Para Facundo Florit, integrante del colectivo internacional Free Assange Wave, el documental “ha sido una herramienta muy valiosa para poder difundir esta causa a lo largo del mundo”, y al mismo tiempo, el activista que presentó la función, agradeció a sus realizadores la cesión gratuita de los derechos para que los colectivos puedan “poder informar a la gente.”
La producción audiovisual, que fue proyectada en una de las salas de Cinemateca Uruguaya el pasado lunes 29, mostró imágenes inéditas de una de las batallas legales más icónicas por la libertad de prensa en el mundo.
Clara López Rubio, es argentina, historiadora de cine y licenciada en dirección por la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín y junto a Juan Pancorbo, director de cine en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín; decidieron hacer este ejemplar material audiovisual donde diversos escenarios se mezclan: La embajada de Ecuador, la oficina ejecutiva de Rafael Correa, el despacho legal de Baltazar Garzón, o las oficinas de la ONU. En estos lugares se dirimieron los fundamentos para poder llegar a buen puerto en la decisión extraordinaria de liberación de un ícono del periodismo de investigación.
El rumbo que tomó el caso Assange fue tanto inesperado como aún inconcluso: “En estos momentos, estos grupos (por los que se ocuparon por la liberación de Assange), junto a amnistía internacional, están tratando de retomar el tema para que se lo indulte a Assange y termine siendo declarado inocente.”, afirmó Florit, ya con un Assange fuera de prisión, pero con una polémica entre líneas que se centra en el enigmático acuerdo firmado con el gobierno norteamericano para poder finalmente ser liberado.
Según el presentador “La liberación de Julián Assange fue una gran alegría.” Pero su salida de prisión no fue gratis y “se vio forzado a firmar una confesión de espionaje”, luego de pasar varios años de reclusión sin poder ver la luz del sol.
Para Gabriela Pereyra fundadora de Free Assange Uruguay, el australiano “se vio en la obligación para consigo mismo, para con su familia, de aprovechar esta oportunidad que no se sabe bien porque sucedió”. Es un suceso legal inédito donde “175 años de cárcel lo transformaron en 62 meses de condena, que ya cumplió por supuesto, pidiéndole que si se reconocía un cargo salía en libertad.”, dijo la activista.
Pereyra expresó que el acuerdo firmado por Assange “es algo que ningún ser humano puede rechazar, dada las condiciones en las que estaba desde hace tantos años.” Según la opinión de la activista, abogada penalista y periodista “nadie puede rechazar este trato, es incuestionable. El acuerdo que hicieron no lo vamos a saber nosotros, por el momento por lo menos. Lo que sigue ahora es demostrar que ese cargo tampoco correspondía, en absoluto”.
Cuando consultamos a la abogada penalista sobre como continuar la lucha luego del caso Assange, nos dijo: “Está difícil porque los periodistas de investigación están en riesgo en todas partes del mundo, también acá en el Uruguay. No tiene que ver solo con la cuestión de Assange, no nace de la cuestión de Assange, lo de Assange trajo a la luz una situación que ya existía, y por el temperamento de él eso se hizo más claro.”
Un documental de lo más actual
A pesar de haber sido realizado en 2017, Hacking Justice mantiene vigentes los interrogantes y reflexiones que fueron planteados, como la persecución a periodistas, sin mirar fronteras, y la laxitud de los sistemas de justicia. El documental muestra al fundador de Wikileaks refugiándose en la Embajada de Ecuador en Londres, en escenas íntimas y dramáticas. Por otro lado, focaliza en los artilugios judiciales utilizados por la fiscalía sueca que lo acusó de cometer un delito sexual, en medio de la construcción del proceso legal para extraditarlo hacia Norteamérica. Paralelamente, el juez Baltasar Garzón, que fue expulsado de la magistratura española, y según sus defensores por un complot contra él, pasa a formar parte como abogado del equipo legal internacional de defensa de Assange. El caso de una profunda y declarada importancia política, toma relevancia mundial, y unifica la responsabilidad periodística, la tortura, el abuso de poder y la libertad de prensa en una sola causa.
Con imágenes en primer plano de los involucrados, durante tres años de estrategias legales, donde un ex juez con su equipo se fusionan en un trabajo mancomunado junto a uno de los símbolos más famosos de la historia del periodismo.
Además, el documental no deja solo el protagonismo en manos de Garzón y Assange, sino que recorre los pormenores de los valiosos colaboradores que estuvieron detrás del caso y la causa. La abogada australiana Jen Robbinson, que se la vio en el avión junto a Assange tras su liberación, Sarah Harrison, también periodista británica, investigadora legal y editora de WikiLeaks, que recorrió el cuadrilátero, además, junto a Edward Snowden, y la abogada y especialista en ddhh guatemalteca Renata Ávila.
A riesgo de Spoiler, si bien el documental finaliza cuando Assange, es sacado de la Embajada de Ecuador y lo meten en la cárcel de máxima seguridad en Bellmarsh donde pasó cinco años, sus imágenes valen la pena, porque anticipan un posible fatal destino de cualquier periodista de investigación en el mundo.
Ya hace más de 40 días que Julián Assange fue liberado afortunadamente, pero las interrogantes siguen estando en el tintero y las victimas siguen llenando las páginas inexistentes de la prensa hegemónica.
*Foto de Portada y restante : Antimafia Dos Mil