Como en otros países de América Latina, Argentina entre ellos, y ni hablar de Italia, Palermo especialmente en los años 90’, la narco-mafia local y transnacional infiltrada en el Uruguay desde hace ya unos 15 años asestó un duro golpe contra la cúpula del Ministerio Público, en la persona de la Fiscal de Corte subrogante y ex fiscal antinarco, doctora Mónica Ferrero, en su propio domicilio. El atentado se perpetró en horas de la madrugada de la jornada domincal: dos personas ingresaron al patio interior de la vivienda de Ferrero, del barrio Brazo Oriental, y efectuaron varios disparos contra la edificación e hicieron detonar una granada -según allegados a Ferrero- al tiempo de dejar enterrados , se presume explosivos que no alcanzaron a accionarse; los responsables huyeron del lugar en una camioneta que más tarde fue hallada incendiada en una zona relativamente cercana. Al promediar el día domingo las autoridades detuvieron a una pareja de alrededor de 30 años que está bajo sospecha de estar involucrada en esta accionar criminal cuyas repercusiones se hicieron sentir en diferentes ámbitos, pero en particular a nivel gubernamental, y del Ministerio del Interior, desde donde se trabaja a full para aclarar lo ocurrido, y en ese contexto trascendió que el atentado tendría el sello narco, y hasta incluso que no sería ajeno una organización narco local que tendria estrechos vínculos, estructuralmente, con el tristemente mediático y célebre narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, hoy prófugo internacionalmente. Antimafia Dos Mil en más de una oportunidad alertó públicamente que la infiltración narco-mafiosa en el Uruguay era un hecho por demás riesgoso, como inconfundible antesala de situaciones de violencia de perfil específicamente narco, que desde hace años,lamentablemente, ya son una constante en todo el país, siendo el episodio contra Ferrero uno de ribetes muy graves, que obviamente hacen parte de la espiral criminal que opera en nuestro país, tomando en cuenta además que la fiscal Ferrero esuvo desde hace años bajo la mira de la narco-mafia, habiendo sido amenazada de muerte, en no pocas oportunidades.
Aproximadamente a las cinco de la mañana del domingo 28 de setiembre vecinos del Brazo Oriental escucharon tiros provenientes de los fondos de la vivienda en la que reside la ex fiscal antinarcotraficantes y hoy Fiscal de Corte subrogante, doctora Mónica Ferrero. Esas detonaciones también fueron escuchadas por la guardia policial que está en una garita al frente del domicilio, de la máxima autoridad del Ministerio Público. A los pocos minutos en medio de la noche también los vecinos oyeron una fuerte explosión, percibiendo movimiento de personas en la parte posterior del inmueble -por donde se supone entraron los involucrados- y el motor de un vehiculo que se alejaba raudamente de la zona.
Se acababa de cometer un intento de homicidio contra la fiscal Ferrero, quien afortunadamente no fue alcanzada ni por los proyectiles, ni tanpoco sufrió las consecuencias de la onda expansiva y explosión de una granada de fragmentación que se presume fue arrojada allí tras los disparos. Los daños en la vivienda fueron importantes, y además se constató que los intrusos habían enterrado algo en el patio, que podrían haber sido explosivos, los que no fueron detonados; se estima que quizás eran granadas de fragmentación y que una de ellas sería la que se detonó, causando gran conmoción, pero sin ocasionar heridas entre los moradores de la casa ni tampoco entre los policías de custodia allí, pero en el frente del inmueble.
Dada la alerta policial se practicaron de inmediato los procedimientos de rigor , pericias y obviamente una celera definición de líneas de investigación, y pistas, para llegar a los autores. En esa labor, que resultó fructífera, se halló incendiada, en la zona del Cementerio del Norte, la camioneta blanca utilizada para el accionar criminal; y más tarde capturaron a un hombre y a una mujer, que estarían sindicados como involucrados en el episodio. Restan ahora otras actuaciones para definir con claridad su grado de participación y obviamente llegar a él o a los ideólogos de este más que preocupante hecho de violencia propio del universo narco , ya operante en el Uruguay desde hace bastantes años.
¿Quiénes estarían detrás de este atentado y por qué?
Periodismo y autoridades gubernamentales, y la población, sabe desde hace años que la fiscal Mónica Ferrero es parte activa de la lucha contra el narcotráfico en el Uruguay, y en ese contexto profesional e institucional (siempre haciendo parte del Ministerio Público) ella tuvo entre manos importantes casos como fiscal de Crimen Organizado y como Fiscal de Estupefacientes. A saber, por ejemlo, el caso del croata al que le hallaron 2 toneladas de cocaína en un yate surto en aguas del río Santa Lucía. Ya habituada a investigaciones contra los narcos operantes en el Uruguay y en la región, tomando activa participación en la lucha contra ellos, Ferrero fue reiteradas veces amenazada de muerte, de ahí que ella estuvo bajo protección policial y además se caracterizó por tener un muy bajo perfil mediático, no siendo su costumbre exponerse en los medios de comunicación.
En ese tiempo la fiscal Ferrero recibió un mensaje de wsap en el que la amenaza fue categórica : “...de ahora en más le va a ir como usted decida... ¡Estamos un poquito enojados como ve, con la parte de narcóticos! Ya les dimos un pequeño susto para que vean que no les tenemos miedo".
La amenaza hacía estrecha referencia al atentado cometido en la base del Prado, de Narcóticos, el día 9 de mayo de 2020, al arrojarse dentro del inmueble policial, desde el exterior, en horas de la noche, una granada militar que solo causó daños materiales en vehículos estacionados en la zona del parking interior. Desde ese instante Ferrero estuvo siempre, y al parecer con más intensidad, en la mira de la narco mafia transnacional, de la que hacen parte, obviamente, criminales uruguayos.
Cabe destacar que oportunamente trascendió, sobre el atentado a la sede de Narcóticos, que el fiscal de Flagrancia Diego Pérez, hubo barajado la hipótesis de que los involucrados serían narcos locales en connubio con integrantes del Primer Comando Capital, organización criminal brasilena, que opera en el Uruguay, Paraguay y en la región, seguramente bajo vínculos con organizaciones criminales italianas , como la ‘Ndrangheta; se supo además que Pérez habría apuntado contra Sebastián Marset como autor intelectual del atentado en la sede de la Brigada de Narcóticos.
En relación al atentado cometido este domingo 28 contra Ferrero, trascendió que las dos personas detenidas integrarían una banda de narcos que en el mes de agosto, o sea no hace más de 30 días, fue desmantelada por el oportuno accionar de la Fiscalía, lo que permitió detener a varias personas e incautar un poco más de dos toneladas de cocaína ( con destino a Europa y valoradas acá en 13 millones de dólares, y en Europa, en unos 60) siendo la mayor parte ubicada enterrada en un predio rural de Punta Espinillo. Los detenidos en oportunidad del operativo, que derivó en la incautación de la cocaína, integrarían la banda de narcos conocida como Los Albín.
De hecho, este aspecto debe haber sido tomando muy en cuenta por las autoridades tras el atentado a la fiscal, para hilvanar lazos criminales y de esa forma poder rápidamente llegar a identificar a la pareja que ya está a disposición de la Fiscalía, trascendiendo además que el esquema criminal de Los Albín tendría estrechos vínculos con el esquema criminal operativo de Sebastián Marset, que como todos sabemos es un personaje del ámbito narco mafioso, hoy prófugo internacionalmente.¿Marset estará firmemente relacionado a este hecho? Todo apuntaría que quizás en algo tendria que ver. Esto solo se sabrá a ciencia cierta una vez que Marset u otros de sus pares allegados, sean capturados.
¿El por qué de este atentado último? Nos huelga decir, que la narco mafia en el mundo, apela a este tipo de procedimientos, tanto para amedrentar, como para sacar del medio a los operadores fiscales y judiciales, y en casos a funcionarios policiales honestos, o periodistas y parlamentarios también honestos, que con su trabajo no solo entorpecen los planes criminales, sino que además , con sus denuncias y un accionar de difusión intenso y convincente, pueden resultar obstáculos para sus fines, especialmente dentro la sociedad en la que se ventilan todos sus esquemas de operatividad, que lamentablemente alcanzarían , sin duda alguna, a elementos del poder dentro o fuera del sistema político e institucional.
Antimafia Dos Mil viene advirtiendo de esta situación desde hace años
Un atentado -sea de amedrentamiento o con fines letales- dirigido a un fiscal o a un juez trae bajo el brazo la autoría intelectual para materializar una venganza por un determinado procedimiento o para dar un mensaje a la institución pública (para que se abstenga de luchar contra el sismeta narcomafioso) o a la sociedad civil, reafirmando que la operatividad criminal está presente, vigente, y que tiene un cometido muy preciso: dar cumplimiento a un negocio criminal de alcances insospechados dentro de la vida democrática de un pais. Solo basta recordar el caso del Fiscal Marcelo Pecci en Paraguay, en un contexto regional, y no puedo evitar recordar al lector, que precisamente en Paraguay, la narco mafia local y transnacional ha asesinado desde 1989 a la fecha, a más de una veintena de periodistas, los que denunciaron hechos y nombres de criminales relacionados con el tráfico de marihuana, con actos de corrupción pública, y con una operatividad mafiosa con elementos criminales internacionales; uno de los periodistas caídos en su trabajo de denuncia, bajo balas asesinas, integraba nuestra redacción, tanto en sudamérica como en Italia: me refiero a Pablo Medina, que fue asesinado, junto a su asistente Antonia Almada, el 16 de octubre de 2014, en un apartado camino de Curuguaty, en la frontera con Brasil.
Desde esta redacción y en medios de comunicación , televisión y radios, y prensa, local e internacional, yo personalmente he dado siempre una advertencia y una copiosa información a la opinión pública sobre lo que viene ocurriendo en el Uruguay, desde hace ya unos 15 años como máximo , en materia de narcotráfico.
Tenemos que asumir, que estamos literalmente infiltrados por la narco mafia, operando en diferentes niveles de la vida social y democratica, e institucional, lamentablemente (recordar el caso del pasaporte de Marset; las denuncias del ex diputado Sebastián Marset y el caso de la captura y fuga (escandalosa) de Rocco Morabito, elemento de la mafia italiana, la organización ‘Ndrangheta) con el saldo inmenso de actos de corrupción, hechos de sangre y de sicariato, con la muerte de jóvenes y niños, fruto de las luchas internas en el sub mundo del narco menudeo, comandado desde centros carcelarios.
Hace pocas horas en el Uruguay, en Montevideo, su capital, a ese panorama, se sumó el episodio más temido por los gobiernos democráticos: la concreción de atentados contra la vida de operadores fiscales o judiciales. Esta vez afortunadamente, fue fallido.
Y fue un hecho extremo , literalmente; un hecho que debería prender las alarmas, no solo a nivel de gobierno, político y policial, sino además a nivel del pueblo, porque en definitiva es el pueblo quien debe tener plena conciencia -y debe ser bien informado, lo que no ocurre lamentablemente- de lo que ocurre en su país.
Mientras cerramos este trabajo periodístico, con nuestras expresiones de denuncia y de informacion, reflexivamente, seguramente en algún punto de nuestra ciudad, Montevideo o en el Interior del Uruguay, deben estarse evaluando estos mismos hechos, pero en tono criminal, en tono narco mafioso. Y obviamente, no estarán en sintonia con nosotros.
Y vaya uno a saber uno, dónde , cuándo y cómo podrá saltar su contraofensiva, dirigida tanto al sistema de la legalidad, como dirigida al periodismo libre y antimafioso; que es muy distante al periodismo showman, que hace algunos meses atrás por ejemplo, a la hora de entrevistar a Sebastián Marset, no hizo más que ser funcional a la narco mafia, olvidándose que la narco mafia (que no tiene fronteras) mató en Paraguay a periodistas libres que cumplían con su trabajo, pero bajo los parámetros de la denuncia, y no las del rating televisivo.
A partir de las cinco de la madrugada del pasado domingo, con los hechos en la casa de la Fiscal Mónica Ferrero, el Uruguay entró en una nueva y dramática página de su historia: primero, como país que combate al narcotráfico, y segundo, como país que esta siendo coptado, gradualmente, por la narco mafia y la violencia fruto de su presencia dentro de nuestra sociedad. Una realidad diametralmente opuesta a la que dió el presidente Yamandú Orsi en Nueva York, refiriéndose a un Uruguay de paz y de seguridad.
Esperemos, despues del caso Ferrero, que ciudadanos y autoridades, políticos y gobernantes, y el periodismo, estén a la altura, para cerrar filas, porque no debemos olvidar, que cuando se produce un atentado de esas características, la democracia está siendo erosionada brutalmente y a la vista de todos, porque se cree impune.
Y esa impunidad, a los narcos, se las dan algunos de los elementos del poder corrompidos; esas mentes de cuello y corbata desviadas, que los apañan y que los encubren, o peor aún, que les son cómplices para lograr la logística ideal que les deparará píngues ganancias, fruto de los embarques de cocaína que se envían recurrentemente a Europa; como quizás esté ocurriendo mismo ahora que escribo éstas líneas y usted lector, las esté leyendo.
Los sicarios, como los que atentaron a la Fiscal Ferrero, solamente son el brazo armado.; vale decir, la punta de un descomunal iceberg criminal que está entre nosotros, desatando violencias, y muerte, aunque no pudo ser en este caso. Afortunadamente.
*Foto de Portada: Subrayado