Viernes 29 Marzo 2024

napolitano-g-testimone-processo LA NOCHE DE LA REPÚBLICA

Por Giorgio Bongiovanni
 
En memoria de la histórica serie televisiva sobre los años de plomo, escrita y producida para la RAI por el gran periodista Sergio Zavoli. Ahora parecería que una nueva noche de la República qusiera descender sobre la lucha en contra de la mafia.
En nuestro hermoso país no solo rige el dogma de la fe católica, que le otorga al Santo Padre la infalibilidad y la inmunidad espiritual (que nosotros no compartimos). De hecho hemos “descubierto” que tenemos un Parlamento y un Senado para nada laicos, tendientes a una línea religiosa extremista. Que tenemos una política y una prensa postradas a los pies de un Presidente de la República que se encuentra por encima de los más grandes reyes intocables, casi como un Papa. Papa Giorgio, justamente.
¿Cómo puede ser que asistamos a un ataque desenfrenado en contra de cualquier decisión u opinión de la Fiscalía de Palermo que ose tocar a Napolitano? Por el contrario los partidos políticos tendrían que gritar frente al escándalo que significa que un Presidente de la República pida la destrucción de las grabaciones de sus conversaciones con Nicola Mancino, en las que probablemente no hablaba muy bien de algún que otro Fiscal de la Fiscalía de Palermo.
Tendrían que protestar en voz alta, dado que todavía Napolitano no explica porqué el asesor Loris D’Ambrosio, poco antes de morir, consideró oportuno enviarle al Jefe de Estado una carta con un sabor casi a testamento, en el que se quejaba “por haber sido considerado solo un ingenuo y útil escribano para servir de escudo para pactos impronunciables”.
Con la esperanza de que finalmente Napolitano rinda cuentas de ello a los Fiscales de Palermo, no se puede hacer como si nada  frente a las reacciones de quienes gritan que sí es un escándalo, pero lo hacen en cuanto al pedido de admisión, de los jefes mafiosos Totò Riina y Leoluca Bagarella – imputados en el proceso judicial sobre la negociación – en la audiencia del 28 de Octubre en la que Napolitano ha sido llamado a declarar. “Golpe de efecto teatral incomprensible y dañino” (Pino Pisicchio, grupo Mixto de la Cámara); “País en declive, al revés, sin reglas ni buen sentido” (Manuela Repetti, FI); “Esta vez se pasó la señal” (Roberto Speranza, PD); “Opinión que asombra y que no me explico” (Anna Finocchiaro, PD); “Incomprensible” (Luigi Zanda, PD); “Grave caída de estilo” (Federico Gelli y Ernesto Magorno, PD); “Consideraciones inescrutables” (Gaetano Quagliariello, NCD); “Auténtica provocación” (Fabrizio Cicchitto, NCD).
Aquí el escándalo es que el PD (Partido Democrático), hoy felpudo de Berlusconi, en la época en la que Francesco Cossiga fuera Presidente de la República – cuando todavía pertenecía al PDS – pidió, y casi obtuvo, el ‘impeachment’ (la acusación constitucional) por mucho, mucho menos (era 1991 y Cossiga había sido acusado de atentado a la Constitución por haber intentado interferir ilegalmente en las actividades de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial). En cambio nadie, ni siquiera del PD, movió un solo dedo ante un Jefe del Estado que parece que tiene toda la intención de no apoyar la búsqueda de la verdad sobre el pacto entre Estado y mafia en los años ’92-’93, que costó 21 muertos (entre los cuales Giovanni Falcone y Paolo Borsellino) y 117 heridos. Que no ha pronunciado ni una sola palabra sobre las amenazas de muerte recibidas por el Fiscal Nino Di Matteo lanzadas por Totò Riina. Pero cuando se trata de Napolitano, como se sabe, la única ley que vale es el dogma de su  calidad de intocable. Y nuestra República, en esto, no tiene nada que envidiarle al Estado del Vaticano.
Cuando el Presidente del Senado Pietro Grasso fue llamado a declarar renunció a su derecho de ser interrogado en su lugar y se presentó ante las puertas del Tribunal de Palermo para responder a las preguntas de los Fiscales y de los abogados. Hágalo usted también, Presidente Napolitano. Sería un buen ejemplo para toda Italia y así evitaría que se le describa como el garante de la negociación Estado-mafia.
8 de Octubre de 2014