Jueves 28 Marzo 2024
desde Ginebra llega un informe escalofriante: 17,6 millones de armas ligeras, el 57% de las cuales son ilegales, están en manos privadas.
El informe, publicado por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (HEID), la ONG brasileña Viva Río y el Instituto de Estudios de Religión (ISER), preocupa aún más a las autoridades brasileñas porque la entidad Small Arms Survey, que depende del HEID, ya publicó en 2007 otro estudio en el que el número de dichas armas era de 15 millones, lo que supone un aumento de casi tres millones en los últimos tres años.
La mayoría de esas armas -pistolas, revólveres y armas ligeras- se encuentran en manos de compañías privadas o de individuos particulares, así como en poder del mundo del tráfico de drogas y de la delincuencia en general y comúnmente concentradas en los grandes centros urbanos.
Según ese informe, Brasil es el segundo mayor productor de armas de Occidente, y advierte que "las armas de fuego usadas por el crimen organizado son sobre todo de producción nacional", aunque en manos de los narcotraficantes la policía encuentra siempre armas sofisticadas y del Ejército importadas del extranjero.
Seguridad y violencia ciudadana
El tema de la seguridad ha sido, en efecto, uno de los más polémicos durante el debate electoral de la noche del domingo entre los candidatos Dilma Rousseff (del Partido de los Trabajadores, PT) y José Serra (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB). Este último polemizó con su contrincante Rousseff acusando al Gobierno de Lula de haber dejado que se agravase el tema de la violencia ciudadana, que se cobra cada año 45.000 víctimas, la mayoría entre jóvenes, con un índice de homicidios de 22 por 100.000 habitantes, uno de los más altos del continente.
Serra cuenta con resultados positivos en São Paulo -el Estado del que fue gobernador y que cuenta con 30 millones de electores-, donde los homicidios han disminuido un 60% en los últimos años y los índices son los más bajos del país. Ha prometido, si llega a la presidencia, la creación de un ministerio nuevo que se encargará del tema de la seguridad nacional, uno de los asuntos que al Gobierno de Lula se le quedaron en el tintero. Según Serra, se trata de un problema tan grave y generalizado en toda la nación, que sólo puede ser resuelto a nivel federal.
El tema de la seguridad y de la proliferación de armas en manos privadas y del crimen organizado está, según el candidato de la oposición, estrechamente ligado al de la droga, que no se produce en Brasil y que llega fundamentalmente de Bolivia. El propio presidente boliviano, Evo Morales, acaba de admitir que parte de la droga producida en su país va a parar a manos de los traficantes.
Un arma por cada diez habitantes
Brasil había rechazado en 2005, con el 58% de los votos frente al 32%, el referéndum que proponía la prohibición de tenencia de armas de fuego a los particulares. Anteriormente, en 2003, fue aprobado por el Gobierno el Estatuto del Desarme, que provocó la entrega espontánea de 450.000 armas de ciudadanos que fueron quemadas en hogueras públicas.
El resultado negativo del referéndum enfrió el tema del desarme voluntario, y desde entonces el país se ha armado de nuevo. Se calcula que existe un arma por cada 10 habitantes. Brasil, que cuenta con un 2,8% de la población mundial, es responsable del 15% de las muertes violentas en el mundo. En ningún otro país mueren más personas por armas de fuego.