¿Cuántos periodistas fueron asesinados por la narco-mafia en el Paraguay después de instalarse la democracia, tras la sanguinaria dictadura militar de Alfredo Stroessner? Hay una sola cifra más que contundente: 21 colegas, entre ellos nuestros queridos Pablo Medina y Antonia Almada, cuyas vidas se apagaron bajo el mortífero plomo descargado sobre ellos en un muy apartado camino rural de Villa Igatimí, en el departamento de Canindeyú -zona de la triple frontera- distante unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Curuguaty. Ráfagas de plomo criminal manipulado por dos sicarios, portando uno de ellos una escopeta de grueso calibre y el otro una pistola automática de similar calibre, en cuestión de segundos acabaron con las vidas de dos trabajadores de la prensa que cumplían con su trabajo de informar sobre las actividades de elementos corruptos locales y funcionales al sub mundo del narcotráfico y de la venta de marihuana en la región, con implicancias de personalidades del poder político. Y esto ocurrió hace once años: el 16 de octubre de 2014; y desde esa fecha, a nuestros días, Antimafia Dos Mil está siempre presente en Paraguay para rendir homenaje a Pablo y Antonia; y en definitiva a la veintena de periodistas, cuyas vidas fueron segadas por la mano criminal de turno, respondiendo a mandantes que de hecho no deben estar por fuera de los centros del poder mafioso dentro del Paraguay y en la región.
Once años después de ese doble asesinato en Villa Igatimí, el periodismo local no olvida ni a Pablo ni a Antonia, y en ese dramático contexto, siempre se nos han abierto las puertas para dar a conocer a la opinión pública -desde Antimafia Dos Mil, filial de Antimafia Duemila, en Italia- que el periodismo libre, que no se condiciona , no dejará de difundir la verdad sobre las actividades del crimen organizado expandido por el mundo, aún a riesgo de correr la suerte de Pablo y de Antonia.
Hoy en Paraguay se llora -desde hace ya casi tres años- la muerte del fiscal de crimen organizado Marcelo Pecci; y hay en torno al caso aún, una muy espesa nebulosa respecto a los autores intelectuales del magnicidio, que se cometió en una playa colombiana -cuando él disfrutaba de su luna de miel junto a su esposa embarazada- la calurosa y soleada jornada del 10 de mayo de 2023.
Pero esa muerte de autoría narco-mafiosa transnacional estuvo precedida de muchas más, donde la violencia mafiosa dejó un tendal de víctimas fatales, no solo en la región, sino particularmente en el Paraguay, donde el periodismo también hizo parte de esa terrible agenda de muerte; esa muerte ordenada desde las sombras, de una criminalidad infiltrada en la sociedad paraguaya; una pavorosa realidad del ayer y lamentablemente del hoy.
Proyecto de Ley de Protección a Periodistas, debate tenso en el Parlamento
En el Paraguay de nuestros días no hay persona que desconozca la tragedia que le sobrevino intempestívamente a la familia de Pecci, con la misma intensidad a la que le tocó vivir a la familia de Pablo Medina y de Antonia Almada. Dos hechos distantes en el tiempo pero que tienen como común denominador a la ideología mafiosa, lamentablemente muy bien instalada en el Paraguay, sembrando , además de muerte, dolor, desesperanza y un clima de incertidumbre que conlleva una suerte de descomposición de los valores, especialmente relacionados con la muy debilitada credibilidad en las institucioones a la hora de proteger a los periodistas.
Y tanto así, que precisamente al momento de redactarse estas líneas, en el Congreso paraguayo, vale decir en la cámara de Senadores, se viene debatiendo la aprobación de un proyecto de “Ley de Protección a Periodistas y Personas Defensoras de los Derechos Humanos”. Este proyecto de Ley fue propiciado desde hace dos años por el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) cuyo principal dirigente y vocero explicó públicamente que urgentemente se debe aprobar por vía de una Ley un mecanismo institucional para brindarse protección a los trabajadores de la prensa y a los múltiples defensores de los derechos humanos especialmente cuando son víctimas de violencia o incluso son amenazados de muerte.
Cabe recordar que en los últimos días de este mes de octubre, de este 2025, se registraron en Paraguay, en la ciudad de Lambaré, tres atentados a balazos contra viviendas de periodistas, un cuarto caso -con el uso de una bomba molotov y una advertencia mafiosa con un proyectil calibre 45 sin percutir adosado a un mensaje escrito- fue contra la vivienda de un director de una revista digital especializada en temas judiciales, también de la ciudad de Lambaré, hecho que Antimafia Dos Mil da cuenta en nota aparte.
Habiéndose dado un árduo debate en la Cámara de Senadores, el senador opositor Rafael Filizzola, defensor acérrimo del proyecto en defensa de los periodistas, afirmó categóricamente: “No es una hipótesis descabellada sostener que muchos periodistas están en grave peligro, por lo tanto no hay tiempo que perder. El caso de Pablo Medina es un caso muy emblemático y que define muy bien el problema y el peligro que sufren los periodistas en Paraguay. Pablo Medina tenía guardia policial y un mes antes le retiraron la guardia policial. Y fue asesinado, él y otra joven periodista que le acompañaba”,
“En estos últimos días tuvimos varios ataques contra periodistas. Suman 600 ataques contra periodistas en democracia y 21 periodistas asesinados. Son números súmamente peligrosos, los casos de Medina o el de Santiago Leguizamón son los que justamente explican por qué tenemos que tener una ley de protección especial relacionada con periodistas, pero también con personas defensoras de derechos humanos y activistas”
“Y Paraguay es un país donde, en este momento, el crimen organizado campea, en las más altas esferas del poder. Han matado a un joven militar, han matado al fiscal Marcelo Pecci. No es una hipótesis descabellada sostener que muchos periodistas están en grave peligro. No hay tiempo que perder”
La impunidad: esa socia vitalicia de la narco mafia mundial
Tomando en cuenta todo este panorama, y estando una vez más en territorio paraguayo, me cabe relatar, que ya en la entrada misma a la terminal aérea de Asunción, en la zona de los trámites de migración, se puede apreciar, por ejemplo, que el caso del narco uruguayo Sebastián Marset hoy prófugo, es la carta de presentación de una problema local , regional e internacional, dado que en paredes y vitrinas de las oficinas de la terminal están colocados sendos carteles con la foto de Marset, dándolo como requerido internacionalmente y con la cita del ofrecimiento de una recompensa (de alto valor en contante y sonante) para quien aporte datos sobre su actual paradero.
Desde antes de Medina y Almada, y en tanto se hubo cometido ese doble crimen (ordenado por Vilmar “Neneco” Acosta, un operador político del Partido Colorado, en su carácter de Alcalde de la localidad de Ypehjú, y que ya está condenado a 39 años de prisión) y después, hasta la actualidad, Paraguay sigue siendo centro de atención local e internacional, de autoridades, de jueces, de fiscales y de la opinión pública, por temas escandalosamente relacionados con el narcotráfico transnacional, siendo el más destacado el caso del magnicidio del fiscal Marcelo Pecci, cuyo asesinos materiales ya están entre rejas en Colombia, no así él o los autores intelectuales; una autoría de una complejidad indescriptible, tal como es norma cuando se trata de hechos de esa naturaleza y con la implicancia de elementos seguramente del poder operando desde las sombras, sembrando toda suerte de especulaciones e hipótesi, acunadas por la impunidad, como socia vitalicia en la gran mayoria de os casos.
Parafraseando a no pocos colegas que oportúnamente se expresaron en torno al crimen de Pablo y Antonia, estando entre ellos nosotros mismos como redactores de Antimafia Dos Mil Sudamérica, filial del sitio italiano Antimafia Duemila, con base en Palermo, Sicilia, desde su creación hace 25 años, y mismo el director y fundador de ambas páginas digitales Giorgio Bongiovanni , debemos reiterar, puntualizando enfáticamente, que el periodismo libre y honesto del mundo, siempre es avasallado, pisoteado y atacado, sutíl y descaradanente -en ocasiones a puro plomo de las armas de fuego, sembrando la muerte- por el solo hecho de informar la verdad, de denunciar corrupciones y más áun, sobre las actividades mafiosas de personalidades del poder político, empresarial e institucional; y esas verdades, con pruebas contundentes, han ocasionado los ataques letales más terribles, dentro de filas periodísticas, en el Paraguay por ejemplo, en las zonas de operatividad narco mafiosa como la triple frontera, la ciudades como Pedro Juan Caballero y Ciudad del Este, o puntos claves de la zona fronteriza con el Brasil.
Con el sentido del deber y de una profesión que debe estar al servicio de la verdad y de la justicia, y fundamentalmente con honestidad, es que Antimafia Dos Mil entendiendo que todos los trabajadores de la prensa debemos manejarnos dentro de esos parámetros, para así, además de tener una protección institucional con el apoyo de una Ley (cuya sanción se viene reclamando a nivel parlamentario) podamos también desarrollar nuestra profesión con absoluta libertad, porque hace a la causa de nuestra tarea, que por su naturaleza misma, tenemos la obligación, y el deber, y el derecho de informar transparentemente, y sobre todo sin ser objeto de intimidaciones o amedrentaciones, y muchos menos atentados que perfectamente pueden acabar con nuestras vidas.
Encuentros con el periodismo urgente, el periodismo antimafioso
En días previos y posteriores a la fecha de conmemoración de un nuevo aniversario de la desaparición física de Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada, Antimafia Dos Mil estuvo en redacciones de diarios de Asunción y canales de television, haciendo parte de enriquecedores encuentros con colegas y dirigentes del gremio periodístico.
Algunos de estos encuentros tuvieron lugar en instalaciones del diario ABC Color, oportunidad en que entrevistamos al colega Iván Leguizamón (amigo y compañero de trabajo de Pablo Medina); en la redacción del diario Ultima Hora, en un encuentro de intercambio de ideas muy interesante con la colega Liz Acosta, quien además tuvo la deferencia de entrevistarnos profundizando en los aspectos más trascendentes de la mafia italiana y el crimen organizado en la región y en el mundo; y también en instalaciones de Radio Monumental, Telefuturo, participando gratamente, pore enésima vez, en el programa “En Voz Alta” bajo la conducción de Oscar Acosta, cuyo equipo mantuvo con nosotros y con el ex fiscal Jorge Figueredo (uno de nuestros redactores más emblemáticos del Paraguay) un jugoso diálogo para la audiencia; Jorge estuvo acompañado fuera de cámaras por Omar Cristaldo, como fotógrafo y como uno de nuestros más nobles colaboradores de nuestro sitio. Abordanos el tema de la criminalidad, el que cautivó a la audiencia, por la pluralidad de aspectos y por la complejidad a la hoar de visibilizar polifacéticamente una ideología narco mafiosa, infiltrada y aferrada a la sociedad paraguaya, tanto en la región como en el mundo.
En concreto, este nuevo aniversario homenaje a Pablo Medina y Antonia Almada en este mes de octubre en Paraguay, en el que por razones de agenda no contó esta vez con integrantes del Movimiento Voces Insurgente (OV) como ha ocurrido en años anteriores, consecutivamente, se desarrolló en el medio de una región convulsionada por hechos criminales, tensiones y violencias, donde los atentados letales no han estado ausentes en Asunción: como el cometido contra el oficial militar Guillermo Moral hace pocos días, ni tampoco episodios de gravedad, como por ejemplo en Montevideo, Uruguay, al registrarse un atentado-fallido (y con el sello de un mordaz mensaje mafioso) contra la Fiscal de Corte Mónica Ferrero, hecho que se suma a otros episodios en ese país, en el pasado no muy lejano, como fueron la captura de Rocco Morabito de la ’Ndrangheta y posterior fuga de la cárcel; la entrega del pasaporte al narco Sebastián Marset y los voluminosos cargamentos de cocaína que salieron por el puerto de Montevideo hacia Europa; las amenazas de muerte que recibió el ex diputado Sebastián Cal de un empresario que se presume hizo parte de actividades de la narco mafia uruguaya; y finalmente, los ya recurrentes y alarmantes homicidios cometidos (y que se siguen cometiendo ahora mismo) en Montevideo, en el curso de enfrentamientos entre grupos de familias de narcos disputándose -con muertes bajo la modalidad de sicariato- territorios de venta de cocaína en el mercado local, y en algunos caso para lograr mercados europeos.
Un verdadero desastre propio del universo de una narco mafia transnacional, de la que Uruguay hace parte desde hace ya más de dos décadas.
En este contexto nada salulable, desde Montevideo y mismo desde la redacción de Antimafia Duemila de Palermo , en Sicilia, todos y cada uno de sus periodistas, editores, fotógrafos y camarógrafos, junto al director Giorgio Bongiovanni y el jefe de redacción Aaron Petinari, y quien suscribe, vaya nuestro muy sentido homenaje, recuerdo y reconocimiento a Pablo y Antonia, extensible a sus respectivas familias, prometiendoles a todos ellos y a la opinión pública que defenderemos siempre la memoria de ambos, y de todos los caídos en el cumplimiento del trabajo de informar.
Porque acabar con la vida de un periodista es la expresión más cobarde de la narco-mafia mundial, que no considera que también le puede resultar un verdadero boomerang , y de consecuencias irreversibles, especialmente cuando los pueblos se sumen a la lucha contra la mafia, haciendo más que activa una antimafia popular.
Una antimafia popular urgente;diría más que urgente; más bien, para ayer mismo.
*Foto de Portada: Gentileza de Olga Bianconi
*Fotos restantes: Antimafia Dos Mil