De ahí la furia con la que EE.UU ha condenado por “incendiario” y “profundamente ofensivo” el violento sermón que Ovadia pronunció el sábado deseando la muerte de todos los palestinos. Y es que, a pocos días de que Barak Obama reúna el jueves en Washington a las partes para iniciar unas negociaciones directas de paz suspendidas hace 20 meses ya de por sí frágiles y forzadas, cunde el temor a que cualquier tropiezo pueda conducir al descarrilamiento.  
Las palabras del religioso eran difundidas por Israel Radio. “Que todos los malvados que odian a Israel, como Abu Mazen –decía, en referencia al presidente palestino, Mahmmud Abbás- y todos los palestinos desaparezcan de la Tierra, que la peste les azote”. Desde las filas de la OLP, la reacción no se hacía esperar, y acusaban al rabino de “incitación al genocidio”, mientras el negociador jefe palestino, Saeb Erekat, ha denunciado que se trata de un llamamiento al asesinato. Con la misma rapidez, el primer ministro judío se distanciaba de la inoportuna proclama de Ovadia aclarando mediante comunicación oficial que el polémico sermón “no representa las posturas” del Ejecutivo Israelí, ni de su jefe.  
Tachado como un “viejo bobo”, -expresión del diputado Yosep Lapid-, señalado por otros por sus “problemas de senilidad”, -como apuntó el rabino Daniel Goldman-, el maestro Ovadia Yosef es conocido por sus despreciativos comentarios contra los árabes, los liberales, los judíos seculares, las mujeres y los gays. Sus mensajes son axioma para sus miles de seguidores. Ayer, uno de ellos, el parlamentario Nissim Zeev, intentaba justificar que, en realidad, lo único que había hecho el sábado era citar al Talmud en su aspiración de que Dios haga desaparecer a los enemigos de Israel a favor de la paz.  
Pero alegar senilidad o descontextualización no sirve en estos momentos. Cuando se trata de avanzar en el relanzamiento del diálogo de paz, “es importante que las acciones en ambos lados ayuden a progresar en nuestros esfuerzos, no a dificultarlos”, advertía ayer la Casa Blanca. Los obstáculos ya son de por sí imponentes, empezando por la cuestión de los asentamientos, que amenazará el recién nacido proceso el próximo día 26 de septiembre, fecha en que expira la moratoria a la construcción declarada en 2009 por Netanyahu. Abbás ya ha anunciado que se retirará del diálogo si las obras en las colonias se reanuda. No menor es el abismo que, a horas de la ceremonia de Washington, separa todavía a las partes en relación al punto de partida de las negociaciones: el palestino ha dicho que no partirá de cero, que deben respetarse los acuerdos adquiridos anteriormente. El israelí no quiere ni oír hablar de “precondiciones”.  
La cita comenzará el miércoles por la noche con un primer encuentro a cenar al que asistirán Obama, Netanyahu y Abbás junto al presidente egipcio, Honi Mubarak y el rey jordano.    
LAURA L. CARO / CORRESPONSAL EN JERUSALÉN  
Día 31/08/2010 - 11.20h  
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