A escasos casi tres meses de cumplirse diez años del crimen del periodista Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada Chamorro -cometido el 16 de octubre de 2014, en un apartado camino de tierra, de Villa Igatimi, en el departamento de Canindeyú- la policía paraguaya detuvo en la ciudad de Pedro Juan Caballero a un hombre de 29 años -identificado como Gustavo Benitez Gadea- quien estaba siendo buscado como presunto partícipe del doble crimen de los periodistas, que oportunamente conmocionó a la sociedad paraguaya y a la región. El ahora detenido hubo protagonizado un accidente de transito en la ciudad brasileña de Paranhaos y cuando fue derivado al Hospital de Ponta Porá, con el nombre de Gustavo Acosta Gadea (identidad con la que esta persona se manejaba) y más tarde al hospital regional de Pedro Juan Caballero, presentando fracturas en ambas piernas y otras lesiones de menor entidad, se pudo establecer que se trataba de una persona que estaba requerida por las autoridades. Si bien hay una presunción de que tomó parte del doble crimen de los periodistas, sí hay una certeza, de que no sería ajeno a otros homicidios cometidos años atrás, seguramente formando parte del denominado clan Acosta.
El impacto del crimen de los periodistas Pablo Medina y Antonia Almada, de hace ya 10 años, parece no tener fin, dado que una vez más los medios paraguayos deben hacerse eco de un procedimiento policial relacionado con ese hecho, que oportunamente desató toda una suerte de tempestades, tanto a nivel de la familia periodística paraguaya -y también nosotros, ya que Pablo Medina era redactor colaborador de nuestro sitio- como a nivel de la sociedad del hermano país, a nivel político y en la región.
Transcurrida ya una década de ese atentado, en las últimas horas, las autoridades policiales de la ciudad paraguaya fronteriza con el Brasil, Pedro Juan Caballero, fueron notificadas desde la ciudad de Ponta Porá que una persona herida de entidad en ambas piernas, tras un accidente de tránsito, enla localidad brasileña de Paranhaos, sería derivada al hospital regional, presentando documentación a nombre de Gustavo Acosta Gadea.
Un oficial de policía de Pedro Juan Caballero, de nombre Richard Vera, consideró por la identidad del herido, que éste podría tener relación con la búsqueda de un sicario que él venía gestionando hace algún tiempo, relacionado con el crimen de Medina y de su asistente, y de otros homicidios.
No bien el herido fue ingresado al hospital de Pedro Juan Caballero, tanto Vera, como personal de Homicidios de esa ciudad procedieron a investigar su identidad y a realizar cotejos de huellas dactilares y fotográficos, y de esa forma se definió sin lugar a dudas que esa persona era en realidad Gustavo Benitez Gadea, requerido por estar sindicado como presunto involucrado en el crimen de los periodistas y en los homicidios de dos hombres : Amalio Núñez Rolón y el ex intendente de Ipejhú, Julian Núñez, cometidos el 28 de mayo y el 1ero de agosto de 2014, respectivamente.Estaba claro que el herido manejaba dos identidades, según ls circunstancias.
Desde ese momento diarios e informativos de radio y televisión paraguayos dieron a conocer la noticia y nuevamente el doble crimen de Medina y de Almada cobró notoriedad, lo que inclusive hizo suponer que además de los sicarios ya detenidos años atrás, Flavio y Wilson Acosta -que aguardan resolución judicial en Brasil- otra persona , es decir Gustavo Benitez Acosta, podría estar involucrada en el hecho, quizás como sicario o como apoyo logístico. Cabe recordar que el ideólogo del doble crimen fue el intendente de Ypejhu Vilmar “Neneco” Acosta, hoy privado de su libertad en la cárcel de Itacumbú, tras recibir una condena de 39 años.
Para la Fiscalía no hizo parte del crimen de Pablo Medina y su asistente
Antimafia Dos Mil pudo averiguar en Asunción, que a nivel de la fiscalía, el nombre de Gustavo Benitez Acosta no estaba incluido en la nomina de involucrados en el doble atentado y que esa sospecha solo la habría barajado la Policía, de ahí que estaba siendo buscado desde hace ya unos nueve años. En consecuencia, fue por esa razón que el oficial Richard Vera puso especial atención al nombre del herido en el accidente de tránsito que llegó al hospital de la ciudad de Ponta Pora, iniciando él personalmente las investigaciones de rigor, con los resultados conocidos.
En concreto, una vez que este individuo sea dado de alta, y luego trasladado a la capital paraguaya, recién se podrán aclarar las aguas respecto a su presunta participación en los asesinatos de Pablo Medina y Antonia Almada.
Lo que sí trascendió, como firme dato, es que este individuo estaría seriamente involucrado -junto a su padrastro, el sicario Wilson Acosta (ya detenido por el crimen de los periodistas)- en los asesinatos de Rolón y Nuñes,obviamente haciendo parte del Clan Acosta, que en su momento fue protagonista de un entramado criminal que también alcanzó a nuestro colega Medina y a su asistente.
De acuerdo a las informaciones que llegaron a nuestra redacción desde Paraguay, el ahora detenido se viene recuperando favorablemente de las heridas que experimentó en el accidente, y seguramente en breve lapso, será derivado a Asunción para darse curso a los interrogatorios de rigor, tanto a nivel policial como de la fiscalía actuante, para definir fehacientemente las responsabilidades en los homicidios que se mencionan en este artículo, e iniciarse los debidos procesos.
A pocos meses de cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de nuestro periodista Pablo Medina -y de su asistente Almada- la novedad de este nuevo procedimiento de captura, de un presunto tercer involucrado en el hecho de sangre de Villa Igatimí, visibiliza dramáticamente el nivel de infiltración que tiene el crimen organizado en el Paraguay, dentro de un contexto en el que la ideología narco mafiosa estaría brutalmente atravesando la sociedad toda, en la que todavía hay un magnicidio -el del fiscal Marcelo Pecci- el que continúa impune.
Hay además, en las entrañas mismas del Paraguay, un sentimiento ciudadano generalizado, de repudio a estos hechos, de la mano de un airado reclamo popular de que se ponga punto final a toda esta suerte de presencia criminal, en todo el territorio nacional, bajo diferentes modalidades y bajo insospechadas circunstancias, entre ellas una suerte de ausencia institucional -en su operatividad- que podría llegar a traducirse (o interpretarse) en términos de indiferencia o de presunta complicidad con la criminalidad organizada campeando en el Paraguay.
Desde nuestra redacción y desde nuestras páginas, dados estos ya recurrentes hechos, venimos denunciando todas estas situaciones, sistemáticamente, porque desafortunadamente vemos con horror, que la inacción fiscal, policial y judicial, parecería, que más que ser funcional a la verdad es funcional a una impunidad descarada, que erosiona cruelmente la vida democrática en ese país.
Donde la violencia con el costo de vidas humanas, puede estar a la vuelta de la esquina, o mismo ahora que redactamos estas líneas, preferentemente en todos los rincones del Paraguay, pero mucho más en zonas fronterizas con el Brasil.
Tristemente, en el Paraguay de hoy, la muerte -de la mano narco mafiosa- acecha.
*Foto de Portada: Antimafia Dos Mil
*Foto 2: ABC Color