Aunque todavía es pronto para saber si habrá una nueva recesión en las principales economías desarrolladas, sí hay certeza de que, aun si se lograra evitar, la recuperación será lenta y modesta. ¿Cómo afectará a la economía costarricense? Eso es lo que nos inquieta.
En el primer trimestre de este año la economía de los EE. UU. creció un robusto 4,8% (anualizado). El rostro de las autoridades gubernamentales se iluminó, pero el regocijo duró poco. Las cifras preliminares de expansión del PIB para el segundo trimestre lo ubican en apenas un 2,4%. Sin embargo, según los expertos, es muy posible que en la revisión de rigor se reduzca a poco más de un 1% (anualizado), y las perspectivas para el resto del año tampoco son halagüeñas. Será un crecimiento insuficiente para reducir las cifras del desempleo en ese país y muy bajo para revigorizar las economías del resto del mundo. El Fondo Monetario Internacional fijó hace algunos meses el crecimiento de EE. UU en 3,1% en 2010 y para la Unión Europea en 1%, pero el Banco Mundial los redujo recientemente a 2,5% y 0,7%, respectivamente. Las cifras finales quizás serán más adversas.
La producción americana se había logrado reactivar a principios de año gracias a los paquetes de ayuda oficial a las empresas y consumidores, que canalizaron recursos multimillonarios del Tesoro y la Reserva Federal (FED) a distintos sectores productivos, incluyendo bancos, aseguradoras y productoras de automóviles, y también a los consumidores. Pero los estímulos en su mayoría han caducado sin que la economía dé muestras de crecimiento vigoroso y sostenido. Por el contrario, el índice de la industria manufacturera que calcula la oficina de la FED en Filadelfia reveló la semana pasada una inesperada caída, de 5,1 a -7,7, seguida de nuevas cifras de reclamos por desempleo, que aumentaron en 500.000 el mes anterior. Y, aunque el desempleo permaneció en un 9,5%, la información recabada es que la fuerza laboral disponible decayó ante la frustración de miles de trabajadores por no encontrar trabajo.
Deterioro. Para complicar las cosas, los patronos han optado por pagar horas extras a sus trabajadores en vez de contratar a nuevos empleados, ante la incertidumbre de las ventas totales. En Estados Unidos, los gastos de consumo (provenientes del ingreso de los trabajadores) representan más de un 70% del PIB. Y si hay mucho desempleo, el gasto también se comprime. Además, los americanos han variado sus patrones de conducta. Antes, se endeudaban copiosamente en los bancos para adquirir bienes duraderos, cargaban sus tarjetas de crédito al máximo, e invertían sus ahorros en las bolsas de valores antes del boom; hoy, la frugalidad, incertidumbre y el ahorro se imponen. En consecuencia, se ha desarrollado un círculo vicioso. El consumo es bajo por el desempleo y la mayor propensión al ahorro, a pesar de las bajas tasas de interés. Y las empresas no contratan nuevos trabajadores por su frugalidad al consumir. El Gobierno tampoco tiene mucha capacidad de aumentar la planilla, pues el déficit fiscal ronda el 9% del PIB.
Las bolsas de valores, cuyas cotizaciones traen a valor presente las futuras utilidades de las empresas, reflejan esta nueva etapa de incertidumbre. El Dow Jones, por ejemplo, había repuntado a principios del año hasta los 11.000 puntos –cifra simbólica asociada a los períodos de recuperación (bull market)– cerró en apenas 10.213 puntos la semana anterior, dando claras señales de que las cosas todavía no van bien. Y esa pobre evolución ha hecho que los inversionistas se refugien de nuevo en títulos más seguros, como al inicio de la crisis, incluyendo bonos del Tesoro a 10 y 30 años cuyos rendimiento han bajado por el alza en sus precios en respuesta a la mayor demanda (el rendimiento de un título es inversamente proporcional a su precio de mercado). La reciente caída en los precios del petróleo, a $73 por barril, también es señal de las pobres expectativas de crecimiento.
En respuesta al advenimiento de las cifras negativas y el impacto de la confianza del consumidor, que también ha mermado, el presidente de la Junta Directiva de la FED, Ben Bernanke, declaró la semana pasada que utilizaría los fondos disponibles de las redenciones de títulos en su haber para adquirir bonos del Tesoro, en vez de absorber liquidez como se tenía pensado. Es, en el fondo, una nueva escalada de ayuda a la economía, aunque de dudosos efectos. Pero lleva implícito el mensaje de que la ansiada recuperación aún no llega. También anunció que las bajas tasas de interés de sus títulos de corto plazo, actualmente entre 0 y 0,25%, se mantendrán inalterados todo el resto de este año, y quizás una buena parte del 2011. El Banco Central alemán dio declaraciones en similar sentido, lo cual implica que la economía europea tampoco da muestras de una pronta recuperación. El euro ha vuelto a caer de nuevo frente al dólar (1,27)
Repercusiones. Así las cosas, y dada la alta correlación existente entre el crecimiento del PIB en Europa y los EE. UU. y la expansión de la economía costarricense, no vemos muchas posibilidades de una recuperación elevada en nuestro suelo. Al contrario, parece más bien que el motor de la producción costarricense (exportaciones, turismo) tenderá a ser moderado. Así lo revelan las últimas cifras del índice mensual de actividad económica (INAE) que calcula el banco Central, a pesar del repunte en las exportaciones que dimos a conocer la semana pasada.
Por otra parte, tampoco se puede descansar enteramente en el pequeño mercado interno como fuente de crecimiento de la producción y generación de empleo, por el peligro de un recalentamiento y nuevas presiones inflacionarias, que tanto ha costado reducir. El Estado no es capaz de aumentar la planilla pues el déficit fiscal no se lo permite.
En el Gobierno anterior, no se previó a tiempo el advenimiento de la crisis y no se preparó suficientemente al país para enfrentarla. El Plan Escudo fue insuficiente, por decir lo menos. Ahora, ante las nuevas dificultades enfrentadas en la economía mundial, resulta indispensable que el equipo de Gobierno de doña Laura Chinchilla haga un alto en el camino y elabore un plan coherente para enfrentar los nuevos retos y enrumbar el país en una senda de crecimiento elevado y sostenido.
22/08/2010

http://www.nacion.com/2010-08-23/Opinion/Editorial/Opinion2493514.aspx