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Fuentes del hospital Panti Nugroho, de Yogyakarta, confirmaron que habían recibido a 13 personas con heridas, pero ninguna víctima mortal.
Un periodista que se encontraba en el área informó de que vio al menos veinte personas con quemaduras de diversa consideración causadas por al ceniza incandescente.
Entrada la noche en Java, militares, agentes policiales y funcionarios civiles cubiertos con mascarilla blanca continuaban con el traslado de evacuados, en camiones del Ejército y furgonetas, a lugares seguros, según las imágenes de la cadena Metro TV.
Un indonesio llevaba cargado a hombros a una persona al lado de los vehículos que se alejaban por carretera del volcán, sin que se pudiera ver si la persona estaba herida o cansada.
Fuentes de la Cruz Roja Indonesia indicaron que han distribuido mantas, plásticos y tiendas en los centros de acogida que se han establecido en la región del volcán.
El Gobierno comenzó el lunes a evacuar unas 40.000 personas para establecer un radio de seguridad de diez kilómetros en torno al cráter de la montaña, de 2.914 kilómetros de altura sobre el nivel del mar.
Los vulcanólogos habían advertido de que la presión en el interior del volcán había alcanzado un nivel peligroso y que se produciría una gran explosión si no se liberaba de forma gradual.
Los servicios de rescate tienen como prioridad a niños, mujeres y ancianos, pero también les preocupan los campesinos que se resisten a abandonar sus cultivos.
A lo largo del fin de semana, la actividad del Merapi fue en aumento hasta superar las 500 explosiones diarias y casi 200 pequeñas erupciones de lava por jornada.
Hace cuatro años, cuando el Merapi estalló por última vez, se produjeron dos muertos, un terremoto y una nube de ceniza incandescente y gas que envolvió la ciudad de Yogyakarta.
Indonesia se asienta sobre el llamado 'Anillo de Fuego del Pacífico', una zona de gran actividad sísmica, y al menos 129 de sus más de 400 volcanes están activos.