 de octubre por la televisión local, el presidente Daniel Noboa informó que en Ecuador se cultivan alrededor de 2.000 hectáreas de coca, la primera estimación del país, que hasta ahora sólo había sido monitoreado parcialmente por la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de Drogas y Prevención del Delito (UNODC).
Noboa destacó que las fuerzas de seguridad ya comenzaron a erradicar los cultivos, ubicados principalmente en el noreste de Ecuador, en la frontera con Colombia, el mayor productor de cocaína del mundo. "El pasado nos había abierto las puertas para convertirnos en un país productor. Hoy las estamos cerrando", dijo Noboa. Según él, estos cultivos han aparecido en los últimos tres años, y cada hectárea ha aportado 160.000 dólares a los grupos criminales, por un valor total estimado de 320 millones de dólares.
Los datos, afirmó el presidente, provienen de "informes satelitales obtenidos con asistencia internacional", mientras que la Oficina de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL) de Estados Unidos confirmó que esta información proviene de un informe "exploratorio" realizado por la institución. Sin embargo, la INL precisó que el objetivo del estudio es "informativo; no hay conclusiones definitivas ni recomendaciones específicas".
A nivel mundial, el cultivo de coca en Ecuador sigue siendo marginal en comparación con el de Colombia y Perú, los principales productores del mundo, con estimaciones de 230.000 y 95.000 hectáreas respectivamente, mientras que Bolivia es el tercer productor con alrededor de 40.000 hectáreas. También se han encontrado algunos pequeños cultivos de coca en Venezuela, Honduras, México y Guatemala, pero el monitoreo general es todavía limitado.
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