Jueves 18 Abril 2024
El reclamo de la Comisión por un Canelones Libre de Soja Transgénica y en Defensa del Agua

Por Sofía Aquino-27 de junio de 2022

La Coordinación por el Agua, viene llevando adelante una lucha conjunta con más de 30 organizaciones de todo el país, con varios puntos de reclamo. Pero la principal lucha que los nuclea en este momento es contra la privatización del agua. El proyecto Neptuno, que se pretende instalar en Arazatí, región costera en el departamento de San José, representa un escollo ambiental, pero también jurídico, por la violación al mandato constitucional.

Con este reclamo, decenas de personas se acercaron al acto protocolar del 19 de junio, donde se recuerda el natalicio de José Artigas allá en Sauce, frente a la casa en donde vivía el caudillo de estas tierras. A las 11 de la mañana, eran varias las pancartas que se leían y el tumulto de gente que aprovechaba la ocasión para que las autoridades, cara a cara, leyeran de primera mano las denuncias de las y los vecinos, de las y los ciudadanos.

La Comisión por un Canelones libre de Soja Transgénica y en Defensa del Agua, se manifestó también en la Plaza Artigas. Sus reclamos tienen que ver con que existiendo una ley, que dice que once partes de Canelones no pueden plantar soja transgénica, se sigue incumpliendo. La Comisión ve una clara afectación a la salud de la gente de la zona en hechos concretos como el aumento de los casos de cáncer y alergias, pero también se reclama que no se están haciendo estudios para determinar las causantes de esas enfermedades.

Desde 2019 los integrantes de la agrupación vienen reclamando el incumplimiento de la legislación, pero no han obtenido respuestas de las autoridades. Y a pesar de que van tres años de intentos y varias denuncias, vi la esperanza en los ojos de los compañeros, que me transmitieron la certeza de que no se van a cansar. Para ellos estar ahí, ver que llega gente de Montevideo a apoyarlos, de la Coordinación y de otras personas que se acercaron a título individual, les hizo sentir el acercamiento y el apoyo, y les dio ganas de seguir y hacer algo grande. En la nueva siembra de soja, entre setiembre y octubre, seguramente llevarán adelante actividades masivas para llamar la atención de las autoridades y de la población sobre este problema. Entienden que si somos muchos se puede generar resistencia. Están cansados, pero aun así van a seguir reclamando ser escuchados.

Fue una movilización pacífica, sin inconvenientes. Lamentablemente la prensa hegemónica no se acercó, sí la alternativa. La gente que pasaba y veía los carteles, entendía cuál era el reclamo de las agrupaciones y personas que se encontraban manifestando, y estaban en su mayoría enterados de la situación. Sentí de recordarle a toda esa gente que el territorio se milita y se cuida desde allí, porque sentirse parte de estar en un lugar que es histórico también implica cuidarlo y luchar por él.

En el lugar entrevistamos al activista e integrante de la Comisión por un Canelones Libre de Soja Transgénica y en Defensa del Agua, Álvaro Jaume, quien compartió su experiencia con nosotros: “Hicimos e iniciamos en el 19 junio de 2016 una importante lucha contra el modelo sojero, contra la soja transgénica -porque es toda transgénica la soja-, y todo lo que implicaba la destrucción, tanto la contaminación ambiental, del agua, la tierra; la salud humana ni que hablar”.

“Los sojeros aterrizaron aquí cerquita de Sauce en el 2008. Se vinieron sojeros argentinos porque les había puesto un impuesto el gobierno de Cristina Fernández, entonces esas cosas de la vida hacen que aterricen a tres kilómetros de Sauce. Ahí se empezaron a vender chacras. Nadie conocía hasta ahí lo que implicaba el paquete tecnológico con el glifosato, la quema de los campos, la siembra directa, que son necesarios para que puedas plantar la semilla transgénica”.

-¿Llegaron directamente con soja transgénica?

“Ellos vinieron porque sabían que en Uruguay estaban habilitadas, solo dos semillas transgénicas: la soja y el maíz, y se vinieron para acá por dos razones: primero, porque la soja transgénica estaba habilitada y segundo, porque en Uruguay la soja no paga ni un impuesto, se va a Zona Franca y ahí se exporta. Dicen que da plata para el Estado; es mentira, da plata para el sojero que vive en Uruguay. Si derrama o no, es otro verso; al Estado no le aporta nada”.

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-Uruguay ahora está en el máximo rango de exportación. ¿Lo principal es la soja?

“Unos 536 millones de dólares en mayo, número uno de exportación del Uruguay. ¿Pero qué le produce al Uruguay? Nada. Simplemente porque las empresas que venden la soja y la comercializan están en Uruguay. De esta soja transgénica en general se vende el 80% para China, para los animales, no hay industria. No es que se industrializa, se procesa, o hay aceite de soja; nada que ver. Yo estoy en la Tierra hace más de 34 años. Existen la uva, la viña, la lechería, la huerta; con eso no bajamos de 20 a 100 trabajadores cada mil hectáreas. ¿Sabes cuántas personas insume la soja? Tres. Es todo máquina, que suplanta el trabajo humano, contamina y destruye todo. No aporta impuestos al Estado, no sirve como alimento, no se industrializa. Conclusión, es un negocio lamentable que nos destruye todo”.

Consultado sobre las conquistas del colectivo contra la soja transgénica, contestó: “En 2016 empezamos esta lucha. Logramos que este sea, creo, el único lugar de toda América Latina donde está prohibido plantar soja transgénica. Esto es en la zona uno del departamento de Canelones, que está dividido en cinco zonas productivas, y la zona uno que es la más poblada. Son 12 municipios que tienen más de 100.000 habitantes en total. En esa zona se prohibió la plantación de soja. En Sauce ni qué hablar, Sin embargo, ¿podes creer que siguen estos tipos (plantando)? Porque, además, el sojero no es un chacrero común, un pequeño (productor)”.

“Son multinacionales o grandes empresarios como Fernández, el (dueño) de Calprica. Y a esos tipos la ley no les importa, avasallan. Hasta ahora tenemos la ley a nuestro favor, está reglamentada, y sin embargo siguen plantando. O sea, nos espera una lucha grande que es lograr concretar esa conquista, porque ahora nadie te dice que no tenés razón, estamos amparados. Pero bueno”.

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-¿Han tomado alguna medida a nivel de la justicia, o ejecutado denuncias?

“Sí, a nivel de la justicia, lo que hicimos nosotros fue solicitar el recurso amparo, que nunca lo habilitaron. Después hicimos la denuncia en la INDDHH, hicimos una marcha el 5 de junio de 2019 antes de la pandemia. Llegamos al INDDHH, y fue impresionante, porque el 10 de setiembre del 2019, el INDDHH falla a favor nuestro, da respaldo al sentido de nuestra lucha. Hay toda una resolución, por la cual se fundamenta que en amparo de la ciudadanía y en defensa de la salud, del ambiente, etc, nuestra lucha es justa. En el Ministerio hemos hecho la denuncia”. “Este año entregamos 13 denuncias de lugares donde se planta en violación de la ley, 13 denuncias, la presentamos en el INDDHH, en el Ministerio de Agricultura, Agencia Desarrollo Rural de Canelones y hasta ahora, nada”.

-¿De qué manera ustedes creen que más impacta esto, tanto en la salud como en lo social?

“Hay dos impactos muy claros. Uno es la planta potabilizadora de agua del arroyo de las Toscas que abastecía Sauce, hubo que sacarla -te estoy hablando cerca de los años 2015, 16,17-. Los cursos de agua se van contaminando todos. A medida que tirás todo ese agrotóxico, queda en la tierra. El glifosato queda hasta seis meses en la tierra. Cuando llueve, con el drenaje se va a los cursos de agua, contaminándola; todo eso con respecto al agua. Por eso nosotros somos en defensa del agua, más allá de estar contra la soja transgénica”.

“Lo otro, la salud. Desde que arrancaron con las plantaciones de soja, los casos de cáncer en Sauce se multiplicaron. Eso lo hemos vivido empíricamente. Siempre tenemos el proyecto algún día de poder hacer una investigación. No solo cáncer; han salido a la vista alergias, infecciones de piel, problemas de estómago. Toda la gente que ha soportado las fumigaciones, algo terrorífico”.

Consultado sobre la falta de estudios, Jaume respondió: “La malicia se va acostumbrando, y te van poniendo más glifosato y van poniendo peores que el glifosato, 2/4D, glufosinato de amonio, entre otros. No lo estudian porque hay intereses gigantes detrás. La Organización Mundial de la Salud, resolvió que el glifosato es categoría dos, o sea probablemente cancerígeno -esto hace cinco años-. Si la OMS hace eso, imagínate: cerrá y vamos. Lo que acá tenemos que hacer, y ojalá vayamos lográndolo de aquí a la próxima primavera, es el desafío, para ir creando entre todos conciencia, de frenar esto antes de la próxima siembra, tenemos que entrar mediante un método contundente a frenar a todos los sojeros que plantan en zonas prohibidas. Y bueno, ese es el horizonte nuestro, hoy esto es cumplir, marcar presencia, denunciar públicamente”.

“La siembra arranca en setiembre, octubre, entonces ya estamos pensando acumular fuerzas para hacer impactantes movilizaciones porque tenemos a nuestro favor la ley. Bueno, por lo menos logremos que se cumpla en este pedacito del territorio”.

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*Foto de portada y restantes: Sofía Aquino de Our Voice