El misionero en sus 60 años de sacerdocio: "Recuerdo cuando Spadolini y Andreotti le pidieron al Papa que me despida"
"Un día, en quinto grado, vino un misionero comboniano a contarnos su actividad y preguntó si alguien quería pasar su vida así. Levanté la mano. Todos quedaron asombrados". El padre Alex Zanotelli recordó este episodio durante una reciente entrevista con el diario La Stampa. El misionero comboniano, nacido en 1938 en Livo, en Trentino Alto Adigio, celebra 60 años de sacerdocio haciendo un recorrido por toda su vida, en particular su camino misionero. Zanotelli también ha trabajado en Sudán y Kenia, siempre centrándose en las periferias, los menos afortunados y los marginados. En 1978 fue nombrado director de la revista Nigrizia en Verona, donde denunció la política italiana en África y el tráfico de armas. Es famoso su editorial de 1986, titulado "El rostro italiano del hambre africana", que despertó la ira de una parte considerable de la política italiana. "Empecé a examinar la política italiana hacia África, la cooperación y el tráfico de armas. En dicho editorial de enero de 1986, titulado "El rostro italiano del hambre africana", atacaba la ley propuesta por los socialistas y radicales sobre el hambre en el mundo. Critiqué el repentino interés de los políticos italianos por el hambre en África, sugiriendo -subrayó Zanotelli- que estaba motivado por el hambre de dinero destinado a África. Este artículo causó revuelo, involucrando nombres como Craxi y Piccoli. Luego fundé la asociación 'Bienaventurados los constructores de paz', exortando a la objeción fiscal contra el gasto militar. Surgieron feroces controversias sobre mí. Spadolini y Andreotti, con sus influencias en el Vaticano, presionaron al Papa Wojtyla. Juan Pablo II, a su vez, presionó al cardenal de Propaganda Fide, Jozef Tomko, quien pidió a mis superiores que me presionaran para que abandonara mi cargo".
La experiencia en Kenia
El padre Zanotelli vivió durante 12 años en Korogocho, un vasto asentamiento urbano precario y ruinoso situado en Nairobi, cerca del vertedero más grande del mundo. En estrecho contacto con la pobreza y el sufrimiento, el misionero comboniano comprendió plenamente el verdadero significado del Evangelio. Habló de cómo los pobres del barrio pobre, a pesar de las condiciones extremas, nunca pierden la esperanza, circunstancia que influyó profundamente en su fe. "Viví durante 12 años en una choza entre los barrios marginales de Korogocho, a pocos metros del vertedero más grande del mundo. Allí comprendí el verdadero significado del Evangelio. El último día, un grupo de personas insistió en que no me fuera sin una oración 'sobre mí'. Duró tres horas. Finalmente uno de ellos me invitó a arrodillarme. 'Pon tus manos sobre él'. Sentí cientos de manos en mi cabeza". El infierno de Korogocho representó una prueba difícil de superar para el padre Zanotelli. El hambre, la sed y enfermedades como el SIDA llevaron al misionero a afrontar una profunda crisis interna, al punto de preguntarse: "¿pero dónde está Dios?". En particular, "me impactó Florencia -dijo Zanotelli-, una chica de 17 años. Una noche estaba junto a su cama: padecía terriblemente de SIDA, estaba llena de llagas. Sin embargo, en su lecho de muerte oró con una luminosidad impresionante. Le pregunté: ¿quién es Dios para ti? Ella respondió: 'Dios es una madre'". Luego, cuando se le preguntó si alguna vez se había arrepentido de ser sacerdote, el conocido misionero respondió: "El sacerdocio se convierte a menudo en un poder peligroso, pero la misión salvó mi sacerdocio, transformándolo en un servicio radicalmente dedicado a los excluidos de la Tierra".
El padre Zanotelli hoy
Actualmente, el padre Alex Zanotelli vive en Nápoles, en el corazón del Rione Sanità. "Vivo en una casita construida en el campanario"; desde aquí el misionero comboniano continúa poniendo en práctica su compromiso con los necesitados, dirigiendo también la revista Mosaico di pace por invitación de Don Tonino Bello. El padre Zanotelli confesó que no se arrepiente, ni siquiera de no haber sido nunca padre. Es como si hubiera tenido muchos hijos: "La mía -precisó- fue una paternidad espiritual hacia los pequeños olvidados entre las chozas de Korogocho".
*Foto de Portada: © Imagoeconomica