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"Sería una planta nuclear, con fines pacíficos, para producir energía y exportarla, no estamos hablando de bombas atómicas", dijo Morales. "Si los países vecinos como Chile, Argentina y Brasil tienen, ¿Por qué nosotros no".
"Yo sueño, ayúdenme a soñar", señaló Morales en rueda de prensa desde la ciudad central de Cochabamba.
"Trabajaremos conjuntamente en Bolivia (con Irán) y tenemos derecho. Nadie nos va a privar de eso, porque no vamos a atentar contra la vida", agregó. "Si tenemos materia prima, tenemos todo para tener este tipo de energía para exportarla, y si lo hacemos, habrá más divisas, recursos. Por eso me siento muy contento que nos cooperen".
Ahmadinejad estuvo dos veces en Bolivia y ofreció cooperación a Morales en varios sectores por 1.000 millones de dólares, que incluye la posible exploración de reservas de uranio.
Morles acaba de regresar de su segunda visita a Irán, donde estuvo tres días en reuniones con Ahmadinejad.
Ambos firmaron "una carta de entendimiento para la fabricación de baterías de litio en Bolivia y no fuera. Esa la política", dijo Morales.
Explicó que no se trata de un contrato, y que si hay empresas interesadas en la fabricación de las baterías serán "bienvenidas como socias".
Morales dijo que no hubo empresas transnacionales interesadas en industrializar el litio en territorio boliviano, y que expertos bolivianos han desarrollado la capacidad de obtener el carbonato de litio.
"Para empezar la segunda fase el próximo año, en lo que no tenemos experiencia en cómo transformar carbonato de litio a batería de litio. Para eso necesitamos socios", dijo Morales.
El servicio geológico de Estados Unidos estimó que Bolivia posee la mitad de las reservas mundiales del metal, en el desierto salino llamado salar de Uyuni en la región sureña de Potosí.
Con esas reservas, dijo Morales, el litio boliviano podría abastecer la demanda mundial por 5.000 años.