Martes 21 Enero 2025

Hay una certeza: hoy por hoy, el niño de 5 años Loan Danilo Peña, no ha sido hallado, desde el 13 de junio, cuando a la vista de todos desapareció en un almuerzo familiar, en la casa de su abuela de la localidad 9 de julio, de la provincia de Corrientes, en Argentina.

A poco más de un mes de esa situación, que por otra parte, además de alterar dramáticamente la rutina de la familia del menor, sacudió los cimientos de la convivencia correntina y la de toda la Argentina y la región, por la sencilla razón, de que tratándose de un niño desaparecido, lo que más llamó y llama la atención, es el alto grado de complejidad que presenta el caso. Por ejemplo, basta un botón como muestra: todo el contexto investigativo en filas policiales, fiscales y judiciales, desde sus inicios, estuvo rodeado de un marco de desprolijidades -y manipulaciones- que no hicieron otra cosa que sembrar dudas y confusiones a todo nivel, con el manto de la incertidumbre más cruel, que uno pueda imaginar. Un incertidumbre que fue acompañada, religiosamente, por un show mediático inevitable, y una politización del hecho, que lejos de favorecer a su esclarecimiento, lo único que hizo fue transformarlo en un producto de mercantilismo y de marketing periodístico y político partidario indescriptible, donde verdades y mentiras se fusionaron de tal forma -y ahora mismo, cuando escribo estas líneas- que ya nada parece estar en armonía, lo que significaría suponer, que hallar con vida a Loan, resultaría hoy casi un imposible. Porque el hecho, muy grave en sí mismo, supero toda expectativa criminal, dando entrada a que nos hagamos la idea que tras bambalinas hay una corrupción de magnitud insospechada, que apuntaría a fortalecer, casi de manera irreversible, que la desaparición de ese niño no sería más que la punta de un iceberg de una trama de corrupción funcional -o que haría parte, descaradamente- de la trata de niños, con ramificaciones locales y regionales descomunales. Un bosque siniestro y maldito, que una vez más puso su ojo en una inocente vida, cuyo paradero se ignora.

El caso está así, al rojo vivo. Primero se barajó la hipótesis de que el pequeño se había perdido entre tanto adulto después del almuerzo familiar, sin suponer ni por asomo que su ausencia se podría vincular con un caso de trata. Pero con el correr de los días -y tras intensas búsquedas por el terreno- y al no obtenerse resultados positivos en los rastrillajes realizados con un despliegue importante de funcionarios policiales de múltiples reparticiones, las averiguaciones practicadas y algunas pericias, determinaron un giro importante del caso: Loan habría sido victima de una red de trata. Ciertos indicios obtenidos llevaron a fortalecer esa sospecha. Sospecha que tras algunas idas y venidas, se vendría fortaleciendo a paso lento.

Hasta ese momento estaban detenidas tres personas que participaron del almuerzo: Antonio Benitez, Daniel Ramirez y Mónica del Carmen Millapi, por haber sido las personas que vieron al menor, en el encuentro. Después, fueron detenidas la empleada municipal María Victoria Caillava, y su esposo, un ex militar de la Armada, Carlos Pérez, quienes también estuvieron en el almuerzo y que se retiraron antes. Ambos, son conocidos de la abuela del niño. Entre esas idas y venidas también fue detenido el Comisario de la localidad 9 de Julio, Walter Maciel.

Entonces, se fue fortaleciendo la idea de que el caso de desaparición de Loan, sería un caso de trata, especialmente después de hallarse indicios -pericias de por medio, con canes de rastro del Plantel de Perros de la Policía- tanto en la camioneta Ranger y un auto Ford Ka, de la pareja Pérez-Caillava de que el niño Loan en algún momento estuvo en el interior de esos vehículos. ¿Por qué motivo?. Y dentro de ese contexto también fue detenido el Comisario de la localidad 9 de Julio, Walter Maciel, quien pasó a engrosar la nómina de sospechosos.

En concreto, y aún sin tener novedades del menor y con una opinión pública sumida en la más dramática desazón respecto a la suerte del pequeño, los fiscales fueron orientando las imputaciones de primera instancia: MaríaVictoria Caillava está imputada de ser coautora del delito de captación de personas con fines de explotación; Carlos Pérez, su pareja, por igual delito; Mónica Millapi, Daniel Ramírez y Antonia Benitez, como partícipes primarios de la captación de personas con fines de explotación; y el oficial de policía, Walter Maciel, por encubrimiento calificado por la gravedad del delito precedente y por ser funcionario público.

Las imputaciones se hicieron públicas, hubo un circo mediático -propio de la crónica policial alrededor de un caso, áspero y sensible por su naturaleza misma- se oyeron toda suerte de declaraciones de abogados defensores, vecinos, periodistas, pero el paradero de Loan siguió siendo un misterio. Hubo movilizaciones vecinales,que hasta incluso tuvieron como escenario la ciudad de Buenos Aires, todas ellas reclamando justicia y el hallazgo del menor.

Y de pronto, en medio de polémicas de neto corte institucional, sobre las jurisdicciones de quienes en definitiva asumirían el caso, en la órbita fiscal y judicial, y hasta policial -con Patricia Bullrich, metiendo la cuchara, obviamente- sobrevino, intempestivamente, la hipótesis de que Loan había sido atropellado por uno de los vehículos del matrimonio Pérez-Caillava y que su cuerpo había sido enterrado en algún lugar. Fue la tía de Loan, Laudelina, la que pateó el tablero con esta historia.

Tras ese testimonio dado a la fiscalía actuante, Laudelina fue detenida y derivada al Penal de Eseiza, desatándose un verdadero escándalo, porque hasta el momento nada ha podido ser ratificado aún. Laudelina dijo que guardó silencio porque fue amenazada, y que una zapatilla del niño fue plantada cerca del naranjal, para desviar las investigaciones.

Pero del niño nada aún. Sigue desaparecido. Hay un total de siete detenidos, y restan más pericias por realizarse -con tecnologías de alta gama- a todos los celulares de las personas presuntamente involucradas. También, según trascendió, se hallaron rastros de ADN masculino en el guardabarros de uno de los vehículos del matrimonio, aguardándose los cotejos correspondientes.

A todo esto, renunció el Ministro de Seguridad de Corrientes, Buenaventura Duarte, al tiempo que el gobernador radical de Corrientes Gustavo Valdezincluso llegó a decir, en redes, recientemente, que el caso estaría en vías de dilucidarse.

Y por si fuera poco, lo más fresco que pudo conocerse al cierre de esta publicación, es que Laudelina, la tía del niño que está detenida en Eseiza, la que habló de que al niño lo habían atropellado, etc, ahora se desdijo y prometió decir la verdad sobre lo acontecido, dejando entrever sin pudores, que había sido sobornada y amenazada para que fortaleciera la versión del accidente.

¿Una manera de encubrir un hecho delictivo mayor , como el de que hay en torno a la desaparición del niño Loan, verdaderamente, una tenebrosa trama y red de trata de niños, en la cual estarían involucrados hombres del poder provincial e institucional de la región? No es de descartar en absoluto. Es decir volveríamos a retomar una hipótesis barajada anteriormente.

¿Pues entonces? Nada más que lo siguiente, que no es poco: que las investigaciones en el caso del niño Loan Danilo Peña, parecen estar estranguladas. Estancadas, por más que desde filas oficiales se trate de abrir horizontes para lograrse respuestas.

Pero ahora, ya nada nos asombra. Y a mí particularmente -después de casi tres décadas de se crónista policial- nada me resultaría más escandaloso, que el hecho en sí mismo, tratándose de un niño el ausente. ¿Una red de trata es viable? Sí, perfectamente. ¿Puedo haberse registrado un accidente y luego la acción de encubrirlo, enterrando el cuerpo del menor, para salvarse de responsabilidades,como dice Laudelina? Pudo haber sido viable, pero más bien estimo que esa historia buscaba desviar la verdadera trama del caso: que Loan fue retirado de la zona del almuerzo, con rumbo desconocido.

Lo que es certero, además (de no hallar aún al niño), es que la mano criminal no estuvo ausente, y ya desde el ABC, porque las investigaciones policiales no se habrían cumplido con transparencia. Las observaciones que se hicieron en ese sentido, no fueron pocas. Y todo un viciado entramado que sobrevoló e instaló en cada una de la instancias, después del minuto en el que se constató (en el lugar del almuerzo) que Loan no estaba ahí, fue otro ingrediente que no podemos obviar, ni poner a un costado. Y ni hablar de todo lo que fue aconteciendo después. Salta a la vista que la desaparición del niño Loan, es solo la punta de un iceberg, de un entramado criminal de proporciones y efectos insospechados, que minuto a minuto parecería irse visibilizándose, causando asombrosos y sorpresas a todo nivel.

Loan, tras haber sido desaparecido -¿?- además, tuvo el infortunio de que todo el aparato investigativo que debió habérsele puesto a su disposición, adoleció de carencias, errores, indiferencias, impericias, malas intenciones y encubrimientos, y manipulaciones por doquier.

Hoy, a poco más de treinta días, de aquel segundo de desaparición forzada, si es que se confirma la trata; o de accidente fatal, si es que lo hubo, cosa que dudo. La cuestión es que hoy el paradero de Loan sigue siendo una muy dramática asignatura pendiente.

Espero y “estimo” (lo tengo que comillar, porque no estoy muy seguro) , que cada uno de los siete detenidos, en algún minuto de su privación de libertad, deben mascullar o musitar con su consciencia, lo que les significará para sus respectivas vidas, estar involucrados -de la forma que fuera- en la desaparición, de un niño de cinco años. Espero y “estimo” puedan reconstruir, si acaso sus verdades, si acaso sus mentiras, para poder, quizás algún día, entregarse al sueño en paz o plagado de tormentos y mortificaciones, y culpas.

Hoy no nos asombra, con este caso que aún no tiene selladas las debidas caratulas, que la trata de niños esté presente. Y eso además de consternarnos en grado mayor, una vez más nos hace pensar que el Estado estuvo y está ausente, en torno a este tipo de delitos, que hoy lamentablemente siguen siendo moneda corriente en el mundo. Hay una casuística voluminosa al respecto.

Pero bueno, ahora solo resta ver desde platea ciudadana, lo que nos seguirá deparando la comedia humana en torno al pequeño Loan, cuyo paradero sigue siendo un enigma.

Y todo esto mucho duele, como ser humano, como periodista. Duele de verdad, también como ciudadano de este planeta. Duele porque se ve, con evidencias contundentes que las comunidades humanas se desmoronan gradualmente, ya por el solo hecho de que en un caso de este tenor, las honestidades y responsabilidades institucionales para una investigación adecuada, estuvieron ausentes, intoxicadas y manipuladas, siempre por el poder o por elementos pútridos dentro del poder.

De confirmarse que estamos ante un caso de trata, es confirmar la presencia de explotación sexual, corrupción institucional y de dinero. Sí, y mucho dinero. Y mucha perversión.

¿Por qué aludo al poder? Porque cuando hay trata de niños, el poder, y sus representantes no están nunca ausentes. Y eso es repugnante. Muy repugnante. Porque además, ese delito siempre cuenta con encubridores, dentro del poder y dentro de las instituciones: fuerzas de seguridad, fiscales, jueces, gobernandores, parlamentarios y funcionarios públicos. Esa plural participación de roles, es una ecuación casi perfecta para este tipo de delitos: la trata de personas (de niños, de mujeres).

Delitos repugnantes. Muy repugnantes.Que están a a vuelta de la esquina. Pero en el caso de Loan, dijo presente en una jornada de almuerzo “familiar”. Horrendo.

*Foto de Portada: T13 D Noticias, Ministerio de Seguridad de Argentina