Sepe, que ocupó de 2001 a 2006 el cargo de prefecto de la poderosa congregación de la Evangelización de los Pueblos, mejor conocida como Propaganda Fide, se ganó el apelativo de "empresario de Dios".
La congregación es propietaria de unos 2.000 apartamentos en Roma que, según datos oficiales de 2009, rentaron al Vaticano 56 millones de euros en alquileres, en general asignados a influyentes personalidades del mundo de la política italiana.
"He actuado siempre con gran transparencia", se defendió el lunes el cardenal, indagado por sus relaciones con la gigantesca red de favores y prebendas millonarias a cambio de contratos para obras públicas en Italia. Según los expertos, la reacción oficial del Vaticano se limita a manifestar "estima" y "solidaridad" a Sepe y deja entender que, como en el caso de los curas pedófilos, las autoridades eclesiásticas van a autorizar que la justicia ordinaria siga su curso.
Una reacción que contrasta con la de los años ochenta cuando estalló el escándalo por las responsabilidades del banco del Vaticano, el Instituto para las de Obras Religiosas (IOR), por la quiebra del Banco Ambrosiano y la jerarquía de la Iglesia se volcó a proteger al cardenal estadounidense Paul Marcinkus, confinado en las pocas hectáreas de la Ciudad del Vaticano.
Sepe reside actualmente en la sureña Nápoles y fue trasladado del cargo en el 2006 por voluntad del recién elegido pontífice alemán. Sepe, que como cardenal goza de inmunidad diplomática, según el Concordato entre Italia y el Vaticano, anunció el domingo que colaborará con la justicia italiana, por lo que podría ser interrogado en las próximas semanas por los fiscales de Perugia.
Fuentes judiciales italianas sostienen que los fiscales están estudiando si es el caso de solicitar una rogatoria internacional para interrogarlo, pese a que tradicionalmente el Vaticano no acepta.
El Vaticano precisó que Sepe colaborará dentro de "los límites que marca el Concordato", lo que significa, según fuentes de prensa, que en caso de que sea condenado podría acogerse al fuero diplomático.
El prelado, que goza de una alta popularidad en su ciudad, está siendo indagado por "corrupción continuada y agravada" junto con el ex ministro de Transportes de Silvio Berlusconi durante 2001 al 2006, Pietro Lunardi.
La magistratura investiga la venta en el 2005 de un palacio del Vaticano de 960 metros cuadrados en la céntrica Via dei Prefetti al ministro Lunardi a un precio menor al valor de mercado (4,1 millones de euros, unos 5 millones de dólares). Los fiscales sospechan que Sepe recibió por ese "favor" la suma de 2,5 millones de euros para financiar un proyecto de restauración de los museos vaticanos jamás realizado.
"Quedaron marcados por los escándalos de pedofilia y decidieron tener una actitud clara y transparente en todos los campos", sostiene el vaticanista Bruno Bartoloni, al resaltar la línea de "tolerancia cero" frente a los abusos cometidos en este mundo.
Jueves 24 de Junio
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